donostia. El Concierto Económico y la mejor situación económica de la CAV son un dique de contención ante los recortes más severos, pero es posible que Europa fuerce un café para todos en ajustes.
Hay una nueva variable, todavía por despejar, en el panorama económico vasco, las elecciones del próximo 21 de octubre.
La convocatoria de elecciones no cambia demasiado el panorama en relación al tipo de medidas que hay que tomar. Que quizás sean menos diferentes entre gobiernos de lo que puede parecer, porque el margen no es tan amplio.
¿Qué tipo de medidas?
El País Vasco está en una situación muy diferente al resto de comunidades gracias al Concierto Económico. La prueba más evidente es lo que pasa con el aumento de impuestos. El País Vasco se va a quedar entero el aumento del IVA. Todos los aumentos de impuestos indirectos que se han realizado en la última reforma del Gobierno central se los van a quedar las diputaciones y el Gobierno Vasco, pero las comunidades de régimen común no van a ver probablemente ni un euro. A esto se añade las reglas de devolución del Concierto y hace que el País Vasco tenga más recursos. Las necesidades de consolidación que tiene el Gobierno Vasco son muy diferentes por la propia naturaleza del Concierto además de por su situación económica.
Pero eso no implica que no hay que tomar medidas de ajuste, ¿no?
Lo que hay que hacer dependerá mucho de si se cumplen o no el objetivo de déficit fijado (1,5%), y no está nada claro que se cumpla. Después de la revisión de los impuestos que se ha hecho se sigue sobrestimando la recaudación, pero si ese objetivo se cumple, el ajuste que necesitará el País Vasco no será tan grande. Si cumple, tendrá pasar del 1,5% de déficit al 0,7% el próximo año y gran parte de esos ingresos le van a venir dados por el IVA y otras circunstancias aunque la coyuntura económica empeore.
¿Afecta la situación de España?
Hay que tener en cuenta que España va a ser intervenida, llámese parcial, total o lo que sea. Y esa intervención va a imponer condiciones adicionales y el País Vasco se va a encontrar con una paradoja. En realidad lo único relevante que le va a pedir la Unión Europea a España y a las comunidades autónomas es que cumpla el objetivo de estabilidad. Ya no les van a dejar desviarse ni un milímetro de los objetivos de déficit, ya les han dejado bastante. En esa senda, las comunidades tienen que reducir su déficit aproximadamente un 0,8%. El País Vasco en principio necesita reducir el gasto mucho menos para lograrlo, pero cuando venga la intervención se van a imponer medidas muy duras de reducción de gasto para otras comunidades que al final pueden afectar al País Vasco aunque estrictamente no sea necesario.
Decía usted antes que la situación puede empeorar, ¿todavía más?
España -y yo creo que también ocurrirá en el País Vasco- es el único Estado europeo para que el que se prevé el próximo año una caída del PIB. Y eso tiene una repercusión recaudatoria. Ahora, la magnitud del ajuste necesario no será tan grande siempre y cuando se cumpla con el objetivo de este año. Claro que si este año se queda en el 2% ya estamos hablando de que el próximo año hay que reducir el 1,3%, no el 0,8%, y cada décima de reducción son unos cuantos cientos de millones de euros. Hay que buscar una combinación adecuada entre reducción de gastos e ingresos.
¿Hay margen para ese equilibrio?
Todavía hay margen. El Gobierno Vasco no ha hecho ninguna reducción del gasto. Lo que se ha hecho, que es razonable, es tener como objetivo el mantenimiento del gasto. No se ha puesto en marcha ningún mecanismo de reducción sustantiva, se ha contenido el aumento presupuestario.
Y eso va a tocar ahora.
Sí, pero no en grandes magnitudes si se cumple el objetivo de este año. No van a ser necesarias unas reducciones de gasto comparables a las de Cataluña porque la CAV tiene la salvaguarda del Concierto. Si Cataluña tuviera un Concierto en las mismas condiciones que el País Vasco tendría superávit presupuestario. Sin embargo, las comunidades de régimen común firmaron, que a veces parece que no saben lo que firman, un último sistema de financiación que supone que el Estado se queda con todos los aumentos de impuestos que ha hecho él. Eso no ocurre aquí. Serán necesarios ajustes, pero no serán drásticos, aunque es posible que le impongan algunos ajustes dentro del proceso de intervención de España. Pero si este año no se cumple el objetivo de déficit, habrá que ir a una combinación de reducción del gasto en empresas públicas, políticas de vivienda, racionalización de la gestión y aumento de impuestos.
