madrid. Lo que propone el Gobierno para la reforma laboral y sobre lo que se basará el posible decreto que la imponga a finales de este mes, es generalizar el uso del contrato de fomento del empleo estable -cuya indemnización por despido es de 33 días frente a los 45 de un fijo ordinario-; poner en marcha un plan de choque para frenar el desempleo juvenil y concentrar las bonificaciones a la contratación en los jóvenes, las mujeres y los parados de larga duración.
También aboga por la implantación del modelo austríaco de desempleo (en el que los trabajadores cuentan con un fondo que ellos mismos alimentan con descuentos en sus nóminas y que pueden capitalizar si son despedidos o bien llevárselo a su nuevo empleo o emplearlo cuando se jubilen) y por el modelo alemán (que utiliza la reducción de jornada como alternativa a los despidos). Sobre esta segunda cuestión el acuerdo no está lejos ya que los empresarios y los sindicatos tienen posiciones cercanas a la del Gobierno. Pero el verdadero caballo de batalla es loa rebaja del despido. La patronal quiere que se abarate la "salida del mercado de trabajo" y los sindicatos lo consideran inaceptable y están dispuestos a ir a la huelga general. Además la patronal CEOE y los sindicatos CCOO y UGT tampoco se ponen de acuerdo sobre las causas y las indemnizaciones por despido.