oslo. El jefe del Ejecutivo central, José Luis Rodríguez Zapatero, reiteró ayer desde Oslo su decisión de reformar el sistema de pensiones tras concluir la reforma laboral, ya que, dijo, hay que actuar cuando se sabe que "dentro de diez o quince años la columna de la cohesión social puede tener problemas". Estas declaraciones implican la confirmación de lo ya adelantado por su equipo económico, es decir, que el Gobierno llevará al Congreso la reforma de las pensiones durante este año. La duda es si finalmente Zapatero cumplirá su promesa de no promover una reforma que antes no haya sido consensuada en el seno del Pacto de Toledo, circunstancia difícil a tenor de la posición radicalmente contraria a la congelación de las pensiones que mantiene la mayoría de la oposición en ese foro.

En rueda de prensa en la capital noruega tras participar en una conferencia sobre empleo organizada por el FMI y la OIT, Zapatero reconoció que el cambio "no será fácil", pero ratificó su intención de enviar el proyecto de ley al Parlamento antes de enero si la comisión del Pacto de Toledo cierra su informe a tiempo. "Si un gobernante sabe, con los datos de que dispone, que dentro de diez o quince años nuestro sistema de pensiones, que es la columna de la cohesión social, puede tener problemas, hay que actuar y vamos a actuar", manifestó.

Como los grupos parlamentarios todavía están analizando la reforma, no quiso dar detalles sobre el proyecto de ley y abogó por el máximo consenso. Sin embargo los dos pilares sobre los que se sustenta este proyecto son aumentar el periodo de cotización que se utiliza para el cálculo de la jubilación (lo último que se dijo y desdijo desde el Gobierno es pasar de 15 a 20 años), y aumentar la edad de jubilación en dos años (pasaría de los 65 a los 67 años).

Para justificar la necesidad de la reforma, Zapatero volvió a recurrir al argumento de que la expectativa de vida de los españoles "se sitúa sólo por detrás de la de los japoneses".

paro En la conferencia de la OIT y del FMI centrada en el empleo, el presidente apostó por "reorientar" las políticas de protección social a los desempleados hacia la formación para luchar contra el paro, y aseguró que España no caerá en "la peor crisis", que es, a su juicio, "la del pesimismo y la resignación".

"Una persona, cuando está formándose, está trabajando, está trabajando para el país", manifestó Zapatero. En su intervención recordó que el 80% de los parados en España cuentan con algún tipo de protección y, en rueda de prensa, defendió que la reforma laboral logrará estimular la contratación indefinida. A su juicio, hay todavía que esperar unos meses para que las empresas exploren las posibilidades de la reforma y ver sus efectos, pero "dará resultado y será positivo para el mercado laboral". Fue cauto, eso sí, con sus previsiones y se limitó a señalar que el Gobierno espera que se mantenga la moderación en la destrucción de empleo.