Bruselas. Desde que Mariano Rajoy llegara a la Moncloa, los viernes se han convertido en algo así como el día maldito de la semana. Esa jornada en la que recibir malas noticias para el bolsillo y la economía familiar. Ayer fue uno de esos aunque el susto no llegó esta vez desde Madrid sino desde el Eurogrupo informal de ministros de economía y finanzas de Nicosia. En la capital de Chipre, el ministro de Economía, Luis de Guindos, se comprometió ante sus socios europeos a dos cosas: presentar un plan nacional de reformas antes de que termine el mes de septiembre y adoptar cualquier medida que sea necesaria para cumplir el objetivo de cerrar 2012 con un déficit público que no supere el 6,3% exigido por la UE.
"El ministro nos ha informado que el Gobierno español la tiene intención de adoptar un programa nacional de reformas para finales de septiembre basado en las recomendaciones de la Unión Europea, con compromisos claros y un calendario preciso", explicó el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, junto con el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, el del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, y el responsable del fondo de rescate, Klaus Regling.
Ni Rehn ni Juncker quisieron responder a la pregunta de si esta nueva oleada de reformas forma parte del nuevo paquete de condiciones exigido a España a cambio de un eventual nuevo rescate. "No nos corresponde a nosotros describir y prescribir a España el programa político que va a poner en marcha pero lo discutiremos en el Eurogrupo", apuntó Juncker. Sea o no parte de las nuevas exigencias, lo que está claro es que España quiere pisar el acelerador a fondo y detallar por escrito un calendario por si tuviera finalmente que pasar por semejante trago amargo.
Ayer no hubo demasiadas precisiones, aunque desde Madrid, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, apuntó que pondrán el foco en la liberalización de servicios y la lucha contra el fraude fiscal, así como cambios en materia de educación, agricultura y medio ambiente. Entre las exigencias pendientes de cumplimiento destacan también resolver el problema del déficit de tarifa eléctrica, impulsar políticas activas de empleo y acelerar el retraso de la edad de jubilación entre otras cuestiones. De Guindos sí confirmó que el nuevo plan se aprobará al mismo tiempo que el proyecto de presupuesto para 2013, un borrador en el que el BCE ya pidió el pasado jueves incluir medidas ambiciosas. Sean o no señales destinadas a convencer a sus socios, lo cierto es que los campeones de la austeridad mantuvieron ayer la línea dura. El ministro holandés en funciones, Jan Kees de Jager, recordó que cualquier programa de ayuda implicará condiciones. "No soy un experto en mercado pero mi impresión es que todavía tenemos algo de tiempo", opinó ayer el ministro francés, Pierre Moscovici.
Tras la reunión de los ministros de Economía de la UE (Ecofin), el representante alemán del comité ejecutivo del BCE, Jörg Asmussen, afirmó que los gobiernos no deben esperar a tomar decisiones "solo porque los mercados hayan sido relativamente benévolos la semana pasada", en referencia al impacto que el anuncio del plan de compra ilimitada de deuda del BCE ha tenido y la bajada de la prima de riesgo en algunos países.