Jagoba Madariaga e Iñaki Urrutia, campeones del Bizkaia Open de pala

Jagoba Madariaga e Iñaki Urrutia, campeones del Bizkaia Open de palaJosé Mari Martínez

Todo Armintza levanta los brazos casi a la vez como una ola ruidosa que rompe contra un dique. En la cancha, Jagoba Madariaga e Iñaki Urrutia, dos hijos de una localidad pequeña, pero donde el leño tiene un arraigo increíble, celebran. Día especial en el municipio, pues a los dos campeones se les unía el ídoloEsteban Gaubeka, deportista incombustible y con un hambre voraz de títulos, como rival de lujo. 

Los focos del Bizkaia Open apuntan a Ettienne Trannoy y Jagoba Madariaga

Igor G. Vico

Los azules sonríen, se abrazan en el frontón Bizkaia de Bilbao. El zaguero alza a su compañero, el quinto pelotari aficionado en conquistar el Bizkaia Open, que mezcla palistas destacados del campo amateur con profesionales de Innpala. Antes que Madariaga: Emiliano Skufca, Miky Laskoiti, Alfonso Echavarren y Justin Dardenne. Una pica en Flandes, una anomalía que empieza a abrir un futuro prometedor para un joven delantero llamado a estar en la pléyade del leño en los próximos años. Y eso no lo marca solamente el título logrado con un gran Urrutia y en un partidazo –se cruzaron 693 pelotazos a buena en 88 minutos de juego–; también influye la forma de hacerlo. Jagoba asomó descarado y agresivo. Tiene genio. Le dicen Gallito. Rompe el cascarón. Rompe las puertas. Es valiente y arrojado. 

Jagoba conquistó este sábado el cetro apoyado por un superlativo Iñaki. El zaguero armintzarra supo capear los momentos de duda del primer joko, en el que partió nervioso y dubitativo, para coronarse como protagonista ante un guardaespaldas de la talla de Iker Gordon. El sopelarra posee una derecha que vale su peso en oro. Es un cañón. Cada vez que tiene pelota, marca el ritmo. Pero si Iker maneja TNT, Urrutia se balancea con el vaivén del reloj. Maquinaria suiza. Comenzó romo, se levantó y acabó mandando. Redivivo. La pareja azul fundamentó la txapela en una versión inteligente: buscaron el bote para incomodar a Gordon, y evitaron a Esteban. Encontraron oro. ¡Bingo!Iker tuvo fogonazos bestiales y nubarrones. Así fundamentaron la revuelta. Sólidos. 

No les tiemblan las piernas

Y es que, con el 10-7 inicial, en el que Gaubeka y Gordon se manejaron en ataque, no le temblaron las piernas al delantero aficionado. Tiró de escuadra y cartabón para afilar el dos paredes. Le salió. Se pusieron 2-5 y 5-8. Urrutia fue superior a Gordon hasta que el sopelarra dio lustre a su poderosa derecha. Le dio la vuelta al marcador. Con el 9-8, dos yerros de Iker cambiaron el signo. Caras y cruces. De ir dos sets a cero al uno a uno.

Madariaga descorchó la tercera manga con dos carambolas seguidas. Los azules arrasaron. Se pusieron 0-4 y 1-9. Gordon sufrió. En el 2-9 se desquitó con un machetazo. Finiquitó Jagoba en el rebote de cristal. 

Con todo, en una cita de tamaña características, agónica, Madariaga tuvo un bajón en el cuarto set. Cometió entonces cinco de sus ocho errores. Los armintzarras resistieron hasta el 5 iguales. Después, los colorados masticaron distancias hasta el 10-7. 

Sin red, el genio de Urrutia, lleno de recursos, mandíbula de cemento, marcó la pauta en el quinto. Tuvo dos borrones: dos faltas de saque. No le pasaron factura. Madariaga resucitó y se la jugó. Carácter. Intrépido. Osado. Los azules mandaron desde el 3 iguales: 3-6 y 4-10. Un derechazo de Iñaki y un rebote de Jagoba cerraron la final. Construir y disfrutar.