vitoria. La banca además de cumplir las nuevas condiciones reguladoras de Basilea III tiene todavía la duda de si tendrá que afrontar una nueva tasa o impuesto bancario en el seno de la Unión Europea.
El sector financiero del Estado español se opone rotundamente a esta tasa con argumentos varios. En primer lugar, señalan que no tiene sentido, al menos para sus accionistas, imponer una tasa nueva en un momento de notable estrechamiento de los márgenes de intermediación y la consiguiente caída de los beneficios.
¿Qué puede pasar si se implanta? Los representantes oficiales no lo precisan pero fuentes del sector lo tienen claro: "Se trasladará a los clientes en forma de mayores comisiones o diferenciales".
Los bancos y cajas del Estado español, al menos los que no han recibido ayudas públicas, -"a diferencia de otras entidades extranjeras que han dispuestos de cuantiosos fondos públicos prácticamente para no quebrar y aquí hacen la competencia ofreciendo tipos de interés imposibles para captar depósitos"-, no han dejado de señalar que de fijarse una tasa debe recaer únicamente sobre las entidades financieras que han recibido dinero público.
Los bancos y cajas señalan que, a diferencia de otros países europeos, en el Estado existe el Fondo de Garantía de Depósitos, con una aportación anual del 2 por mil de la base de cálculo y que pueden utilizarse para reestructurar entidades.
Del FGD al FROB Este mecanismo que ha servido en problemas puntuales no ha podido hacer frente a una crisis del gran calibre de la actual o al menos eso se puede deducir del hecho de que el Gobierno español tuviese que constituir un nuevo fondo, el ya famoso FROB, Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria.
Obviamente, los gobiernos, en una época de vacas flacas fiscales, aceptan la implantación de cualquier tasa que les permita aumentar los ingresos. Es por ello que pese a que nadie se atreve a poner el cascabel al gato de la gran banca, la aplicación de impuestos y tasas a la banca, en teoría con el loable propósito de desincentivar las operaciones especulativas y paliar el fuerte apoyo público prestado para sostener a un sector, a cuyas entidades se considera que no se les puede dejar quebrar lo que, como señalan algunos analistas, favorece comportamientos agresivos en el filo de la navaja porque "los beneficios si los hay serán míos y las pérdidas se socializan y, de hecho, pocos accionistas pierden su dinero en los bancos".
Botín No se puede entender la situación de la posible implantación de una tasa bancaria sin escuchar la opinión del presidente del Banco Santander, Emilio Botín. El directivo cántabro, banquero de cámara del Gobierno español, ha dejado meridianamente claro que un nuevo impuesto al sector financiero "sería una medida ineficiente, y discriminatoria que tendría efectos distorsionantes y consecuencias negativas para la estabilidad financiera". >X.A.