vitoria. La Unión Europea se ha reunido para solventar el tema de la elevada e impagable deuda pública de Grecia, así como su efecto en los bancos que atesoran los bonos griegos, -en su mayor parte franceses y alemanes-. Y el resultado es una exigencia de recapitalización a la gran banca española, que no tiene deuda de Grecia en sus balances, de manera que Banco Santander, con 14.970 millones es el que más fondos precisaría, BBVA, Banco Popular, Bankia y La Caixa tendrán que captar, al menos teóricamente, 26.126 millones de euros para elevar su ratio de core capital al 9% en el caso de que mantuviesen su mismo nivel de activos.
Curiosamente hasta la intervención de la EBA, Asociación Bancaria Europea, con sede en Londres, que desde este año asume el papel de regulador bancario europeo, se precisaba un core capital, capital más reservas, del 2%. La cifra fue elevada al 5% para los test de stress del pasado verano, lo que suponía prácticamente garantizar la solvencia de una entidad financiera.
La banca europea tendrá menos de nueve meses para alcanzar el ratio de capital exigido por Bruselas, según el acuerdo alcanzado la fecha límite para que los bancos tenga un capital básico del 9% será el 30 de junio de 2012. El resultado a corto plazo de estas nuevas exigencias de capital para los bancos y las cajas es que estas prestarán menos dinero el próximo año.
El presidente de la BBK, Mario Fernández, critica unas medidas, "hechas a medida de franceses y alemanes" y que entre otras cosas "no aceptan como capital las provisiones genéricas simplemente porque en Alemania no existen".
El efecto de las nuevas exigencias de capitalización a la banca española va a ser una notable reducción del crédito que conceden. "Dada la gran dependencia que tienen los bancos y cajas de la financiación externa y que esta, penalizada por la marca España, es más cara y escasa, nos va a obligar a las entidades a un desapalancamiento y ello sólo puede producir una reducción del crédito y, por lo tanto, una escasa contribución al necesario crecimiento económico", afirma el máximo responsable de BBK, Mario Fernández.
La recapitalización, según fuentes de la cooperativa de crédito vasco, Ipar Kutxa, va a incidir en un aumento de la tasa de morosidad el próximo año porque "las refinanciaciones se van a empezar a reducir".
El consejero delegado del Grupo BBVA, Ángel Cano, pronosticó con motivo de la presentación de resultados del banco, que registró un caída del beneficio del 13%, que el negocio crediticio seguirá cayendo en España durante "casi todo" 2012, en torno al 5 % en el conjunto del sector financiero.
Sin dinero público Los bancos españoles afectados ya se han apresurado a afirmar que no precisarán dinero público para mejorar sus balances y que mantendrán los dividendos pero ello implica que intentarán dejar salir el menor dinero posible de la entidad y ello afectará especialmente a las pymes.
Las grandes empresas, caso Iberdrola recientemente, siempre se pueden financiar a través de emisión de bonos propios, pero las pequeñas dependen del crédito bancario y en unos tiempos en que las dificultades para cobrar sus productos o servicios son importantes porque se dilatan en el tiempo los problemas de tesorería se multiplican, afirman empresarios vascos. "Si nuestro negocio va bien, los bancos nos siguen prestando pero mucho más caro", afirman los dueños de una empresa informática.
Mientras tanto la banca hace todo lo posible para captar capital, ya sea primando los depósitos, o intentando que los dividendos no salgan de la entidad. Las ofertas a los accionistas para que cobren el dividendo en acciones de los bancos se multiplican esta temporada. Todo vale para captar capital porque realizar nuevas ampliaciones de capital se ha descartado. "¿En esta coyuntura qué inversor particular va a comprar acciones, con los títulos por lo suelos en la Bolsa, con Europa avisando que sino se cumplen ciertos requisitos de capital no te van a dejar repartir dividendo, para no hablar de la mala imagen de la marca España? Pues nadie", afirma el director de una sucursal bancaria.
Prestar en exceso Así las cosas, los bancos que prestaron más dinero del que tenían aunque para eso tuviesen que recurrir a solicitar ellos mismo préstamos a otras entidades en el exterior están procediendo a reducir su nivel de apalancamiento lo que pasa por prestar menos dinero y el que prestan, a precios más caros.
Según datos de la Asociación Española de Banca (AEB), los depósitos bancarios ya cubren el 65% de los créditos que conceden las entidades financieras, diez puntos más que al comenzar la crisis, lo que se explica no por un súbito aumento del ahorro de los agentes económicos, sino por la restricción del crédito. No se justifica, desde luego, por el aumento de los recursos propios, que aunque han crecido en los últimos años, lo han hecho mucho menos que la morosidad.
Desde el año 2008, de hecho, y según el Banco de España, los recursos propios de la banca (un total de 235.010 millones de euros, de los cuales 76.258 millones son capital y otras dotaciones) han crecido un 28%; pero en el mismo tiempo la morosidad se ha disparado un 102%, lo que refleja el deterioro de los balances bancarios.
El resultado de todo ello es que las reservas de los bancos son hoy cerca de un 10% más bajas que las que tenían hace dos años.
Eso sí, la gran banca española ha seguido sacando pecho estos años con el mantenimiento de unos dividendos posiblemente más generosos de lo que la coyuntura aconsejaba.
Las entidades financieras han preferido mantener su política de retribución al accionista al calor de unos beneficios que en cifras absolutas apenas se han recortado hasta este año. De hecho, la banca ganó más de 45.000 millones de euros en el último trienio.
Así las cosas, y aunque nadie duda que unos mayores ratios de capital en los bancos pueden ser positivos a largo plazo, la consecuencia a corto plazo no puede ser otra que un mayor racionamiento del crédito. Y de hecho, los últimos datos del Ministerio de Economía muestran que la financiación al sector privado cae a un ritmo del 3,7% en términos anuales sin tener en cuenta el efecto de los precios.
Se trata, con diferencia, de las peores cifras desde que existen series históricas comparables en los últimos veinte años.