vitoria
LOS viajeros y las compañías aéreas de bajo coste -las famosas low cost- mantienen una relación de amor-odio que hace que sean las aerolíneas que más han crecido en los últimos meses y también las que más quejas y denuncias reciben. El secreto de su éxito está en que el gancho de las tarifas aéreas baratas se impone sobre las dudas y problemas que generan estas compañías a la hora de hacer las reservas, de conocer el precio final de sus billetes y, en algunas ocasiones, también a las sorpresas desagradables en el embarque y facturación.
Pero mientras su clientela crece, el cerco a las malas prácticas de algunas aerolíneas se estrecha y a las denuncias de las asociaciones de consumidores se une ahora una investigación de la Comisión Europea. En el punto de mira están los cargos ocultos que las compañías de bajo coste añaden a las tarifas básicas y que encarecen considerablemente el precio final de los pasajes aéreos. Ahora que muchos viajeros ya saben de antemano que esos cargos adicionales existen y que es muy probable que tengan que pagarlos, el mayor problema radica en la presunta ilegalidad de algunos de estos cobros. Por ejemplo, la mayoría de las low cost cobra por facturar el equipaje, a pesar de que la Ley de Navegación Aérea indica expresamente que el transportista está obligado a llevarlo y que está incluido en el precio del billete.
prácticas "fastidiosas" Según un portavoz de la OCU, las prácticas de las low cost que "más fastidian" a los consumidores son el cobro de un suplemento por pagar con tarjeta, por imprimir la tarjeta de embarque en el aeropuerto, por emitir la factura, por facturar maletas y por elegir asiento, entre otras muchas igual de irregulares.
Hasta el momento ni las constantes denuncias de las organizaciones de consumidores, ni las acciones interpuestas por miles de viajeros han servido para obligar a las aerolíneas a abandonar estas prácticas. Más bien al contrario. Parece que cada cierto tiempo alguna compañía nos sorprende con un cargo nuevo o con el anuncio de empezar a cobrar hasta por ir al servicio. Según la OCU, que ha presentado denuncia contra cinco aerolíneas, un ejemplo claro de la inventiva recaudadora de estas compañías lo tenemos en la decisión de Ryanair de empezar a cobrar un suplemento de dos euros para cubrir los gastos que le puedan ocasionar los derechos de asistencia al pasajero establecidos por la UE.
más pasajeros Según los datos del Instituto de Estudios Turísticos (IET), dependiente del Ministerio de Industria, las aerolíneas de bajo coste que operan en el Estado transportaron un total de 20,7 millones de pasajeros durante los siete primeros meses del año, un 15,5% más respecto al mismo periodo de 2010, frente a las compañías tradicionales que trasladaron a 15,6 millones, un 8,8% más. Con este aumento las compañías de bajo coste acaparan más de la mitad del tráfico aéreo -un 57%- frente a las tradicionales que transportan el 43% restante.
Tan solo en el mes de julio, las aerolíneas de bajo coste transportaron 4,4 millones de pasajeros, un 10,2% más, mientras que las tradicionales trasladaron a 3,1 millones de viajeros, lo que supone un crecimiento del 9,6%.
La presencia de las low cost en los aeropuertos vascos es mínima, ya que los destinos principales de estas aerolíneas son los grandes centros de conexión (como Madrid y Barcelona) y los enclaves más turísticos (Canarias, Baleares, Andalucía, Levante, etc.). En estos momentos solo el aeropuerto de Loiu está en las rutas de las low cost y en él operan Air Berlin, EasyJet, Vueling y Aerlingus. En esta última compañía de origen irlandés tiene participación de Ryanair, pero ahora el único destino vasco de la low cost por excelencia es Biarritz.
El grado de ocupación de las compañías de bajo coste alcanzó el 88,8% el mes pasado, una tasa 9 puntos superior a la de las compañías tradicionales. Ryanair, EasyJet y Air Berlin fueron responsables de más de la mitad de las llegadas internacionales en bajo coste, con el 54,1% de los viajeros, en los siete primeros meses del año.
Hace tan solo unos días, Ryanair -que es con diferencia la compañía que más quejas y comentarios críticos genera- empezó a anunciar la oferta de un millón de plazas para destinos diversos a un precio de 9,99 euros. En sus comunicados la empresa indica que "los pasajeros que opten por no incurrir en gastos extra, paguen sus vuelos baratos con tarjeta Mastercard de prepago, viajen solo con equipaje de mano y no adquieran la prioridad de embarque pueden reservar on line y volar al anunciado precio de 9,99 euros". Todas estas puntualizaciones tratan de contrarrestar la opinión generalizada de que esas tarifas tan baratas son prácticamente imposibles de conseguir. Incluso trabajadores de la propia compañía han recurrido a las redes sociales para denunciar algunos trucos de la aerolínea para que el pago de extras sea inevitable. Según un empleado de Ryanair, es bastante común que el sistema de la página web de la compañía falle a la hora de imprimir la tarjeta de embarque, de forma que no quedará más remedio que hacerlo en el aeropuerto donde te cobrarán 40 euros.
En vista de que ni sanciones ni denuncias han logrado, hasta el momento, acabar con estos cargos extra, la Comisión Europea ha tomado cartas en el asunto y se plantea eliminar las lagunas de la legislación actual para impedir que las aerolíneas cobren por servicios que se consideran básicos y deben ir necesariamente incluidos en la tarifa base.