Llega el verano y las altas temperaturas dejan secuelas en muchos ámbitos. Las olas de calor acechan en la actividad laboral de algunos trabajadores y la preocupación por la salud de estos ha llevado a tomar una serie de medidas en su jornada laboral. 

Temperatura

Para estas circunstancias, existen unos mínimos y máximos de temperatura determinadas para poder realizar actividades laborales. En los trabajos sedentarios, la temperatura debe estar entre 17 y 27 grados. Por otro lado, los trabajos considerados “ligeros” deben contar con una temperatura entre los 14 y 25 grados. 

No obstante, los más afectados son aquellos que realizan su actividad laboral al aire libre, como por ejemplo, los jardineros, obreros, barrenderos y camareros, entre otros. Su profesión les obliga a estar expuestos al sol frecuentemente y por lo tanto son más vulnerables a sufrir efectos adversos en su salud.

Una persona trabaja en el campo. Anna Bizon

Planes de prevención

Especialmente, para estos, su problema se ha visto reducido ya que el Gobierno prohibió trabajar al aire libre a más de 37 grados el verano pasado como medida preventiva tras las altas temperaturas registradas. También, la actividad laboral se verá suspendida o modificada siempre y cuando la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) decrete alerta roja o naranja. Estas medidas surgen para evitar que algunas tareas se desarrollen a ciertas horas del día en las que existan riesgos que puedan afectar a los trabajadores.

El cumplimiento de estas normas dependerá de las empresas, que serán las responsables de establecer las actividades que se puedan o no realizar ante olas de calor, alerta naranja o roja.

Estas estarán obligadas a redistribuir la jornada, fomentar la flexibilidad horaria y reducir la jornada laboral de la plantilla. De no cumplirse esta norma y del riesgo que supondría al haber la posibilidad de producirse un accidente, el Gobierno responsabilizará a la empresa. Por ello, se pondrán en marcha  varias campañas de inspección para garantizar el cumplimiento de las normas.

Además, cada comunidad autónoma deberá hacerse cargo de establecer sus propios planes de prevención contra el calor. Por ejemplo, la Junta de Andalucía estableció una reducción en la jornada laboral y determinaron una hora concreta como fin de la jornada: 15:00 horas.

Un trabajador fatigado al sol.

Las altas temperaturas pueden producir graves consecuencias en la salud de los trabajadores derivándose así erupciones en la piel, calambres, deshidratación y golpes de calor que pueden llegar a ser mortales. Es importante tomar las medidas adecuadas de protección solar para reducir la posibilidad de experimentar estas consecuencias.

Claves para evitar golpes de calor:

1- Hidratación: evitar el alcohol y bebidas con cafeína que hacen perder más líquido corporal. Se debe estar constantemente hidratado. Si se pierde agua en el cuerpo y luego no se repone, este empieza a deshidratarse y a perder energía, produciéndo así mareos o bajadas de tensión.

2- Evitar la exposición del sol en horas peligrosas del día e intentar permanecer en la sombra, lugares frescos o con buena ventilación.

3- Se recomienda utilizar gorras para protegerse del sol. También es necesario aplicar crema solar y es importante utilizar ropa ligera que favorezca la transpiración.

4- Organizar los ciclos de trabajo para tener breves periodos de descanso.

5- El sueño también es un factor importante. Se recomienda dormir al menos 8 horas y seguir una buena alimentación que pueda hacer frente al calor.