Madrid. El ejecutivo acaba de romper su silenció. Animado por amigos y familiares, accedió finalmente a escribir su primer y único testamento empresarial, bautizado como Cosas que me enseñó la vida gracias a la empresa (ed. Planeta). 200 páginas de historia moderna, anécdotas, secretos y enemigos confesos con los que el ejecutivo madrileño se convirtió en uno de los referentes del panorama empresarial español. Alejado ya de la vida pública, aunque con presencia en destacados consejos como el de Inditex o Acciona, repasa en una entrevista a calzón quitado la delicada situación del país, los errores cometidos y el futuro que le aguarda. Y todo desde su despacho en la mutua de accidentes Fraternidad, que goza de una vista envidiable al Museo de El Prado. El expresidente de Mercedes Benz no rehuye nada ni a nadie. Desde Argentina hasta YPF, pasando por los sindicatos, la reforma laboral, el Gobierno, la juventud o las patronales. A cada cosa, sentencia con cierta condescendencia, su nombre, "así que chaval, dispara".
¿Qué opinión le merece el escándalo reciente del Rey con todo el asunto de la cacería en Botswana?
Antes de nada advierto que no soy amigo del Rey, aunque le he tratado mucho, y dicho lo cuál creo que las críticas han sido feroces y desproporcionadas por cuanto sólo se ha tenido en cuenta el tema estético, no entendiendo varias cosas. Si queremos que continúe habiendo elefantes hay que cazarlos y Botswana es un ejemplo de equilibro en este sentido, por tanto, matar a un elefante allí no es matar a Dumbo sino practicar una actividad conservacionista. No hay pecado ninguno. Como el tema se ha desbordado, el Rey ha dado muestras de una enorme grandeza al manifestarse con mucha humildad y ha dado una lección a todo el mundo reconociendo su error. No conozco a ningún político en los últimos 40 años que haya pedido perdón y se haya mostrado arrepentido por un error.
¿La expropiación de la filial de Repsol en Argentina por parte de su Gobierno le ha sorprendido?
Argentina es un país que en los últimos años se ha caracterizado por una forma de actuar al margen de la legislación internacional y el respeto a los inversores. Desde el propio Corralito hasta este último episodio se han sucedido una serie de hechos lamentables que están en boca de los principales agentes económicos. Sin ir más lejos, el Ciadi, el organismo especializado en casos de arbitraje del Banco Mundial, calcula que dos tercios de los casos en los que trabaja ahora mismo afectan a este país.
¿Esa deriva populista puede cobrarse a corto plazo nuevos casos de nacionalización como el de YPF?
Argentina tiene una situación económica gravísima que puede estallar este año, en parte debido a medidas demagógicas y populistas de sus dirigentes como la congelación del precio del gas en los últimos 12 años. Lo que hoy paga cualquier argentino es entre un 10% y un 15% inferior al precio internacional y eso genera un déficit monstruoso.
Lo contrario de lo que se está haciendo en Europa, ¿no?
Aquí los déficit se quieren compensar pidiendo sacrificios a la gente y en Argentina se agrandan ofreciendo dádivas a la población. Por tanto, todo esto de nacionalizar para aumentar la producción es pura demagogia. Los últimos yacimientos descubiertos necesitarán tres o cuatro años como mínimo para poder ser explotados y comercializados, con lo cuál el déficit no se va a poder compensar para mañana, como dice el loco ese del subsecretario...
El caso argentino no es nuevo. Las empresas españolas también sufren las políticas de expropiación de gobiernos como el de Venezuela, Colombia o Cuba. ¿Qué se puede esperar a corto plazo?
A mi juicio, hoy la variable determinante de lo que pueda ocurrir en el futuro es la salud del presidente de Venezuela Hugo Chaves. Él es quien está dilapidando los recursos de su país, el que está manteniendo a Cuba, a Bolivia y, en parte, a Ecuador. El día que Chaves salga del poder y el gobernante que ocupe su lugar mire realmente por los intereses de Venezuela, ese día caerán Cuba y Bolivia, y volverá la normalidad. Y excentricidades como la de la peronista Kirchner ya no tendrán cabida.
Botín (Santander), Alierta (Telefónica) o González (BBVA), ¿pueden dormir tranquilos con una presidenta de este talante?
