En un entorno económico y empresarial absolutamente globalizado, la sombrerería alavesa Alocén continúa sobreviviendo sin moverse de Vitoria. El secreto o "milagro" lo explica su actual propietario, Juan Carlos Alocén, nieto e hijo de sombrereros, que recuerda para este periódico el origen centenario de este singular comercio así como los clientes habituales que lo frecuentan. "Es curioso que me sigan pidiendo un sombrero acordándose de Bogart o Indiana Jones", rescata de su extenso catálogo de anécdotas.
Sobrevivir sin salir de Vitoria y hacerlo además con un comercio artesanal tiene su mérito. Así que no resulta extraño descubrir que Alocen es de las las pocas sombrererías que quedan en el Estado y la única, que se sepa, en Euskadi. Su actual propietario, Juan Carlos Alocén, cogió el testigo de su abuelo y de su padre a los 24 años, recién licenciado de la mili. Desde entonces, asegura al otro lado del mostrador, no ha llegado el día en que se haya arrepentido. "Más bien todo lo contario".
¿Es tiempo éste, y no el que se refiere a lo meteorológico, para vender sombreros?
Son tiempos muy duros, pero ahora parece que esto empieza a resurgir. Supongo que será también por la influencia del frío del invierno, porque en verano la cosa está muy chunga.
¿Quién se calza hoy en día un sombrero?
La gente joven, aunque no lo parezca. Gente a partir de los 30 que busca un guiño con el pasado.
¿Por qué quedan tan pocas sombrererías ya?
Porque esto es más que una carrera de fondo y aguantar todo lo que hay que aguantar es muy duro. Mucha soledad, días sin vender ni un sombrero, otros tantos sin poder cobrar...
¿Usted como sobrevive?
Porque me encanta y porque en nuestra casa tenemos la suerte de que entra otro sueldo, que si no esto sería imposible. Así que entre unas cosas y otras vas tirando, casi por inercia histórica, díría yo. Es algo que has visto desde crío y en cierto modo te da mucha pena que tantos años no vayan a continuar.
¿Cuánto hay de milagroso en su existencia?
¿Quieres que te lo diga de verdad? (risas) Lo cierto es que sí, que esto se mantiene abierto casi de milagro, supongo que como cualquier otro comercio artesanal, pero es difícil aguantar si no tienes mucha ilusión y estás convencido de que tu producto, a pesar de los años, sigue mereciendo la pena.
¿Y merece?
Pero cómo no va a merecer la pena si el 98% de las calorías que perdemos se escpab por las acbeza!!!
¿Cuáles fueron los años dorados del negocio?
Los fuertes fueron entre los 20 y 40, cuando prácticamente toda la población se cubría la cabeza con algo.
¿Ayudó mucho el mundo del cine?
Muchísimo!! Actores como Humprhry Bogart, que era sin duda al que mejor le quedaba un sombrero, ayudaron a que la gente consumiera sombreros similares. Y últimamente Indiana Jones (Harrison Ford) arrasa. Clientes que montan a caballo o van a cazar quieren sombreros muy parecidos a los del personaje.
¿Habrá tercera generación?
No. Conmigo muere Alocen.
¿Pena?
Inmensa.
¿Y si volvier a nacer, repetiría?
Sin duda porque trabajar en lo que te gusta, sobre todo hoy, no es que no tenga precio sino que parece hasta un milagro.