Madrid. La Comisión Europea sigue en su afán de mandar mensajes de tranquilidad para sosegar la volatilidad que reina en los mercados. Pero mientras Bruselas afirma que sigue viendo signos de recuperación en la economía europea, en Alemania surgen mensajes contradictorios. Con los denominados países periféricos aún en el punto de mira, el Gobierno alemán quiere aplicar test de estrés a los miembros de la zona euro para medir su competitividad y tranquilizar los mercados, según el ministro de Economía, Philipp Rösler. Y no sólo eso, los partidos alemanes CDU y FDP, que forman parte de la coalición de Gobierno, proponen que los países de la UE que atraviesan dificultades financieras vendan parte de sus reservas de oro para reducir su deuda antes de recurrir a sus socios europeos, según recoge Financial Times Deutschland. Alemania sigue apuntando a España e Italia. En cualquier caso, Elena Salgado descartó ayer vender las reservas españolas porque "no serviría de nada".
La Comisión Europea aseguró ayer que sigue viendo "signos de recuperación" en la economía europea, pese a las caídas generalizadas en las Bolsas y reiteró que las medidas de ajuste a las que se han comprometido los países del euro, también España e Italia, contribuirán a retomar la senda del crecimiento.
Ese fue el mensaje de Olivier Bailly, portavoz del presidente de la CE, Jose Manuel Durao Barroso. Bailly defendió las medidas de ajuste que se han emprendido para atajar la crisis y evitó valorar si la situación puede evolucionar hacia una recesión. "No creo que podamos concluir tras unos pocos días de serias evoluciones en los mercados que estemos entrando en un tipo de recesión", indicó. "Tenemos previsiones más positivas que los análisis de otros actores del mercado".
"Ahora lo que hay que hacer es aplicar de manera concreta los acuerdos y es lo que necesitan los mercados", insistió. Bailly descartó que sea necesario convocar reuniones del Eurogrupo porque, dijo, las reuniones son "para tomar decisiones" y "ya se han tomado".
Desconfianza alemana Pero mientras la CE se esfuerza en simular que nada altera los planes, Alemania comienza a alzar la voz. El ministro de Economía, Philipp Rösler explicó que aboga por unas pruebas de estrés, similares a las que pasan las entidades financieras, pero para los países de la eurozona. Berlín cree que los 17 países que utilizan la moneda deberían incorporar un techo de endeudamiento en sus Constituciones. "Sería una señal positiva y fuerte a los mercados". "Creo que ya no alcanza con rescates. Ahora tenemos la responsabilidad de impulsar un nuevo paquete de estabilidad", apuntó. Rösler aseguró que presentará la iniciativa a Merkel en septiembre. "Resultaría llamativo que la principal economía europea no dijera nada en esta difícil situación".
Esos test de estrés tendrían como objetivo evaluar, entre otros, el mercado laboral, los indicadores económicos, la capacidad de innovación y la seguridad jurídica en el Eurogrupo. "Y quien no logre pasarlo tendría que afrontar consecuencias", continuó Rösler. Según la propuesta, un Consejo de Estabilidad europeo podría aplicar sanciones -como la entrega de fondos de cohesión europeos- de forma automática y sin influencia política.
Entre tanto, voces del CDU y FDP reclaman medidas para España e Italia. El vicepresidente del grupo parlamentario de la CDU, Michael Fuchs, apuntó que aquellas economías que tienen que poner en orden sus presupuestos pueden recurrir a las privatizaciones o la venta de sus reservas de oro, mientras que el experto del FDP, Frank Schäffler, afirmó que "deberían utilizar sus activos antes de pedir ayuda".