madrid. El economista jefe del banco danés Saxo, Steen Jakobsen, cuantificó ayer en unos 2 billones de euros las necesidades de recapitalización de la banca europea en una hipotética quiebra de Grecia. Durante un encuentro con periodistas, Jakobsen insistió en que Alemania no puede permitirse la caída de Grecia, al tiempo que criticó el proyecto europeo al calificarlo como "una casa sin cimientos", dada la ausencia de un proyecto político que sustente el proyecto económico.
De producirse la caída de Grecia, añadió, y su posterior salida del euro, el país heleno podría volver a participar del proyecto común europeo en unos pocos años.
Pese a que una de las alternativas que se barajan en el seno de la UE es la creación de deuda soberana europea o "eurobonos", Jakobsen se mostró rotundo al asegurar que Alemania jamás aceptará esa solución. También criticó a las autoridades políticas europeas por su falta de previsión. En este sentido, se mostró convencido de que en las próximas semanas habrá "novedades", en forma de un impuesto a las transacciones financieras o gravamen sobre el flujo de capitales que serviría a la Unión Europea como recurso propio de financiación. La implantación de esa tasa a los bancos, añadió, "colapsaría el sistema bancario europeo".
El analista ha calificó de "muy peligrosa" la adopción de una medida similar, especialmente si, como parece evidente, Europa adoptara esta iniciativa al margen de los Estados Unidos, donde esta posibilidad no se plantea. "Parte de los problemas actuales se deben a la decisión adoptada hace tres años de traspasar la deuda privada al ámbito público, que es ahora incapaz de sostenerla", aseguró. "De hecho, la solución pasa por la reducción del sector público, especialmente en aquellos países como Italia, Portugal o España, donde éste tiene un peso excesivo", añadió.
En el caso de España, para Jakobsen es primordial "desregular el mercado, reducir el gasto público y poner un techo de gasto también a los gobiernos autónomos".
Pese a las malas predicciones para España, el responsable de Saxo señala a Portugal como el país más vulnerable después de Grecia.