Todo empezó allá por los últimos años de la década de los 80 en la Liga Interbares de Vitoria. La pasión por el fútbol de Lorenzo Benito le animó a sacar un equipo de fútbol en el barrio de Coronación. 

Este palentino, que el pasado 8 de diciembre cumplió 83 años, llegó a la capital alavesa en 1976 con la idea de asentar su proyecto de vida en el territorio tras haber trabajado años antes en el montaje de la Azucarera y Michelín. 

Sin embargo, su futuro no pasaría ni por una empresa ni por la otra, sino que se dedicó a la hostelería y montó un bar, el Juli, nombre en honor a su mujer y compañera de aventuras, en la calle Bruno Villarreal de la capital alavesa.

Lorenzo Benito junto a su mujer Juli, en la barra del Bar Juli que regentaban hasta 2010 en la calle Bruno Villarreal y donde surgió la idea de fundar el club de fútbol DNA

Satur Muñiz, su mano derecha

Pues bien, a través de este negocio no tardaría en surgir la posibilidad de dar rienda suelta a su pasión por el balompié. En su local de hostelería entablaría relación con Satur Muñiz, el que ha sido compañero de aventuras durante más de tres décadas y 'alma mater' del Bruno Villarreal, el club de fútbol que fundaron en 1989.

Un equipo de barrio, un club humilde y muy querido por sus vecinos de Coronación y que pese a nacer sin grandes pretensiones alcanzó la hazaña de un ascenso hasta la Tercera División a los pocos años de su fundación.

Logro que no hubiera sido posible sin el apoyo, es justo decirlo, de Juli, la mujer de Lorenzo, compañera inseparable y un apoyo inquebrantable en la aventura del equipo de fútbol. “A ella también le gustaba y estaba dispuesta a ayudar en todo lo que hiciera falta y como veía que yo estaba muy ilusionado con el equipo, me dejaba hacer y gastar en él lo que fuera necesario”.

Los jugadores del Bruno Villarreal celebran el ascenso a Tercera División en la temporada 2003-04 DNA

De 1989 a 2010

Y es que a lo largo de estos 31 años de vida del Bruno Villarreal, los gastos han sido muchos y notorios. La gran mayoría han corrido a cargo del propio Lorenzo Benito, presidente del club desde el primer año en el que se fundó en 1989 hasta 2010, momento en el que desapareció tras cerrar el bar por jubilación. “Había que pagar comidas, fichas, viajes...”, relata el que fuera mandatario del club gasteiztarra.

"Le quieren muchísimo y es imposible salir a dar un paseo con él, ya que le paran por la calle cada cinco minutos”,

Laura Domínguez - Nieta de Lorenzo Benito

Un esfuerzo económico que realizaba con gusto. Su pasión por el Bruno Villarreal lo merecía y el cariño de los integrantes del equipo a lo largo de todos estos años compensaba cualquier dispendio monetario. “Eran una familia”, relata Miguel, uno de sus inseparables amigos.

“Le quieren muchísimo”, relata orgullosa su nieta Laura Domínguez. “Es imposible salir a dar un paseo con él, ya que le paran por la calle cada cinco minutos”, añade esta familiar, que justo nació en enero del año 2004, cuando el Bruno Villarreal consiguió el ascenso hasta la Tercera División tras haber fallado en las dos anteriores promociones.

Los jugadores del Bruno Villarreal celebran el ascenso a Tercera DNA

A la tercera fue la vencida y el modesto Bruno Villarreal dejaría esa temporada 2003-04 en la cuneta al Somorrosto y el Berio.

La mayor gesta de la historia para un club que tras debutar en el fútbol provincial alavés en 1989, militaría dos años en Regional –1990-91 y 1991-92– para dar el salto a la Preferente Alavesa en el curso 1992-93 y una década después alcanzar la Tercera, categoría en la que militó tan solo una temporada antes de volver a Preferente tras descender el curso siguiente.

Todos muy buenos amigos

Hazañas de una entidad en la que “todos éramos muy buenos amigos”, recuerda Lorenzo Benito. “Anécdotas de aquella época hay mil”, añade el que fuera presidente del club. El mandatario del Bruno Villarreal recuerda las cenas con los jugadores en el bar. “Menudas chuflas se montaban”, rememora con cariño. 

Satur Muñiz, Montes, Lorenzo Benito, el hijo de Montes y Laura Domínguez posan el el Bar D2 DNA

Grupos muy bien avenidos, como precisa su compañero de fatigas Satur Muñiz. “En aficionados, cuando jugábamos por la mañana, todos venían a desayunar al bar”, explica.

El Bar Juli era el punto neurálgico de un Bruno Villlarreal formado mayoritariamente por futbolistas gasteiztarras, pero que también tuvo en sus filas a dos jugadores franceses. “Estaban estudiando en Vitoria y se les acogió”. 

Lo dicho, una familia liderada por dos héroes del fútbol modesto a los que su pasión por el fútbol, y en especial por el Bruno Villarreal, les ha costado dinero de su bolsillo. “Son gente que se lo ha currado. Que de la nada llegaron a Tercera”, agradece su amigo Montes.

Los hechos así lo confirman. El propio Lorenzo y Satur se encargaron en su día de acondicionar el campo de fútbol del seminario donde jugaron sus primera temporadas, antes de emigrar a Lakua Arriaga. Una ubicación que les hizo perder algún seguidor, pero no el cariño de sus vecinos del barrio de Coronación. Son los héroes del fútbol modesto en Álava.