Imaginen un equipo formado por Jonas Vingegaard, Primoz Roglic, Remco Evenepoel, Van Aert, Julian Alaphilippe, Christophe Laporte, Sepp Kuss, Mikel Landa, Van Baarle… “No lo veo para nada”, dice un gran conocedor del mercado ciclista sobre el rumor que se disparó a través de WielterFlits y que anuncia la posibilidad de una fusión entre el Jumbo, el mejor equipo del WorldTour, y el Soudal.

En la formación neerlandesa –el Jumbo ha dominado la campaña a falta del remate de la clásicas italianas– han festejado el Giro con Roglic, han celebrado el Tour, por segunda vez consecutiva con Vingegaard, y han bailado la Vuelta con Kuss. Un hecho sin precedentes. Un hito para los libros de historia.

Ese acorazado, del que se bajará el patrocinador principal a finales de 2024, podría soldarse con el Soudal, la formación que lidera Evenepoel, una de las grandes luminarias del pelotón y que cuenta con ciclistas del calado de Alaphilippe, doble campeón del mundo.

En el Soudal recalará Landa las dos próximas campañas. Está por ver si el alavés llega a la escuadra con la que ha firmado o a la nueva criatura, de aspecto monstruoso por el nivel deportivo que pudiera alcanzar si se concreta la información publicada por el portal WielterFlits.

Según sus fuentes, estiman que la suma de ambos proyectos podría cristalizar la campaña venidera y que las negociaciones para la creación de un superequipo estarían muy avanzadas.

Al parecer, el interés mostrado por Jim Ratcliffe, máximo mandatario de Ineos, de absorber el Soudal habría puesto en marcha la maquinaría para la compleja operación de encolar el Jumbo con el Soudal.

Jumbo, el principal sponsor de la formación neerlandesa, dejará el patrocinio del equipo, por lo que la estructura resultante podría llamarse Soudal-Visma o Visma-Soudal.

“Desde el punto de vista financiero y deportivo esta sería una operación sólida, que le daría al equipo los recursos para competir contra escuadras con mayores presupuestos como Ineos y UAE”, apunta la información de WielterFlits. “Es sólo cuestión de tiempo que se concluya esta espectacular y sorprendente fusión”, añaden. 

Una complicada cohabitación

Sobre ese postulado, el mánager general de Jumbo-Visma, Richard Plugge, se convertiría en el director ejecutivo del equipo, el director Merijn Zeeman quedaría al frente de la parcela deportiva, mientras que Patrick Lefevere pasaría a ser miembro del Consejo de Supervisión.

Lefevere perdería poder en la nueva estructura, algo que no se antoja sencillo conociendo al mánager belga, todopoderoso en el Soudal, el reino de Lefevere. La ausencia de un patrocinador principal es un problema para los neerlandeses, pero no para la formación belga.

De hecho, no da la impresión de que Lefevere salga muy beneficiado con la operación y tampoco se debe olvidar que ambas estructuras han sido rivales históricamente. Belgas contra neerlandeses. “Lefevere y Plugge en el mismo proyecto es como meter a Florentino Pérez y Laporta en el mismo equipo”, sostienen algunas voces.

Un proyecto complejo

Sobre el papel, que todo lo soporta, la idea, una obra megalómana, puede tener recorrido, aunque el encaje parece bastante más complejo. No se trata de una simple acumulación de cromos. La empresa no es tan sencilla de concretar. No se trata de sumar los talentos de ambos equipos y echar a rodar.

La operación es intrincada. De entrada, la alianza de las dos estructuras provocaría que un buen número de ciclistas deberían abandonar a uno de sus dos equipos cuando la mayoría de las plantillas del WorldTour están cerradas. 

Numerosos despidos

Ambas escuadras disponen en la actualidad de un plantel de 29 ciclistas. La unión no elevaría el numero de corredores. Al contrario, uno de los dos equipos desaparecería. Son pocos los equipos que disponen de plantillas de más de 30 ciclistas en nómina.

Se calcula que al menos 20 corredores deberían buscarse equipo. La mezcla de las dos estructuras provocaría, de facto, la desaparición de la mitad del staff de ambos proyectos: directores, mecánicos, auxiliares, masajistas, nutricionistas, entrenadores y demás profesionales.

Cerca de un centenar de personas dejarían de trabajar. De conformarse un equipo repleto de estrellas, –no sería de extrañar que ciclistas con caché como Roglic buscaran otros destinos–, podría anticiparse un ciclismo aún más elitista. Ese esquema no parece bueno para la competición.

Ni confirman ni desmienten

Frente a megaestructuras de esta índole o similar, la capacidad competitiva del resto de formaciones se reduciría, así como la ambición de pelear por grandes objetivos, opacados por escuadras repletas de talento.

El espectáculo se vería mermado porque el reparto de los logros más rutilantes quedarían aún más concentrados en pocas manos. Por el momento nadie de manera oficial desde el Jumbo o desde el Soudal ha confirmado ni desmentido la información.

Lefevere se habría puesto en contacto con sus corredores mediante una carta para decirles que ha mantenido conversaciones con distintos agentes para mejorar el equipo, algo que el mánager belga nunca ha ocultado, aunque en la misiva dice que no hay nada concreto y parece alejar la idea de la fusión. ¿Existirá el equipo de los faraones?