París. El mensaje de los países más ricos de la eurozona al Gobierno griego es claro: si siguen adelante con el anunciado referéndum sobre el plan para atajar la crisis del país, han de ser conscientes de lo que se juegan: salir del sistema euro y quedar sin ayuda externa. Así lo dieron a entender ayer tanto la canciller alemana, Angela Merkel, como el presidente francés, Nicolas Sarkozy, quienes exigieron al primer ministro griego, Yorgos Papandréu "claridad" sobre si quiere seguir siendo receptor de la solidaridad europea y sobre si quiere que Grecia siga en el Euro.
La jefa del Ejecutivo germano fue tajante y aseguró que lo que se dilucidará en los próximos días (antes del referéndum en todo caso) es si el programa de ayuda financiera a Atenas acordado en la cumbre de la eurozona de la semana pasada sigue o no vigente. No obstante, la canciller prefirió no abundar más en la cuestión y se limitó a señalar que el Gobierno alemán "ha tomado nota oficial" del anuncio de Papandréu, después de que el martes el primer ministro heleno aclarase que, seguirá con su plan de consulta. Poco antes, en un encuentro rutinario con periodistas el portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Seibert, acusó al primer ministro griego de falta de responsabilidad y previsión. Frente al discurso de Papandréu poniendo por delante del acuerdo con los socios europeos la decisión democrática que puedan adoptar los griegos, Steffen respondía que "Grecia también tiene una responsabilidad para con el resto de países de la Unión Europea, que en los últimos meses se han mostrado activamente solidarios y responsables con Atenas". "Lo que se decide en una capital europea tiene repercusiones en todos los países, porque todos están ligados. Todos deberían reflexionar a este respecto", agregó.
Argumento Desde París el primer ministro francés, François Fillon, exigió ayer a Grecia que diga "rápido y sin ambigüedad si quiere conservar su lugar en la zona del euro". "El anuncio del primer ministro griego Papandréu puede tener consecuencias muy graves para Grecia y el resto de Europa", dijo Fillon lamentando "solemnemente" el anuncio del referéndum de Papandréu "tomado de manera unilateral sobre un problema que compromete a todos los socios de Grecia". Para Fillon, el resto de Europa no puede estar a la espera durante semanas de lo que decidan los griegos, por lo que recalcó que "deben decir rápido y sin ambigüedad si quieren conservar su lugar en la zona euro". "Quiero recordar a la población europea y a la griega que no se puede estar en Europa para beneficiarse de su solidaridad y fuera de ella para saltarse las obligaciones", afirmó el mandatario galo, que exigió a ese eventual referendo un "discurso sincero" que recalque que se está eligiendo "entre la solidaridad europea ofrecida a cambio de esfuerzos y la caída del país".
Fillon reprochó al Ejecutivo heleno "haber negociado durante horas y horas para lograr un acuerdo por unanimidad sin indicar nunca la posibilidad de organizar ese referéndum", pese a que reconoció que la consulta "es legítima".