El pasado 7 de julio fue un día amargo para Xabi Tolosa. Lo tenía marcado en rojo en su calendario, puesto que, tras un par de retrasos, era la fecha fijada para su retorno a las canchas después de más de tres meses en el dique seco por una rotura en el gemelo de la pierna derecha. Un regreso por la puerta grande, en el choque previo a la final del Torneo San Fermín del Cuatro y Medio a disputar en un Labrit abarrotado y contagiado del estallido festivo que vivía toda Iruñea. Debía ser un momento para disfrutar, pero las cosas tomaron un desvío inesperado. “Iba con ganas, con la confianza de haber metido muchas horas en el gimnasio y en el frontón, pero el partido no salió como deseaba”, señala el zaguero de Anoeta, a la espera de someterse a las pertinentes pruebas médicas para comprobar si ha habido recaída en la zona dañada.
Tolosa saltó a la bombonera pamplonica dispuesto a luchar, junto a Darío, por la victoria frente a Artola-Eskiroz. La situación, por desgracia, no tardó demasiado en torcerse: “Al principio salí controlando un poco mis movimientos, pero en el tanto 6-5, más o menos, sentí una especie de pinchazo en la cicatriz y ya me asusté. Desde ese momento la cabeza de me djo que no y jugué con mucho miedo”. La reacción del guipuzcoano fue patente. Pese a los esfuerzos de su compañero, Darío y Xabi acabaron perdiendo por 22-10.
Hoy, pasados tres días de su reaparición, las sensaciones seguían siendo inquietantes. “Para hacer vida normal no me duele, pero al hacer ejercicio físico, noto que la cicatriz se me pone muy sensible, como que me quema”, desvela. Tolosa tiene claro que no se puede achacar este contratiempo a la precipitación. “Inicialmente, teníamos previsto volver el 25 de junio y, después, la semana siguiente, pero estuvimos haciendo una ecografía y nos dijeron que era mejor esperar”, apunta. Finalmente, se dio el visto bueno a la fecha del 7 de julio. “Pensábamos que estábamos bien, estaba entrenando bien en frontón. Pero la cosa cambia mucho vestido de blanco. El ritmo de juego, la rapidez de la pelota... Todo se junta. El nivel de exigencia es mucho mayor en un partido que en los entrenamientos y se ha visto que todavía no estoy al cien por cien y que necesito un poco más de tiempo”, agrega.
Tolosa sufrió la lesión en su pierna derecha el 26 de marzo, en plena disputa del partido que cerraba la liguilla de semifinales del Parejas. Él y Altuna, con un 19-15 a favor frente a los a la postre campeones Elordi-Zabaleta, acariciaban el billete a la pugna por la txapela. Pero, en ese instante, el gemelo se rompió. Y con él los sueños del pelotari de Anoeta, que tuvo que abandonar cuando estaba a un pasito de jugar su primera gran final. Y aunque el músculo parece no haberse recuperado del todo aún, el golpe moral es ya sólo un recuerdo indoloro. “Me lo he tomado con filosofía. Son cosas que pasan en el deporte. En ese momento me dio mucha pena y rabia, pero me quedo con el campeonato tan bueno que hice. Es una lesión a la que le hace falta tiempo para curarse, pero hay miles de cosas peores que ésta”, dice.
Lo que sí valora más con el paso del tiempo Tolosa es la decisión de Altuna de no apurar las opciones de ganar ese partido haciéndole a él volver a la cancha, con la certeza de que sería otro zaguero el que acompañaría al mago de Amezketa en la final: “El gesto que tuvo fue de diez. Demuestra la grandeza de su persona”.
Duda para el viernes
A la espera de lo que dictaminen las pruebas, Tolosa ve “difícil” que pueda jugar el viernes en el Labrit, donde está programado para escoltar a Elezkano II en el duelo previo a la final del Torneo de San Fermín, si bien no lo descarta del todo. “Ahora lo importante es que me recupere bien de la lesión. A ver si empiezo a jugar partidos con continuidad, sin que me duela la pierna, para coger confianza y después intentar recobrar el nivel que ofrecí en el Parejas”, asevera. Y es que el objetivo para el de Anoeta, que en diciembre cumplirá diez años como profesional, no es otro que disputar por tercera vez consecutiva el campeonato. “Trabajaré y me esforzaré al máximo para conseguirlo”, añade, consciente de que la competencia por una plaza en el cuarteto de zagueros representantes de Aspe, acompañando a los Zabaleta, Rezusta y Martija, es muy dura. “Es lo habitual, estamos acostumbrados. A ver si podemos optar a ese puesto”, afirma.