Los sueños siempre se pueden cumplir con esfuerzo y sacrificio. Esta es una frase que tendemos a escuchar mucho en nuestra sociedad, pero que muchas veces queda en el olvido o en el baúl de los recuerdos, y finalmente la gente no termina cumpliendo ese objetivo con el que siempre había soñado.
Ese no será el caso de la vitoriana Vanessa Almeida Querejazu, quien aspira en 2025 a ascender el Manaslu, un exigente 8.000, siendo así la primera persona del mundo con Trastorno del Espectro Autista en lograrlo.
“El secreto es afrontar los miedos. Yo he tenido muchos a lo largo de mi vida, pero mi actitud ha sido siempre de lucha y de ir a por lo que quería. Antes no sabía lo que me pasaba y ahora me planteo este 8.000 con todos mis síntomas controlados y con una calidad de vida que ha mejorado. Sueño con este objetivo porque esto me da una felicidad increíble”, afirma sin ambages esta vitoriana de 46 años.
Además, dicho conmovedor objetivo colaborará con la ciencia con el fin de que, de cara al futuro, toda la experiencia vivida sirva para que cualquiera que sueñe con otra montaña también pueda hollarla.
Por eso mismo, la alavesa residente hoy en día en Santander está trabajando con una serie de científicos que van a controlar su entrenamiento, nutrición y suplementación. “Como vengo de la alta competición, yo he cogido lo que yo considero importante, que es un entrenador mental para trabajar la gestión de emociones en la alta montaña, ya que todo ese ruido mental hay que saber gestionarlo”, admite la alpinista.
“Me planteo este 8.000 con todos mis síntomas controlados y la calidad de vida mejorada”
En ese sentido, otra figura que se ha escogido es la de un médico especializado en altitud. “Yo trabajo la hipoxia y duermo con una máquina que me hace simular que descanso a 3.000 metros de altura. Entonces, a las montañas voy preaclimatada y me resulta más fácil, ya que mi cuerpo ya está preparado”, desvela la alavesa. Al mismo tiempo añade que “esta situación desemboca en que le estoy privando de oxígeno al cuerpo y por eso se requiere de controles médicos”.
La nutrición, vital
La nutrición es otro factor importante a tener en cuenta de cara a este reto. “Me la van a gestionar unos médicos especializados de la Universidad Miguel Hernández de Elche, que por otro lado son unos especialistas que anteriormente ya han trabajado con alpinistas”, subraya Vanessa.
"Yo trabajo la hipoxia y duermo con una máquina que me hace simular que descanso a 3.000 metros de altura. Entonces, a las montañas voy preaclimatada y me resulta más fácil"
Este objetivo no solo servirá como superación para la deportista con Trastorno del Espectro Autista (TEA), ya que además será la primera mujer en hacer un 8.000. El estudio también irá destinado a que pueda “haber investigaciones científicas sobre fisiología del deporte en altura y de nutrición deportiva en mujeres”.
De hecho, “hay datos de alpinistas hombres, pero no del sexo femenino”, precisa la vitoriana. Y en ese sentido, Vanessa destaca emocionada que “este es el sueño de cualquier deportista y me cayó a mí. Ahora estoy liderando estas dos investigaciones, por lo que no puedo ser más feliz en estos momentos”.
Cubiertas dos de cuatro fases
El objetivo de este proyecto consta de cuatro fases, de las cuales dos ya se han llevado a cabo. “He estado en el Atlas, en Marruecos, en el Toubkal, a 4.167 metros, siendo la cumbre más alta de África del Norte. Estuvimos del 20 al 26 de junio y además hicimos otras ocho cumbres”, rememora Vanessa.
En la siguiente etapa, del 26 de julio al 1 de agosto, también subió el Elbrus (5.642 metros) siendo la cumbre más alta de Europa ubicada en Rusia.
“Mi mayor logro a pesar de las regatas y la alta montaña son mis dos hijos pequeños”
A corto plazo tocará seguir esforzándose de lo lindo, ya que llega el momento de ascender el Volcán Condor (6.412 metros), el cual solo se ha escalado en dos ocasiones, y el Volcán Ojos del Salado (6.893 metros), en concreto la montaña más alta de Chile. Esta etapa se llevará a cabo del 10 al 30 de enero de 2025.
Para terminar, del 1 de septiembre al 15 de octubre del año que viene, Vanessa subirá el Manaslu, es decir, la octava montaña más alta del mundo, ubicada en el macizo Mansiri Himal, parte del Himalaya en la zona centroccidental de Nepal.
“Mi idea es ir ascendiendo en altura e ir haciendo una escalera para ver cómo funciona mi cuerpo y prepararlo a la nutrición en altura”, explica la alpinista, para quien “en el alpinismo nunca se ha mezclado deporte de élite y ciencia para escalar un 8.000 y eso es algo innovador y lo estoy disfrutando mucho”.