Su principal intranquilidad ya existía antes del caso Repsol, y es la congelación de la repatriación de dividendos desde hace ya casi dos años. Eso es un obstáculo que está frenando considerablemente la presencia de inversores extranjeros allí.
Volviendo a España, ¿le gusta lo que está viendo?
Si se refiere al ámbito político, el cambio de Gobierno era una condición necesaria pero no suficiente. Dicho esto, creo que algunas de las reformas acometidas tendrían que haber sido mucho más profundas y rápidas. En eso ha faltado valentía política. El PP tiene mayoría absoluta y cuatro años por delante, por eso creo que todas las medidas y reformas impopulares debería lanzarlas de golpe en el primer año. Después todo se complica mucho y además, la mayoría de las reformas tienen periodos de maduración muy largos. Así que si funcionan tiene un aval importante para ser reelegido.
Pero también está el precio del desgaste político...
No se puede decir no a tocar las pensiones, ni a la subida del IVA ni al copago porque luego lo vas a tener que hacer.
¿Y por qué no ocurre eso entonces?
Siempre he tenido la tentación de que algún político dijera la verdad y ver qué pasaba. En 40 años de carrera no he visto a nadie hacerlo.
¿Estamos demasiado acostumbrada a políticos indulgentes?
Tuvimos buenos políticos en la Transición y lo más difícil que tenía que hacer este país, salir de la dictadura, ya se hizo. Hubo una clase política que demostró generosidad, algo que luego nos pasó factura porque caímos en la autocomplacencia y evolucionamos hacia unos partidos políticos que se han convertido en máquinas egoístas que sólo buscan su propio beneficio. Y ésa es otra crisis, la de unos políticos profesionales y con vicios adquiridos, que está pendiente de reformarse también.
¿Una persona que no sabe lo que es pagar una nómina puede ser presidente de un país?
Es difícil que lo sea, la verdad.
¿Le convence el Ministro de Economía, Luis De Guindos?
Le conozco y respeto y sí, me convence. No es nada fácil lo que tiene por delante.
¿Qué diferencias encuentra entre su época y la actual?
La diferencia más grande es doble: la globalización de la economía y la revolución tecnológica.
¿Su generación lo tuvo más fácil?
Sin duda. Había menos competencia para los que se supone estábamos bien preparados.
Dicen que la juventud española es la generación más preparada de su historia pero casi la mitad está en el paro. ¿Ese drama social aboca al país exactamente a qué?
A todos se nos llena la boca diciendo que tenemos la generación mejor formada de la historia de este país y discrepo. Es cierto que ha tenido acceso a la formación de una manera extraordinaria pero tiene un pero, y es que ha recibido toda esa herencia sin lucha, sin esfuerzo, y eso genera un déficit tremendo. Tenemos una generación a la que le han dicho que tiene derecho a todo y ahora empiezan a decirle que esos derechos universales se los van a ir recortando. Pero no les han enseñado que de forma paralela a los derechos hay obligaciones; se ha deformado de alguna manera el sentido de lo que es la democracia hasta reducirlo a que te da derecho a todo. Por tanto, si desde el punto de vista de las aptitudes es una generación muy preparada, desde el plano de las actitudes tenemos unos jóvenes desorientados.
En su libro pone como ejemplo de esta realidad a las pagas extra de las empresas...
Sí, hemos pasado de tener colas para hacer horas extra los sábados por poco más del coste de una hora normal a no querer nadie hacerlas con un sobrecoste ¡de hasta el 50%! La gente se mataba entonces y ahora hay que cazarla a lazo. La actitud hoy es muy poco dada al trabajo, al sacrificio, al convencimiento de que lo que quieras ser en la vida te lo tienes que ganar tú y no esperar a que venga el Papa-Estado a resolverlo.
¿No exagera cuando afirma que hasta la supresión de la mili ha sido nefasta para esta generación?
La gente hoy llega a las empresas sin haber recibido una sola orden, sin saber qué es lo que tienen que hacer... Y en eso tenemos todos la culpa. Cuando llega la gente así tienes que empezar por educarle y por decirle que no es lo mismo llegar a trabajar a las ocho que a las ocho y diez. Y hablando con directores de recursos humanos de multinacionales te cuentan aspectos devastadores sobre este tema. Gente que llega a la entrevista y lo primero que pregunta es cuántas vacaciones tiene. ¡Lo primero con la que está cayendo!
