Vitoria. Las dos reuniones apalabradas para este mes de septiembre entre la dirección de Guardian Llodio y el comité de empresa estaban llamadas a reconducir la situación tras el tenso periodo antes del verano, donde la cuerda para la negociación del nuevo convenio colectivo estuvo más cerca de romperse que otra cosa. Pero llegó la primera cita, el pasado día 6, y las posturas volvieron a enfrentarse. Si bien la empresa mejoraba su última oferta y retiraba el aumento de la jornada en quince días a cambio de una mayor flexibilidad, la mayoría sindical calificó esta propuesta como "insuficiente". Se dieron entonces una segunda oportunidad, con la idea de reconsiderar ambas partes sus diagnóstico y exponerlo en una nueva reunión, que se celebró ayer y que definitivamente evidenció lo inevitable. Ninguna dio su brazo a torcer y la crispación quedó definitivamente instalada en la factoría fabricante de vidrio.

El próximo día 20, jueves, en turno de mañana y tarde, cerca de 600 operarios decidirán en asamblea si secundan una huelga indefinida en Guardian, respondiendo así a la propuesta que el comité trasladará tras su "decepcionante" encuentro con la dirección ayer. El inicio de los paros comenzarían a finales de este mes o comienzos de octubre.

En una nota firmada por LAB y secundada por el resto del comité, la plantilla es animada a la movilización "como único camino que nos queda para alcanzar un convenio digno". También califica este mismo sindicato la última propuesta como "inadmisible". A su juicio, la oferta planteada de revisar los salarios durante los próximos cinco años no garantiza incrementos por encima del IPC ni abre el abanico a posibles nichos de acuerdo con el comité como la reducción de jornada o la equiparación salarial y horaria entre los trabajadores.

mano abierta de guardian La respuesta de la compañía llegó poco después, también a través de una nota. Guardian se reafirma en la oferta del pasado 6 de septiembre para el nuevo convenio -revisiones salariales para los próximos 5 años sin incrementos de jornada-, e insiste en el "gran esfuerzo" que esta medida supone en la actual situación económica. Al contrario que el comité, que ayer dio prácticamente por rotas las negociaciones -"la nueva dirección no nos inspira ninguna confianza, máxime cuando de forma velada nos está amenazando con un ERE si no aceptamos sus exigencias", señaló ayer a este periódico un portavoz sindical-, la empresa se muestra "abierta" a tratar con el comité "otros puntos diferentes", teniendo en cuenta la actual coyuntura económica y la difícil situación que atraviesa la planta. "Confiamos en que los trabajadores sepan valorar la propuesta en aras de alcanzar un acuerdo", concluyó la nota.