En ese sentido, Vanessa estará muy bien acompañada durante este viaje, empezando por Juan Vallejo, alpinista profesional, Javier Sáenz Martínez, escalador profesional, José Vicente Cabas, coach deportivo y entrenador mental, el doctor Aritz Urdampilleta, especializado en fisiología del deporte, y el doctor Enrique Roche Collado, especializado en Nutrición y Bromatología.
“En el alpinismo nunca se ha mezclado deporte de élite y ciencia para escalar un 8.000 y eso es algo innovador y lo estoy disfrutando mucho”
Además, este proyecto se encuentra apadrinado por Juanjo San Sebastián, un alpinista de 'Al filo de lo Imposible', por Alejandro Abascal, primera medalla de oro de la vela española, y por Leo Harlem, cómico y presentador español.
Comienzos en la montaña
Esta aventura comenzó realmente hace unos años. “Después del confinamiento me apunté a un curso de esquí de travesía en la Federación cántabra de Montaña y fue la primera vez que conocí la montaña invernal. La sensación de subir al monte escalando y bajar esquiando por sitios donde si no vas por tu propio pie no puedes llegar, es algo único y eso me cautivó, fascinó e hizo que me volcara totalmente con la naturaleza”, enfatiza Vanessa.
"La sensación de subir al monte escalando y bajar esquiando por sitios donde si no vas por tu propio pie no puedes llegar, es algo único"
Después de esa experiencia, la alavesa empezó a ascender diversos Picos de Europa junto con Javier Sáenz Martínez, a quien elogia. “Es un alpinista increíble que ha abierto más de 350 vías por esta zona, y es una auténtica suerte que él sea mi tutor. Entonces un día se me vino a la cabeza el sueño de hacer el Mont Blanc y una vez estuvimos ahí, también me animé con el Cervino. Y a partir de ahí comenzó a cuajar este objetivo que se ha organizado”, destaca la alavesa.
Además de la montaña, la alpinista lleva el deporte en sus venas, ya que primero se especializó en la vela, modalidad que practicó durante más de 20 años logrando grandes éxitos y haciendo historia.
Diagnostico del TEA en 2021
En el 2021 le diagnosticaron Trastorno del Espectro Autista (TEA) coincidiendo con el año que conoció la montaña invernal por primera vez. “Se me ha detectado el autismo hace poco y he vivido toda mi vida con él. Yo miro para atrás y pienso que he tenido experiencias muy interesantes. He vivido la vida que he querido vivir, y no todo el mundo ha podido tener esta capacidad camaleónica de cambiar”, afirma la vitoriana.
"He vivido la vida que he querido vivir, y no todo el mundo ha podido tener esta capacidad camaleónica de cambiar"
Ahondando en cómo es, Almeida detalla sin ningún problema que “mi personalidad siempre ha sido especial, he sido una niña distinta y el mundo también lo he percibido diferente. Ese choque causa mucho sufrimiento porque la gente te excluye, pero yo me considero una autista en evolución, es decir, yo todo lo duro lo he ido limando y me he ido adaptando a la situación”.
Lo que sí que ha cambiado en su vida desde que le diagnosticaron TEA es, aclara la alpinista, que “en los anteriores viajes como el de la preparación olímpica de Sidney, que acudí como entrenadora, no disfruté del viaje porque tenía autismo oculto, pero ahora sí que estoy divirtiéndome en mis experiencias y de la compañía”.
Pasión por la vida
A pesar de todo lo que está viviendo, Vanessa tiene claro que su mayor logro “a pesar de las regatas y la alta montaña, son mis dos hijos pequeños; ellos son mi mayor éxito”. La alavesa también reconoce que cuando llega a las cimas “mi tradición es la de llorar, porque la cumbre es parte del viaje, y lo importante es todo lo vivido durante el trayecto y lo que has hecho como persona para llegar hasta ahí”.
“Antes de llegar a una cima, siempre la sueño, la preparo y la estudio, ya que hay que organizar muy bien el viaje"
De lo que no hay duda es que en su caso nada queda a la improvisación. Y es que Vanessa admite que “antes de llegar a una cima, siempre la sueño, la preparo y la estudio, ya que hay que organizar muy bien el viaje. Por ejemplo, a veces lo que llevas en el equipaje te va bien o te va mal”.
Al final, la experiencia es una aventura completa desde que se sueña, se prepara, se vive y luego se recuerda”. Otro buen ejemplo en alta montaña es que “una persona sola no puede llegar a lo más alto y el equipo siempre te tiene que apoyar en la expedición”.
Por otro lado, Almeida reconoce que hasta el momento el monte que más le ha gustado ha sido el Cervino. “Es muy técnico y bonito e impone al solo verlo. Es más, aún recuerdo cuando lo observé por primera vez, que pensé, ¡madre mía que pedazo de montaña!”.
Después de haberse ilusionado con muchos picos y haberlos conquistado, a Vanessa le toca cerrar este nuevo objetivo para hacer historia. “Ya he soñado con el Manaslu, he visualizado la ruta y he visto muchos vídeos, pero antes de eso tengo que vivir muchas más cosas, como el viaje”.