Vitoria. Después de años de una decidida apuesta por parte de empresas y Administraciones, especialmente del Gobierno Vasco y las diputaciones forales, Euskadi ha pasado en apenas trece años de invertir en I+D un 1,11% de su Producto Interior Bruto (PIB) -España se situaba entonces (1998) en un 0,87%- y estar muy lejos de la media de la Unión Europea de 27 (1,79%), a superar por primera vez en 2010 dicha barrera, dibujada en el 2%. Con un 2,08% del PIB, que representan más de 1.360 millones de euros y tres lustros de crecimiento sostenido, Euskadi afronta un momento clave. Lejos todavía de niveles como el de Alemania (2,82%), que en 1998 ya gastaba un 2,27% en I+D, ha llegado el momento de la verdad.

La crisis financiera ha puesto en la encrucijada a empresas y Administraciones vascas, convencidas desde hace tiempo de la necesidad de seguir progresando en estos indicadores para ser más competitivos. Pero el duro recorte de un 26% realizado por el Gobierno de España en su presupuesto para I+D+i para el presente ejercicio 2012 supone, además de una preocupación por la tendencia que pueda marcar, un golpe al ímpetu de crecimiento de la CAV, convencida de que el esfuerzo efectuado en los últimos años tiene mucho que ver con su mejor posición relativa al Estado en relación a la competitividad de sus empresas, con una fuerte proyección exterior, y en el nivel de empleo.

Y es que ese esfuerzo inversor en I+D ha conseguido que la dinámica del paro en Euskadi se haya desvinculado de la estatal y se asemeje más a la europea, con un escenario que en plena crisis coloca a la CAV con una tasa de paro del 12%, mientras que España registra un 24% y la UE-27 raya el 11%. Sirva como ejemplo que en 1994, con una economía muy castigada por la crisis monetaria y financiera de principios de los 90, Euskadi (22,4%) arrastraba tasas de paro similares -incluso superiores-, a las del conjunto del Estado español (21,3%), mientras que en Europa la locomotora alemana se mantenía en el 8,5%. El escenario hoy en día ha cambiado.

Pero, ¿estamos ante el fin de la mejoría vasca en el área de la investigación y el desarrollo tecnológico? Por un lado, los ajustes presupuestarios en las Administraciones, que hasta la fecha han ejercido un papel fundamental -pese a los ajustes, en 2010 todavía el 40% del gasto en I+D en Euskadi provino de la Administración Pública-, y las dificultades de financiación de las empresas, por otro, plantean un escenario de duda. ¿Quién debe tirar del carro? ¿Las empresas o la Administración? ¿Ambos? ¿A partes iguales?

De ayudas a créditos Como lamentaba recientemente Luis Uriarte, subdirector del centro tecnológico eibarrés Tekniker-IK4 en una entrevista concedida a este periódico, "las Administraciones han pasado en poco tiempo de dar subvenciones a ofrecer créditos para I+D+i", algo que considera revelador. Y preocupante.

Ante las críticas del PNV en el Congreso, el ministro de Economía, Luis de Guindos, defendió hace unos meses su recorte en investigación, desarrollo e innovación, cuestionando la eficiencia de estas ayudas y la relación que pueda haber entre la inversión en ese ámbito y la competitividad de las empresas y, por tanto, el empleo. En su opinión, es hora de que el capital privado tome el relevo y asuma una mayor responsabilidad, ya que el Gobierno no puede porque no hay dinero.

De hecho, en 2010, el año de mayor gasto en I+D de la historia en España -se invirtieron 14.588 millones de euros que representaron el 1,39% del PIB-, el 46,2% del esfuerzo tuvo su origen en la Administración, mientras que en los países punteros la aportación pública apenas superaba el 30% y en Euskadi se situó en el 40%. ¿Cuál debe ser el camino? ¿Están las empresas privadas preparadas para coger el testigo de golpe?

