¿Necesita un recambio para cualquier demarcación entre el dos y el cinco? Llame a Tadas Sedekerskis. ¿Busca casi a la desesperada a un muro defensivo que plante cara a la estrella rival? Pregunte por Tadas Sedekerskis. ¿Echa en falta a alguien disciplinado y comprometido hasta la médula que cumpla con las órdenes del técnico y juegue fuera de su hábitat natural ante las carencias de algún compañero? Su hombre sigue siendo el lituano. ¿Quiere tirar abajo un tabique de casa o todavía no ha decidido quién será el maestro de ceremonias de su boda? Igualmente, Tadas Sedekerskis.

El multiusos lituano es el chico para todo en el Baskonia. El mejor apagafuegos posible, sobre todo cuando un físico magullado en ocasiones por las lesiones musculares le responde. Como insisten algunos comentaristas durante sus retransmisiones, una especie de yerno perfecto. Un modelo a seguir para la cantera azulgrana en cuanto a carácter, filosofía de trabajo y constancia.

Así lo demostró este pasado domingo en la Fuente de San Luis ante el Valencia Basket en un partido que se fue complicando hasta límites insospechados. Sedekerskis demostró en tierras levantinas que está hecho de una pasta especial.

Tadas se acerca a la afición en el Buesa Arena. Baskonia

Pablo Laso fue valiente para apostar por un quinteto atípico que condujo al Baskonia hacia una victoria con tintes épicos tras una matinal maratoniana. El entrenador vitoriano se cansó de las facilidades defensivas ofrecidas por Hall y Samanic, tampoco quiso confiar en Khalifa pese a sus buenos minutos en ambos aros y se la jugó con cinco piezas de su absoluta confianza: Forrest en el timón, Howard y Luwawu-Cabarrot en las alas, Rogkavopoulos como falso cuatro y Tadas desplazado al cinco.

“Si te mueres te mueres de pie y con la gente en la que crees”, fue una de las frases míticas que Dusko Ivanovic acuñó durante una de sus etapas en Vitoria. Eso fue precisamente lo que hizo Laso para evitar que el Baskonia enterrara sus últimas esperanzas a la hora de sellar el billete hacia el play off.

Una posición familiar

Sedekerskis respondió con la eficacia que le caracteriza casi siempre sobre una cancha en una demarcación que, por otro lado, no le resulta ni mucho menos desconocida.

Sus números en la Fuente de San Luis fueron imponentes: 17 puntos con un único tiro de campo fallado, 3 rebotes, 2 asistencias, 2 robos, 5 faltas recibidas y un 80% desde la línea de personal (8 de 10)

Y es que sus virtudes físicas y su capacidad para defender a jugadores más altos que él ya le han llevado a actuar muchos partidos en dicha posición durante su carrera, sobre todo bajo la batuta de un sargento de hierro montenegrino con el que Tadas entró en otra dimensión como jugador.

El soldado lituano ya ha demostrado estar capacitado para cumplir con esa labor de ser el hombre más alto del Baskonia en la cancha pese de medir ‘solo’ 206 centímetros. A diferencia de otros postes más pesados, poca movilidad y con un flojo desplazamiento lateral, Tadas reúne virtudes suficientes como para, en algún momento puntual, emparejarse con las torres rivales.

Con el paso de los años, ha ganado en musculatura y presencia física, algo muy atractivo para cualquier entrenador. De su polivalencia también está extrayendo petróleo un Pablo Laso que frente al Valencia se vio obligado en primera instancia a alinearle como cuatro ante la ausencia de Moneke y que, cuando vinieron mal dadas, no dudó en dar otra vuelta de tuerca a su versatilidad.

Tras más de 38 minutos en pista, Sedekerskis se convirtió en el socio ideal para Forrest y Howard. Sus números fueron imponentes: 17 puntos con un único tiro de campo fallado y un 80% desde la línea de personal (8 de 10), 3 rebotes, 2 asistencias, 2 recuperaciones y 5 faltas recibidas para un total de 24 de valoración. Su tercera más elevada de la temporada en la ACB tras los 31 y 26 créditos conseguidos ante el Girona y el Granada, respectivamente.

Con su reciclaje al puesto de cinco, Laso también envía un claro mensaje a sus hombres altos de que no pueden dormirse en los laureles en un tramo decisivo de la temporada donde el Baskonia necesita facturar muchas victorias para seguir vivo en la competición.