el ahorro de las familias está cayendo de forma importante alcanzando niveles desconocidos, y lo que es todavía peor, la tasa de ahorro, por un período dilatado de tiempo, continuará descendiendo.

En las décadas de los años 70 y 80 del siglo pasado con una crisis económica y social del tipo de la actual, nunca se bajó del 10% de ahorro en relación a los ingresos de las familias. En el año 2011, a nivel estatal no se ha llegado ni al 8%, superando en algunos puntos esa cifra el ahorro de las familias vascas, pero éste ha sufrido una caída de más del 25% con respecto al ahorro del año 2008. Las causas de este descenso del ahorro son fácilmente entendibles y tienen que ver lógicamente con la destrucción de empleo y el paro creciente, con la disminución y reducción de los salarios y demás retribuciones profesionales así como con la cada vez más creciente divergencia retributiva que está haciendo que el abanico salarial se vaya ampliando provocativamente, con los desembolsos por compromisos, deudas o pagos aplazados pendientes tanto por parte de los titulares o de alguno de los miembros de la unidad familiar, con los vaivenes y turbulencias de los mercados financieros, con las subidas impositivas, etc. que están ocasionado que la renta disponible nominal de los hogares se haya reducido sustancialmente. Las consecuencias de este penoso comportamiento del ahorro son muy preocupantes y fatales para el futuro de la actividad económica y el desarrollo de nuestro País. Por un lado las familias vascas se encuentran sin poder planificar el mañana con cierta tranquilidad, y ello retrae el consumo y el gasto normal, y por otro lado se alejan de los mercados.

El efecto de todo ello sobre el sector privado y sobre el sector público no es favorable, teniendo en cuenta además el grado de endeudamiento existente tanto a nivel personal como general, y que la vasca es una sociedad envejecida que va a necesitar importante cantidad de recursos para poder atender los compromisos de tipo social y asistencial.

En este entorno y en esta cruda realidad, las entidades financieras, las compañías de seguros, y demás instituciones promotoras de sistemas de previsión social, nos anuncian por estas fiestas navideñas las campañas de captación del ahorro para dicho objetivo, pudiendo canalizar el mismo bien hacia Entidades de Previsión Social Voluntaria (EPSV), como hacia planes de pensiones.

La mala evolución de los mercados financieros, acompañada además de las comisiones de gestión un tanto elevadas que vienen cargando las entidades gestoras, están ocasionando que los rendimientos netos percibidos por los socios de número y beneficiarios sean muy ajustados o negativos, con lo cual sus derechos económicos acumulados se van resintiendo o disminuyendo.

Debido a ello las nuevas aportaciones de los asociados se están canalizando hacia el tipo de planes de previsión social individuales garantizados a plazos que alcanzan hasta 8 años o más, y con rentabilidades que pueden superar el 3% anual.

Por sus características, estos Planes de Previsión Social están destinados a cubrir la obsesión por fórmulas de ahorro que conllevan liquidez y seguridad, dado que garantizan la aportación inicial más un tipo de interés concreto para un período de tiempo (si se rescatan o trasladan los derechos económicos acumulados antes del plazo no se cumple esta condición, sino que se percibe únicamente el valor liquidativo que tenga el plan de previsión social en ese momento).

Con la situación actual y futura de la Seguridad Social pública tan cuestionada y pendiente todavía de muchas mas reformas y revisiones, todas ellas con mayores exigencias y con perspectivas de menores prestaciones para los cotizantes actuales, acumular, si es posible, ahorro previsión para el momento de la jubilación o para cualquier otra contingencia que pudiera suceder, parece bueno, justo y hasta necesario a nivel personal para el ciudadano vasco.

Este nuevo ahorro a captar y el anterior existente y acumulado en las EPSV, debe de ser un instrumento del que se valga y utilice, al menos en parte, el nuevo Gobierno Vasco para activar la recuperación económica que necesita Euskadi, apoyando y ayudando a todos los que día a día siguen trabajando y luchando por mantener, mejorar, innovar y emprender en este país, y están sufriendo el colapso de la financiación por parte de las instituciones de crédito.

* Economista

Tasa de ahorro y previsión social

Ekoberri

José ramón Urrutia (*)