parís. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, presentó ayer un plan de inversiones para aumentar la competitividad futura del país, con cinco ejes prioritarios, que pretende movilizar en total 60.000 millones de euros, de los cuales 35.000 millones de las arcas públicas financiados sobre todo con un préstamo estatal. "Los 35.000 millones se destinarán exclusivamente a las prioridades del futuro", aseguró en su discurso Sarkozy, quien pretendió así dar garantías de que este "gran empréstito" no es simplemente una forma camuflada de agravar la deuda pública.

Insistió en que este plan, que constituye "un esfuerzo excepcional" y permitirá atraer otros 25.000 millones de capitales privados y fondos europeos, no sólo se enmarca con la "estrategia" de su Gobierno para el "restablecimiento de las finanzas públicas", sino que su dinero no podrá ir a "gastos corrientes" de la Administración.

Los fondos públicos se obtendrán, en primer lugar, con la colocación de un préstamo de títulos estatales por valor de 22.000 millones de euros dirigido a inversores institucionales -no a los particulares como el mismo presidente sugirió hace unos meses- para aprovechar las condiciones del mercado de capitales, que permiten a Francia ahora financiarse al 3,5% de interés.

Los otros 13.000 millones vendrán de lo que el Estado había prestado a los bancos para afrontar el colapso del sistema financiero, y que ya casi lo han reembolsado.