No se puede generalizar...
Es cierto y no les echo la culpa a ellos. Es responsabilidad de todos.
Entonces, ¿este panorama que dibuja, a qué cree que nos va a obligar?
A cambiar de arriba a abajo en todos los aspectos, nos guste o no. A este país le hacía falta una crisis como ésta. Hay que sacudir a la gente. Decirle que nada es gratis, que las cosas se logran con esfuerzo, que el dinero de las administraciones públicas le corresponde a la ciudadanía y no a los políticos. Son ideas de un sentido común aplastante que estaban olvidadas y escondidas.
En sus 40 años de trayectoria, ¿qué tal se ha llevado con los sindicatos?
Depende. Me he llevado muy mal y creo que sigo haciéndolo con el Sepla (sindicato de pilotos de Iberia).
Junto a los controladores son de los pocos colectivos que siguen poniendo en jaque al país...
Si por mí fuera hace tiempo que el Sepla habría desaparecido. En los 75 años de vida de Iberia el único presidente que mandó pilotos a la calle fui yo y fueron ocho. Nadie antes ni después tomó esa decisión hasta estos últimos días... A la gente le temblaban las piernas y ellos (los pilotos) lo sabían, por lo que al final acababan ganando siempre la negociación.
Ese tipo de situaciones, las huelgas de celo, ¿tienen solución?
Hoy todo tiene solución, entre otras cosas porque el monopolio de Iberia Aviaco ya no existe. Hay una crisis brutal y una competencia cada vez más feroz, lo que ocurre es que los de Sepla todavía no se han enterado... Espero que lo hagan pronto.
¿Y con el resto de sindicatos cómo fue la relación?
Pues mire, con CCOO me llevé casi siempre bien, con UGT, razonablemente, y con la antigua ELA también.
En la situación actual de las empresas, ¿cree que la figura del sindicalista está ya trasnochada?, o dicho de otro modo, ¿las empresas funcionarían mejor sin sindicatos?
Sí y no. Los sindicatos en este país se han salido de madre y se han convertido en unos protagonistas excesivos de la vida económica. Están acostumbrados a opinar siempre y metiéndose en asuntos que no les corresponden, y eso no puede ser. Su presencia se está ciñendo cada vez más a la industria y los transportes.
¿Por qué?
Porque las gerencias de las grandes empresas necesitan interlocución y en ese sentido los sindicatos deben existir. Ahí sí tienen su razón de ser porque en el resto de sectores me temo que van a ir desapareciendo de forma progresiva. Se han ganado a pulso un descrédito social enorme.
¿Este discurso tan radical lo aplica usted por igual con las patronales empresariales?
¡Idéntico! Al final, patronales como la CEOE, Confebask o SEA y los sindicatos son las dos caras de una misma moneda. Si no existe una la otra no tiene razón de ser.
¿Por qué siempre se ha mostrado tan crítico con la CEOE?
Porque las patronales están absolutamente sobredimensionadas, no hay duda. Puede que sea fruto de toda esta locura en la que hemos vivido, pero es por lo mismo que los sindicatos, se meten a hacer cosas que no les competen.
¿Es partidario de ligar los salarios a la productividad?
A mí me parece que es de un sentido común aplastante. ¿Cómo voy a pagar lo mismo a un trabajador que no para y produce al 120% con otro que está vagueando todo el día?
Si esto es así, ¿por qué no ocurre?
Creo que ahí los sindicatos han jugado un papel de igualar por abajo, en lugar de hacerlo por arriba. Han defendido mucho a gente a la que no deberían haber defendido. El absentismo, por ejemplo, ha sido siempre cubierto y tapado por los sindicatos en lugar de denunciarlo.
¿Cómo es Amancio Ortega?
Una persona y un empresario excepcional. Hágame caso.
¿A él sí le considera un buen líder?
Es un líder extraordinario, sin la menor duda. Es una persona admirada y respetada. He estado en muchas empresas en mi vida y el único personaje capaz de hacer que todos los miembros del consejo le mostraran respeto y afecto es él, ¡el único en 40 años!