Los mensajes en Euskadi no admiten discusión. Con un tejido industrial compuesto principalmente por pymes -asfixiadas por la falta de crédito-, empresas, instituciones, grupos cooperativos y centros tecnológicos coinciden en el mismo sentido. Están convencidos de que el valor añadido es la única salida de futuro y que solo se logra invirtiendo en investigación y desarrollo tecnológico e innovación. El papel tractor de las administraciones en este sentido es reclamado constantemente.

Otras sensibilidades ¿Nos hallamos, pues, ante otra de las líneas rojas? El Gobierno del PP cree que no. En Euskadi, la sensibilidad parece otra y el insistente mensaje parece ir calando. Así, el propio lehendakari, Patxi López, anunció el pasado 14 de diciembre, en una visita al centro tecnológico Ideko-IK4 de Elgoibar, que Euskadi se planteaba como meta alcanzar en 2015 niveles cercanos al 3% de inversión en I+D sobre el PIB.

El anuncio lo hacía con motivo de la celebración del 25º aniversario del centro tecnológico guipuzcoano y ante el presidente de la Corporación Mondragón, José María Aldecoa, que en ese mismo acto instaba a las instituciones y empresas a que no se cometa "el error de escatimar esfuerzos en I+D+i". Aldecoa instó a "no bajar la guardia" y añadió que, "ante la falta de recursos que vamos a tener, sería un grave error escatimar recursos en la apuesta del futuro".

Precisamente, la Corporación Mondragón es un buen ejemplo de la apuesta vasca por la investigación, centrada en la tecnología y la ingeniería, algo que incide en que Gipuzkoa sea, con un gasto del 2,41% respecto al PIB, el territorio vasco que más dinero destina a la I+D. La fuerte implantación de este grupo cooperativo en la zona de Debagoiena, cuyo porcentaje de gasto sobre el PIB alcanzó el 4,69% -le siguen Debabarrena (3,33%), Goierri (2,92%) y Donostialdea (2,68%)-, sitúa a esa comarca guipuzcoana en niveles muy superiores incluso a los de Alemania (2,82%).

¿Se está invirtiendo bien? Sin duda, el margen de mejora existe. Sin ir más lejos, aunque Euskadi está cada vez mejor posicionada en gasto en I+D, la i pequeña -la que representa a la innovación- se erige como el principal campo en el que avanzar. Así lo recoge el último Panel de Indicadores de Innovación Europea (IUS 2011), que situaba en el puesto decimoquinto del total de 27 socios comunitarios a Euskadi, entre los países con innovación alta (los nórdicos, el Benelux, así como Alemania y Francia), y moderada (Italia, Chequia o el propio Estado español). Es decir, la CAV estaría a mitad de camino.

Por contra, en gasto en investigación y desarrollo -es solo uno de los indicadores de este Panel- únicamente tendría por delante a siete países: Finlandia (3,87%), Suecia (3,42%), Dinamarca (3,06%), Alemania (2,82%), Austria (2,76%), Francia (2,26%) y Eslovenia (2,11%).

Innovación tecnológica Según una encuesta difundida por el Gobierno Vasco en diciembre, la innovación tecnológica -un concepto que abarca mucho más que el gasto en I+D- cayó un 6% en el ejercicio 2010. Estos datos indican que el 30,1% de las empresas vascas de diez o más empleados llevaron a cabo innovaciones tecnológicas en 2010, partida a la que destinaron un total de 2.581,9 millones de euros. Y para ello, el 32% de las compañías de la CAV recibieron financiación pública, la mayoría procedente del Gobierno Vasco.

Se considera innovación tecnológica a la realizada por empresas que son capaces de introducir en el mercado algún producto nuevo o sensiblemente mejorado, mientras que la innovación no tecnológica comprende las novedades en los campos organizativos o de comercialización. El 52,7% de la inversión efectuada por las empresas en innovación tecnológica fue para I+D interna, el 20% para adquisición de maquinaria y equipo, el 13,2% para la adquisición de I+D externa y el 13,3% para el resto de actividades, según los datos del Eustat.