sidney. La aerolínea australiana Qantas anunció ayer que ha suspendido indefinidamente todos los vuelos nacionales e internacionales por la huelga que lleva a cabo su personal.
El anuncio sorprendió al Gobierno de la primera ministra Julia Gillard cuando celebra la cumbre de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) en Perth, con la presencia de más de 50 líderes mundiales y miles de delegados.
Pero los más sorprendidos fueron muchos de los pasajeros de la compañía, que se enteraron de la noticia en el aeropuerto o incluso cuando sus aviones estaban a punto de despegar. "Esto es una decisión muy difícil, no tenemos ninguna alternativa", dijo el director gerente de Qantas, Alan Joyce.
Hoy habrá 108 aviones en tierra en 22 aeropuertos de todo el mundo y, a partir de mañana, la compañía cerrará la entrada a las instalaciones a los huelguistas. "Cerramos hasta que los sindicatos retiren sus reclamaciones más extremas y lleguen a un acuerdo con nosotros", apuntó Joyce, y culpó de la situación a las "demandas imposibles" de los sindicatos del personal de tierra y de abastecimiento de alimentos, al de los mecánicos y el de los pilotos internacionales.
Las huelgas, que comenzaron el pasado agosto cuando la empresa presentó su plan estratégico de reestructuración de su unidad internacional, ya han costado a la compañía aérea más de 50 millones de euros, además de haber afectado a más de 70.000 pasajeros y causado la cancelación de 600 vuelos.