Corre, inexorable, el tiempo, que a nadie espera. 441 días después se cruzaron los destinos de Primoz Roglic y Tadej Pogacar en Bolonia. No habían competido entre sí desde julio de 2022, cuando rivalizaron en el Tour que conquistó Jonas Vingegaard.

En el reencuentro, los focos se prendaron de Roglic, que aseguró que su tiempo en el Jumbo había acabado con la suavidad con la que las hojas se desprenden de los árboles y alfombran el otoño que aún posee el acento del verano cálido. El esloveno buscó otros horizontes.

San Luca, el remate tras 204 kilómetros del Giro dell’Emilia, era un buen lugar para iniciar el ritual de la despedida. Con clase y elegancia, se realzó la figura de Roglic, otra vez monarca en la Colle della Guardia.

Desde ahí, cerca del cielo, observó el mundo que le mira a él con devoción. El esloveno agarró su tercera victoria de la clásica italiana, la 15ª del curso. Veni, vidi, vici. Venció Roglic a lo grande, lo que es.

Roglic somete a Pogacar

Campeón de cuerpo entero, sometió a Pogacar, que le situó con el bizqueo, pero sus piernas de oro no pudieron con el espíritu guerrero, rabioso y rebelde de Roglic, que se regaló una victoria reconfortante. El Jumbo pierde a un campeón enorme, en plena vigencia. Roglic Despegó en el momento exacto, en su distancia. Fenomenal puncher nadie pudo rastrearle, tampoco Pogacar, el elegido.

A su espalda, el podio lo cerró Simon Yates. Roglic dedicó el logro a su familia, que le apoya “sobre todo en los malos momentos”. Las despedidas nunca resultan sencillas. Anudan los sentimientos.

El el inicio del adiós del Jumbo, Roglic se mostró en su esplendor. En la colina que ha conquistado en tres ocasiones (2019, 2021 y 2023) apiló su 80ª victoria en un día especial. Roglic, formidable, florece en otoño.

Pogacar tenía la misma intención. Extraordinarios animales competitivos, ambos buscaban lo mismo. Vidas paralelas. La clásica italiana, bella y revoltosa, juguetona con su circuito final, aserrado, y su columnata que invoca a los maravillosos días de nostalgia, es un monumento al que le esquiva el escudo de armas de la alta aristocracia del ciclismo.

Es un tesoro que se desentierra en Colle della Guardia, un promontorio que conoce Enric Mas, vencedor el pasado curso. Desde entonces, el balear no ha saboreado ningún trago del dulce elixir de la victoria.

La selección definitiva

En su balconada se arremolinaron los favoritos, con Pogacar, Roglic, Carapaz, Adam Yates, Vlasov, Mas, Woods, Simon Yates, Benoot y Ciccone dispuestos a bailar alrededor de la hoguera que conducía a la gloria en una subida de apenas 2 kilómetros pero con la dureza suficiente, con una pendiente media importante, superior al 9 % y con rampas que peinan el 12 %.

Se abrió la Porta Saragozza y la desconfianza, hombreando unos y otros, a la espera de que sucediera algo que no fuera mirarse. La calma antes de la tormenta.

Yates, lanzadera de Pogacar, elevó el ritmo. Era el pregonero de las intenciones del esloveno, que apuntó a la diana con su clásico lenguaje corporal, cuando se hincha. Carapaz, duro, resistente, se agarró a Pogacar. Roglic, maillot abierto, a pecho descubierto, la cadena bamboleante, se encoló. Restaba la mitad de la subida y el trío se quedó a solas.

El remate de Roglic

La configuración cambió cuando frenaron. Se recompuso el grupo. Llegaron Vlasov, Mas, Woods y Simon Yates. Regresó el resquemor. El baile de máscaras. Todos midiéndose. Pogacar, en la mirada de todos.

A la espera. Acción-reacción. Como en el cine soviético: tesis-antítesis, síntesis. Entre plano y plano, Roglic aceleró. Pogacar se fue a por él, pero tuvo que sentarse ante el despegue de su compatriota. Viajaba hacia el futuro con furia. Roglic saludó el porvenir con una dulce despedida.

LA ACTUALIDAD


Victoria y liderato en la CRO Race.

Orluis Aular festejó en la CRO Race una victoria al esprint que le deja a un dedo de conquistar la prueba balcánica, que concluye hoy. El velocista venezolano del Caja Rural firmó una gran victoria al superar a Kristoff y Hayter en el esprint. Con el triunfo, se subió a lo más alto de la general después de un accidentado final. Magnus Sheffield sufrió una importante caída en la última curva, perdiendo todas las opciones de pelear por la etapa y las bonificaciones, pero sobre todo y más importante, el maillot de líder.


Ane Santesteban, quinta.

Ane Santesteban completó una gran actuación en el Giro dell’Emilia de féminas. La ciclista guipuzcoana, que la próxima campaña correrá en el Laboral Kutxa, obtuvo una brillante quinta posición en la clásica italiana. La victoria se la adjudicó Cecilie Uttrup Ludwig en solitario. Santesteban concluyó a 32 segundos de la vencedora.