Ha tocado un tema espinoso, la fiscalidad, ¿en que línea considera que hay que avanzar?
Ahí hay dos vías. Una primera de la que yo he oído hablar a todos los gobiernos, es el fraude fiscal. Hay que tomárselo de una vez en serio. Los tipos impositivos del País Vasco están en la zona media de la Unión Europea, pero la recaudación está entre las más bajas. Si calculamos la presión fiscal por impuestos concertados, incluidos los municipales, estamos siete puntos por debajo de la media. El único país que recauda algo parecido es España. Tenemos un sistema fiscal con tipos similares a los de Europa, pero recaudamos mucho menos. Esto se produce por el juego de deducciones, pero también por el fraude y habría que tomar esto como un problema real, no como una cuestión demagógica. Y la otra vía es definir unos impuestos que eliminen injusticias, que sean lo menos lesivos posible para la economía, porque es verdad que aumentar impuestos no es expansivo, pero reducir los gastos tampoco lo es. ¿Qué va a pasar estas navidades cuando los funcionarios se queden sin paga extra? La economía se va a contraer porque va a haber menos consumo. Es más contractivo reducir los gastos que aumentar los impuestos.
¿Y en qué impuestos incidiría Ignacio Zubiri?
Establecería un recargo en el Impuesto de Sociedades sobre los beneficios no reinvertidos en la empresa, que no sería lesivo porque solo se gravaría los beneficios que no se dedican a mejora productiva. En el IRPF quitaría todas las deducciones por aportaciones voluntarias a planes de pensiones. O eliminaría la deducción de vivienda para nuevas adquisiciones, las viejas no se pueden quitar porque se crearía un gran problema.
Cualquier modificación fiscal en la CAV requiere hoy de un gran consenso porque cada diputación está controlada por un partido y de un Gobierno Vasco fuerte que coordine ese proceso de armonización.
Hay un problema en el propio sistema, porque funciona bien cuando todas las instituciones están gobernadas por el mismo partido pero funciona mal cuando ocurre como ahora. El Gobierno Vasco es verdad que tiene un papel de armonización, pero es tan difuso que no sirve para nada. El problema es que la Ley de Territorios Históricos está mal diseñada porque nadie diseña un sistema descentralizado por razones económicas. Ni Alemania, ni Suiza, ni España. Hay unas razones políticas, sociales y culturales que son tan importantes como las económicas. Tradicionalmente en el País Vasco las diputaciones han tenido la capacidad fiscal. Lo que hay que hacer es mantener eso, que forma parte de la tradición histórica, pero eliminar problemas del sistema.
¿Qué problemas?
Un primer problema es que las aportaciones se determinan de manera injusta. Tanto los coeficientes de aportación como las variables que se utilizan son contracíclicas e injustas. Es tan absurdo como que los coeficientes de aportación se determinan en función de unos parámetros que no tienen que ver con la recaudación real. En segundo lugar, no hay un sistema redistributivo entre territorios. Si un territorio es más pobre, le va peor, dentro de la Ley de Territorios Históricos no hay ningún fondo redistributivo con lo cual, aunque hoy las diferencias de renta entre territorios no son muy grandes, habrá problemas si es así en el futuro. El tercero es que el sistema desincentiva los incrementos fiscales. Aquel territorio histórico que decida hacerlo va a encontrarse que gran parte de sus incrementos fiscales se lo van a llevar otros. Y finalmente lo que tampoco tiene mucho sentido es que quien lleva la parte esencial del gasto, el Gobierno Vasco, no tenga capacidad de decisión. Esta crisis está poniendo de manifiesto todos estos problemas y hay que afrontar una revisión del sistema. No es necesario que las diputaciones dejen de recaudar, pero sí corregir los problemas.
El catedrático de Economía en Sarriko considera que será necesario subir los impuestos en la CAV. Fotos: iker azurmendi
"El País Vasco está en una situación diferente gracias al Concierto, Catalunya tendría superávit con Concierto"
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"Es más contractivo bajar gastos que subir impuestos. Habrá que racionalizar la gestión y subir los impuestos"