TENGO un compañero de trabajo, no en este periódico sino en una fábrica de coches ubicada en Landaben, que cada año con la llegada de la primavera me espeta eso de: "Un día de estos tengo que pasarme por la carretera de la universidad para ver a las chicas paseando camino de clase". Para él, como para muchos, los primeros días de sol de la estación de las flores son como una especie de resurgimiento de la vida tras el letargo que provoca en todo y en todos el crudo y frío invierno.
Para mí, antiguo alumno de Periodismo, supone además recordar un tiempo en el que se vivía más intensa y a la vez despreocupadamente, en el que era preceptivo aprobar curso y si era posible con buenas notas, pero en el que también gran parte de nuestras energías la destinábamos a perseguir nuestros sueños de juventud: chicas, coches deportivos y motos potentes.
En ese contexto, un modelo como el probado esta semana, el nuevo Mercedes Clase A 180 CDI Automático en acabado Urban y con un precioso y espectacular color azul al que seguro que no le hacen justicia las fotos, hubiera sido el arma definitiva para conquistar a esa atractiva compañera de aula a la que le echamos el ojo desde el primer día de clase y que se nos resiste más que los números de la Primitiva.
Mi único consuelo hoy, pasados ya 30 años de aquella feliz época, es que poseo una moto de media cilindrada y que puedo conducir coches como este Clase A gracias a la gentileza del concesionario Mercedes de mi ciudad (Gazpi); porque de lo otro, perseguir churris menores de 25 años, mejor ni hablamos y directamente se lo dejamos a los más jóvenes.
Historias nostálgicas aparte, este nuevo Clase A, que ha sido mío durante todo un fin de semana, es un automóvil que responde con creces a la enorme expectación que ha suscitado desde que se mostraran sus primeras imágenes. Sinceramente, creo que es el compacto deportivo más bello, espectacular y estimulante del mercado actual, un coche con un diseño exterior impactante, sobre todo por su imponente frontal y sugerente vista lateral, y que luego termina de emocionar cuando pasamos al interior. Si los Mercedes, sobre todo los modelos más atrevidos (CLS, CL, SL, SLS, SLK, etc), son vehículos francamente atractivos visualmente, este Clase A es probablemente el que más seduzca a los conductores más jóvenes y deportivos.
FONDO Y FORMASi la forma entusiasma, el fondo termina de convencer al más escéptico. Por dentro la impresión es fabulosa. El diseño está plagado de detalles elaborados con mimo y buen juicio, con una calidad de materiales excelente y un montaje cuidado. Todo funciona a la perfección, con un tacto exquisito y delicado, que contrasta con las fuertes sensaciones que nos proporciona al volante. Acomodados en unos fantásticos asientos delanteros tipo baquet, con más espacio y mejor acceso del que se dispone en las plazas traseras, donde los talla XL lo tienen francamente complicado ya que las dimensiones generales son contenidas (4,292 metros de largura, 1,780 de anchura, 1,434 de altura y 341 litros de maletero con kit reparapinchazos), comienza la fiesta una vez giramos la llave del contacto.
Con un salpicadero y cuadro de mandos delicioso en sus formas, unas salidas de aire espectaculares, una pantalla central con toda la información deseable y bien asistidos por los dos espejos retrovisores exteriores con efecto panorámico (muy buen detalle), escogemos la modalidad de conducción: automática económica, automática sport o manual secuencial con las levas situadas tras el volante. Será nuestro estado de ánimo el que decida el ritmo a seguir, porque este Mercedes Clase A es una soberbia máquina siempre a disposición de nuestras exigencias, sean las que sean.
Sorprende el rendimiento que llega a alcanzar este motor diésel de 1.796 cc, 109 CV de 3.200 a 4.600 rpm, 250 Nm de par máximo de 1.400 a 2.800 vueltas, 10,6 segundos de 0 a 100 km/h, 190 km/h de velocidad punta y consumos de 4,8 litros en ciudad, 3,8 en carretera y 4,1 de promedio. Han leído bien, las cifras de gasto homologadas son simplemente de ensueño, como sus emisiones medias de CO2 de 109 gramos por kilómetro. Este sofisticado propulsor, silencioso, suave, progresivo en la entrega de potencia, refinado en su funcionamiento y brillante en sus prestaciones de aceleración, recuperación y velocidad, convence al más sibarita.
Y lo mejor de todo es que hay tanto chasis respaldándolo, incluso exigiéndole al máximo, que antes habremos agotado las prestaciones del 180 CDI -lo mismo da si escogemos el 200 CDI de 136 CV- que el fabuloso bastidor que incorpora este Clase A. Sus firmes suspensiones, algo secas sobre tramos rotos y reductores de velocidad, permiten afrontar unas exigencias deportivas francamente elevadas y a ritmos muy por encima de toda lógica en tráfico abierto con absoluta seguridad, confianza, precisión y placer de conducción. Su exquisita dirección, una delicia enlazando curvas de todo tipo y a cualquier velocidad, el soberbio aplomo del tren delantero y la exactitud en la trazada hacen del Clase A una joya en buenas manos. Además, frenos, asistencias electrónicas, motor y cambio completan un conjunto irreprochable. La caja automática de doble embrague y siete marchas es asimismo una delicia que roza la perfección, tanto en modo automático como deportivo y manual.
La guinda final a todo este pastel la pone el precio de 28.570 euros, con un equipamiento con todo lo exigible y exquisiteces de serie como la alerta por cansancio, la advertencia de riesgo de colisión, los sensores de presión de neumáticos, luces y lluvia, el freno de mano eléctrico, la doble salida de escape cromada, los faros bixenón o unas fabulosas llantas de aleación con neumáticos en medidas 225/45 R17. Sumado el delicioso paquete Urban por solo 340 euros y con extras como la cámara de visión trasera y el navegador, entre otros muchos elementos, la tarifa final queda en 31.600 euros, financiables con una entrada de 6.527 euros, 36 cuotas mensuales de 220 euros y un valor futuro garantizado de 16.207 euros. La tentación se hace más irresistible que nunca.