Vitoria. Dos empresarios alaveses de reconocido prestigio en Álava han presentado esta semana por carta su dimisión como miembros de la Junta Rectora de SEA, el órgano que valida las gestiones diarias que lleva a cabo el Comité Ejecutivo de la patronal. La salida de estos dos profesionales, de gran peso y trayectoria consolidada en sus respectivos sectores, se produce en un momento especialmente tenso para SEA a raíz de los desafortunados episodios que han venido sucediéndose en los últimos meses, y que han reavidado los viejos fantasmas que en su día, bajo el mandato de Carlos Zarceño, ya provocaron una de las peores crisis jamás vividas en la patronal desde su fundación a finales de los 70.
Aunque la dimisión de estos dos empresarios se ha producido en un clima de discreción para tratar de no avivar la polémica -el contenido de sus respectivas misivas alude a problemas de agenda e incompatibilidad laboral para abandonar sus cargos-, colegas de su entorno hablan sin embargo de un desencuentro serio en el que se habrían producido "malas formas" y "gestos poco adecuados" a la hora de tratar con dos empresarios de este nivel. Incluso un amigo común de ambos justifica su salida como algo "hasta normal" ante una tesitura como la vivida recientemente en SEA. "Para continuar así, en estas condiciones, habrán pensado que lo mejor es no estar", lamentó ayer a este diario.
imagen debilitada Sea como fuere, estas dos dimisiones no sólo debilitan la imagen y el nivel empresarial de la propia patronal, sino que confirman que algo se está cociendo en la casa. Los acontecimientos más recientes, al menos, caminan en esta línea. Ya antes del verano, por ejemplo, tuvo lugar un polémico cese con la directora y responsable de marketing y comunicación, Raquel Ecenarro, cuyas causas y costes de indemnización, aún hoy, muchos asociados afirman desconocer. Poco después fue cuestionada la figura del secretario general, Juan Ugarte, por parte del presidente, Juan José Azurmendi, quien no habría visto con buenos ojos su gestión interna en algunos asuntos "delicados" de la patronal. Por el camino no han sido pocas las críticas también de varios asociados lamentando la poca transparencia en "asuntos clave" o el "excesivo poder" de algunos empresarios que reparten su presencia en diversos foros. El penúltimo episodio ha afectado al propio Azurmendi, quien habría sido expedientado por la CNC (Comisión Nacional de la Competencia) por un presunto atentado contra la libre competencia tras la fusión en abril de su empresa, Omega Elevator, con la cooperativa Orona. De confirmarse la sanción, Azurmendi se enfrentatría a una multa cuantiosa.