¿Quién quiere jubilarse a los 67 años? Pocos, la verdad, si escuchamos la voz de la calle. La propuesta de retrasar la jubilación desde los 65 a los 67 años, que ahora el Gobierno mantiene en el aire, levanta ampollas y ha puesto en pie de guerra a la ciudadanía. Con el sistema de jubilación sometido todos los días a debate, ya sea por el retraso de la edad legal de jubilación o por la contratación de planes privados, el PSOE mantiene abierta la caja de los truenos. El progresivo envejecimiento de la población ha hecho estallar por los aires las previsiones y ahora nadie sabe cómo afrontar el problema. Pero ¿piensan lo mismo los trabajadores jóvenes que los veteranos? Prácticamente. El no al retraso se ha dejado oír ya entre todos los sectores y entre todos los segmentos de edad de la población. El Gobierno se ha quedado solo y uno de los lugares donde más han arreciado las críticas ha sido en las redes sociales. En Va a trabajar tu puta madre hasta los 67 años, miles de jóvenes y cientos de enlaces critican en Facebook que a los políticos no les haga falta ni siquiera cumplir los 65 y se recuerda también la contradicción de que en un país donde la edad legal de jubilación está en los 65 años haya prejubilados a partir de los 52. La reforma planteada no satisface a casi nadie. Luis Meler, presidente de la Confederación de Organizaciones de Mayores, se muestra a favor de eliminar la jubilación obligatoria para sustituirla por una "jubilación voluntaria y flexible". Luis Martín, presidente de la Unión Democrática de Pensionista y Jubilados, asegura que antes de prorrogar el retiro "deberían desincentivarse las prejubilaciones masivas que van a cargo de la Seguridad Social".
Los geriatras se han posicionado en contra porque esta medida "empeora la sensación de bienestar de los ciudadanos", según el presidente de la Sociedad de Geriatría, Pedro Gil. Así, este retraso puede propiciar un aumento de la siniestrabilidad y el número de bajas laborales, sobre todo a partir de 65 años, ya que "está demostrado que poco a poco se va perdiendo las capacidades auditivas y visuales y la capacidad de reacción es más lenta". De hecho, la propuesta de los geriatras pasa por revisar el sistema de jubilación para que a partir de los 65 años se ofreciese una jubilación programada que diera la opción de elegir en función de criterios económicos y de salud. Así, habría profesionales que libremente podrían retrasarla. En esta misma línea apunta la catedrática de Sociología de la UPV, María Teresa Bazo, una experta en envejecimiento, quien asegura que "en la Complutense o en la Autónoma han llevado a cabo pequeñas batallas individuales para que un profesor se quede a trabajar más tarde. Porque, por ejemplo, en EEUU un profesor de 90 años puede seguir yendo a clase o a su despacho. Sin embargo si alguien a los 60 años entiende que es el momento de retirarse debe poder hacerlo", afirma. En este contexto, DNA analiza cómo vive esta cuestión un trabajador que acaba de empezar su vida laboral y otro a punto ya de finalizarla, y confronta la opinión de dos profesoras de Sociología, separadas por cuarenta años de edad.