Vitoria. La ralentización de las exportaciones vascas en los últimos meses es consecuencia lógica de la pérdida de competitividad de la industria vasca y española. Y lo peor de todo es que esta tendencia empeorará en los próximos años, de tal manera que aunque Francia y Alemania -los principales clientes de Euskadi- crezcan, su demanda se orientará a un producto más competitivo, originario principalmente de la incipiente industria asiática, con China a la cabeza. En este contexto de recesión económica, para Josu Ugarte, presidente de Mondragón Internacional, sólo cabe una solución: la internacionalización.

Precisamente esta necesidad es lo que ha impulsado en Euskadi la unión de Galdiano, Olabarri y la alavesa Aralan, tres constructoras que se han fusionado en torno a un gigante bautizado como Kemen Group, una sociedad que aspira a competir en el mercado internacional para la construcción de obra civil y edificación. El proyecto, que será presentado mañana en Bilbao, cuenta además con cuatro socios tecnológicos colaboradores: la ingeniería LKS, la agrupación Tecnalia, Euskaltel y Astilleros de Bermeo. Como director general del grupo ha sido elegido el exconsejero de Justicia durante el Gobierno de Juan José Ibarretxe, Joseba Azkarraga, que comparecerá también mañana junto al resto de miembros del consejo de administración.

Kemen Group no es fruto de la casualidad. Según apuntan sus impulsores es el resultado de un proceso maduro de reflexión entre las tres constructoras que comenzó hace ya tiempo, cuando los síntomas de estancamiento en el ladrillo eran más que evidentes. Los últimos datos ofrecidos por Seopan, la patronal de las constructoras españolas, no han hecho sino certificar que la solución a todos los males del sector se encuentra a muchos kilómetros de Euskadi.

Caída en picado En los primeros cinco meses de este año, sin ir más lejos, la licitación de obra pública -el último salvavidas al que se agarraban las empresas una vez confirmada la defunción de la iniciativa privada- cayó en picado en la Comunidad Autónoma Vasca casi un 23% respecto al mismo periodo del año anterior. Pasaron las constructuras entonces de facturar a la administración 703 millones frente a los 907 millones de 2009. En el resto del Estado el desplome fue todavía mayor, rozándose una caída imparable de casi el 39%. En este sentido, ante semejante panorama de sequía nacional, la decisión de estas tres constructoras podría catalogarse como lógica; tal vez algo tardía, pero lógica.

Aunque la apuesta por la internacionalización será el eje sobre el cual pivote la actividad de Kemen Group, para Olabarri y Galdiano este planteamiento no es nuevo. Ambas compañías, referentes en el sector de las grandes infraestructuras, ya cuentan en sus respectivos catálogos con proyectos desarrollados en África, América, Europa e incluso Asia. Sin embargo para Arabako Lanketa, comercialmente conocida como Aralan, la oportunidad es nueva. Y grande. Ganar músculo empresarial le permitirá ampliar con garantías su portfolio más allá del Estado y lanzarse al extranjero, uno de los grandes objetivos que sus impulsores vienen pergeñando desde hace ya tiempo. Para Olabarri y Galdiano, empresas de larga tradición en Bizkaia y Gipuzkoa, el nuevo escenario también ofrece ventajas. Su integración a tres les facilitará el acceso a obras y proyectos de mayor calado a los que, en estos momentos, tendrían casi vetado el acceso por falta de personal, infraestructura o tesorería. El nuevo gigante parte con una plantilla de casi 550 trabajadores y tendrá presencia en prácticamente los cinco continentes a través de su red de sedes y delegaciones.