BERLÍN. El encuentro tratará de limar las diferencias en esta materia entre Berlín y París y consensuar un mecanismo para aportar fondos públicos al sector financiero europeo, lastrado por la tenencia de deuda helena.
Merkel ha reiterado que sólo como última opción debe recurrirse el reforzado Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) como instrumento de recapitalización bancaria y abogado por que los bancos recurran primero en caso de dificultades a los mercados y a los gobiernos nacionales.
Sólo si fallan estos dos primeros resortes y si se trata de un banco de "carácter sistémico", los estados podrían recurrir al FEEF para apoyar a sus entidades con problemas, una medida que precisaría de cierta "condiconalidad" recíproca en forma de "reformas estructurales", ha explicado Merkel.
Francia no está de acuerdo con esta respuesta en tres pasos y apuesta por emplear en primer lugar el FEEF.
Tanto Merkel como Sarkozy buscan así proteger sus propios intereses, ya que Berlín teme convertir el capital del fondo de rescate en un recurso de fácil acceso, mientras París pretende que la gran exposición de su banca a la deuda soberana griega no horade su calificación crediticia "AAA".
No obstante, la canciller y el presidente se sienten presionados para lograr un acuerdo, aunque sea de mínimos, para conseguir un golpe de efecto ante la opinión pública y ante la inminente reunión de ministros de Finanzas del G20, prevista para el 14 de octubre en Cannes (Francia).
El proyecto resultante del encuentro entre Merkel y Sarkozy se presentará posteriormente al resto de países que comparten la divisa común, probablemente en el próximo encuentro de líderes de la Unión Europea (UE) y de la eurozona del 17 y 18 de octubre en Bruselas.
Además, varios medios alemanes, como el rotativo "Frankfurter Allgemeine Zeitung" y la revista "Der Spiegel", han apuntado que en Bruselas se estudia la posibilidad de elevar el porcentaje de capital propio que se exige a los bancos para que puedan soportar el impacto de una quiebra controlada griega.
Según el FMI, la necesidad de recapitalización de la banca europea se sitúa entre los 100.000 y los 200.000 millones de euros, claramente por encima de lo apuntado en las pruebas de resistencia realizadas en julio por la Autoridad Bancaria Europea (EBA).
Los "stress test" realizados en julio -en los que suspendieron ocho entidades, cinco de ellas españolas, de las 90 a examen- consideraban que la tenencia de bonos soberanos entrañaba riesgo cero.