Pedersen sale de la cuevaGiro de Italia
En Matera, ciudad milenaria, sus habitantes vivieron desde la prehistoria en barrios excavados en la roca volcánica. Casas, iglesias, monasterios y ermitas se construyeron en las cuevas naturales de la Murgia. Vida y muerte en las entrañas de la tierra. Allí celebró la gloria Mads Pedersen.
Resucitado el danés después de hundirse en la cuestas que cuidan la memoria de las cuevas. "Los últimos 20 km fueron increíblemente duros. Gasté mucha energía para volver a Vacek, pero por suerte tuve suficiente para el último sprint. Fue un sprint muy duro", resumió Pedersen.
El danés salió a la luz justo a tiempo para respirar aire puro después de dar bocanadas de padecimiento en la antesala del final, cuando la carretera y la agitación de un Roglic juguetón en las rampas que aproximaban al Giro al corazón de Matera, a punto estuvieron de agrietar al gran danés.
Le socorrió Mathias Vacek, que le agarró de la mano para conducirle hacia su tercera victoria en el Giro después de un ejercicio de supervivencia.
El checo, intimidador, que dislocó a Pedersen en las rampas, cuidó con la ternura de una madre a Pedersen, perdido por esas cuestas que zigzagueaban entre cavidades.
Sufrió horrores Pedersen, su rosa palo, apagado en ese tramo, hasta que pudo recomponer su figura, difusa, antes del esprint, donde se agigantó para someter a Zanbanini y a Pidcock con un esprint barnizado en la agonía.
Guiado por el impagable Vacek, pastor y secante, que apaciguó el ritmo para que Pedersen recuperara el resuello y volviera a la vida, el líder desenrolló su alfombra rosa en las calles antiguas de Matera. Fue su tercer laurel en lo que va de Giro. Dominador de los finales apretados. Hat-trick de Pedersen, la vida en rosa para él.
En Matera los paladares aprecian el sabor del Amaro Lucano, un licor nacido a finales del siglo XIX en Pisticci. Obtenido de la maceración de hierbas medicinales, mezcla amargura y dulzura, lo que lo convierte en un excelente digestivo.
La receta secreta, heredada entre generaciones, condensa un licor ideal para degustarlo solo, con hielo o como base para cócteles de carácter intenso. Así fue el final de la quinta jornada del Giro.
Fuga sin esperanza
Matera es la ciudad surgida de las cavernas, la vida horadada en la tierra. En los años cincuenta del pasado siglo, el gobierno italiano desalojó a la fuerza a la mayor parte de la población de las cuevas, los Sassi, piedras de Matera, y los llevó a zonas de la ciudad moderna en el desarrollo que abría el futuro tras la Segunda Guerra Mundial.
Giro de Italia
Quinta etapa
1. Mads Pedersen (Lidl) 3h27:31
2. Edoardo Zanbanini (Bahrain) m.t.
3. Tom Pidcock (Q 36.5) m.t.
4. Orluis Aular (Movistar) m.t.
64. Jonathan Lastra (Cofidis) a 42’’
106. Pello Bilbao (Bahrain) a 4:00
107. Jon Barrenetxea (Movistar) m.t.
110. Jonathan Castroviejo (Ineos) a 5:07
117. Igor Arrieta (UAE) a 6:35
140. Xabier Mikel Azparren (Q 36.5) a 9:38
General
1. Mads Pedersen (Lidl) 15h11:52
2. Primoz Roglic (Red Bull) a 17’’
3. Mathias Vacek (Lidl) a 24’’
4. Brandon McNulty (UAE) a 31’’
65. Jonathan Lastra (Cofidis) a 8:03
80. Igor Arrieta (UAE) a 11:46
86. Pello Bilbao (Bahrain) a 14:27
96. Jonathan Castroviejo (Ineos) a 17:49
122. Jon Barrenetxea (Movistar) a 30:03
141. Xabier Mikel Azparren (Q36.5) a 40:52
Décadas después, las autoridades locales situaron a los Sassi como destino turístico. Los Sassi son el corazón de Matera y un plató natural en el que se han rodado infinidad de películas.
Un paisaje evocador que fue elegido como escenario de películas como La Pasión de Cristo de Mel Gibson y El Evangelio según San Mateo de Pier Paolo Pasolini. Tierra sagrada.
Concentra Matera más de 150 lugares de culto construidos entre el Alto Medioevo y el siglo XIX. Italia es una sucesión de templos, pero en Matera sobresale el conjunto tan diverso de edificios relacionados con la fe cristiana.
Incluso en Italia Matera es una anomalía. Pedersen es un ciclista de culto. Bien podría ser una figura religiosa. Imperial en las clásicas, el gran danés, continúa su idilio con la primavera en la Corsa rosa.
Brotó Pedersen entre los Sassi, asentamientos incrustado a lo largo de la Vía Apia, que unía Roma con Brindisi. Sobre el recuerdo de aquella calzada, una de las más importantes del imperio, rodó el Giro hacia Matera.
En el subsuelo de Matera emerge el Palombaro Lungo, una cisterna monumental situada bajo la Plaza Vittorio Veneto, con una capacidad millones de litros de agua.
Construida entre los siglos XVI y XVII, representa una obra maestra de ingeniería hidráulica, con paredes revestidas de cerámica impermeabilizante para garantizar la conservación del agua. No solo de agua vive el hombre. El gaznate del ganador lo recompensa un vino espumoso.
Final trepidante
Antes de que Pedersen lo agitara desde el podio, Montecaglioso, una pared de 2,9 kilómetros al 8,4% de pendiente media, conocida como la Ciudad de los Monasterios, calentó los pulmones de Bais y Milesi, aún izado el estandarte de la fuga, que asomó con el bandera de salida de Mauro Vegni. Epis dimitió antes, engullido por la fatiga.
Espabiló el pelotón camino de Matera, apresurando el paso en paisajes abiertos donde se cerraba la esperanza de la fuga y se desgastaban las cuentas del rosario de los velocistas, desgastados por Montecaglioso. Van Uden y Kooij, que pujaron en Lecce por la gloria, eran pasado, dos motas de polvo colgadas en el retrovisor.
Mads Pedersen vence en Matera.
La carretera alzó los cuellos de la exigencia y lo que había sido un paseo, era un incordio. En Italia las cosas aparecen de repente sin aparente sentido. Bais y Milesi saludaron su despedida del frente.
Las guardias pretorianas se identificaron en el extrarradio de Matera en la disputa de la posición. Elevó los decibelios la tensión. En guardia los equipos de los generales. En ese baile, Juan Ayuso era un solista sin banda.
Cerca del arcén, lejos de la acción, desenfocado, el alicantino parece que corre en su propia burbuja. Ajeno a los movimientos de los suyos. Las aceleraciones descontaron a Van Aert y Pello Bilbao, que reserva el motor para días mejores. Subieron las revoluciones en la ruta hacia Matera, donde Pedersen salió de la cueva para iluminarse.