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Salma SolaunGimnasta del Beti Aurrera

"Estoy viviendo un sueño; es lo que he querido desde niña y merecen la pena todos los sacrificios"

En septiembre de 2020 dejó su entorno para seguir creciendo como deportista en el CAR de Madrid. Desde entonces los éxitos se han sucedido en la carrera de la gasteiztarra

Salma Solaun, gimnasta gasteiztarraJorge Muñoz

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Si hubiera un Mundial de simpatía, Salma Solaun (Vitoria, 2 de marzo de 2005) a buen seguro que se llevaba también una medalla. Y es que la gimnasta gasteiztarra es una deportista que ni en sus peores momentos pierde la sonrisa. Posee una alegría y una energía que contagian. Con una amabilidad difícil de encontrar en otros deportistas de élite, Solaun cede parte del escaso tiempo libre del que dispone para atender a Diario de Noticias de Álava en su regreso a casa tras conquistar tres medallas de bronce en los pasados Campeonatos del Mundo de Gimnasia Rítmica disputados en Sofía (Bulgaria). Un nuevo premio para toda una carrera plagada de sacrificios. Así es. Y es que la gimnasta del Beti Aurrera ha hecho del tapiz su hogar desde que tenía tan solo tres años. Ese es su hábitat natural. Sesiones maratonianas día tras día, fines de semana incluidos. La gimnasia por delante de todo lo demás. Estudios, familia y amigos van detrás. Ya desde muy niña, los que la conocen tenían claro que el deporte era lo primero para Salma y, aunque sin obsesionarse, afirman que ha hecho todo lo posible por cumplir las metas que se marcaba. Disciplina y sacrificio han sido las claves del éxito. A raudales además. De eso anda sobrada. Por eso, si se repartiesen medallas para premiar cualquiera de estas dos cualidades, Solaun sería una seria aspirante al oro. Ahora le toca disfrutar del éxito conquistado en la capital búlgara.

“Quería ser como ‘Las Niñas de Oro’; para mí han sido un referente”

Hace ya una semana de la celebración del Mundial. ¿Va asimilando todo lo que consiguieron?

Sí, poco a poco lo voy asimilando, pero aún no soy del todo consciente.

Los pronósticos apuntaban a Italia, Bulgaria e Israel para el podio y al final se coló España. ¿Sabe mejor una medalla al no estar entre las favoritas?

Sí, se disfruta mucho más. Para todo el mundo ha sido muy inesperado. Todos creían que iban a ser esos tres equipos los que iban a estar en el podio y hemos llegado nosotras. Hemos hecho un buen trabajo para colarnos entre las tres mejores y tiene más mérito.

¿Qué sintió al conocer que ya tenían el podio asegurado?

Estábamos todas en círculo viendo la nota y cuando comprobamos que no nos habían superado, nos pusimos a gritar, a saltar y a llorar entre todas porque estábamos muy felices. Habíamos conseguido el sueño de todas.

¿De quién se acordó en esos momentos?

Primero me acordé de todas esas horas de entrenamiento que hemos tenido que hacer para llegar hasta ahí. Siempre hay días más duros que otros y al final ves que ha tenido su recompensa. Pero bueno, sobre todo me acordé de mi familia, que siempre están ahí apoyándome, y también de Marga. Aquí tuve mi inicio en la gimnasia y gracias a ella he conseguido este éxito.

¿Ha recibido alguna felicitación especial?

No. Muchísima gente me ha felicitado, pero nadie famoso. Eso sí, han sido bastantes. Me ha costado responder a todas, pero poco a poco lo he ido haciendo.

Esta medalla trae consigo además la clasificación para los Juegos de París, una de sus grandes aspiraciones desde niña ¿Cómo lo ve?

Bueno, todavía quedan dos años. Es bastante tiempo y tenemos que seguir trabajando para continuar mejorando y mantenernos allí arriba. Pero bueno está claro que me hace mucha ilusión poder ir a esos Juegos y tratar de hacerlo lo mejor posible.

¿Da vértigo pensar en la cita olímpica?

Como todavía queda bastante tiempo y de momento estamos centradas en otros objetivos, no es algo que nos preocupe ahora mismo.

Hablaba de que lloró cuando consiguieron su primera medalla por todas las horas que se había tenido que entrenar para lograrla. ¿Cuánto trabajo hay detrás de este éxito?

Muchísimo. Sobre todo en estos últimos meses. Al principio de la temporada nos costó arrancar y después tuvimos que trabajar muy duro para demostrar que podíamos estar ahí arriba. No ha sido fácil. Han sido muchas horas de trabajo, pero al final todo ha tenido su recompensa. Esto es lo que te ayuda a seguir adelante.

¿Cuántas horas de entrenamiento pueden haber llegado a completar en una semana? A jornadas de entre seis y ocho horas al día, seis días a la semana, ¿podrían llegar a ser más de 40 o 48 horas a la semana?

Sí, perfectamente. Incluso alguna vez hasta más horas. Te ponen un trabajo y hasta que no sale no acabas. Cuando lo cumples terminas. Si tienes un día bueno, puedes terminar antes, pero si ese día no sale el ejercicio, te quedas las horas que haga falta.

Y, ¿cómo acababa?

Muy, muy cansada. Pero bueno, todas estábamos centradas en el mismo objetivo y sabíamos por lo que estábamos trabajando.

¿Se ha dejado muchas lágrimas por el camino hasta el podio?

Bueno, sí. Como siempre. Hay días mejores y días peores...

¿Qué es lo más duro? ¿Cuál es el mayor sacrificio que ha realizado para poder estar en la élite de un deporte tan exigente como es la gimnasia?

Dejar mi casa y cambiar mi vida por completo. Yo vivía aquí con mi familia y con el ambiente de siempre y sí que es verdad que el primer año me costó más adaptarme. Ahora estoy súper feliz allí.

¿Han merecido la pena?

Yo creo que sí. Sí que es verdad que te pierdes, no muchas cosas, pero sí algunas, aunque ganas muchas otras. Me siento muy afortunada de poder estar allí en Madrid porque son experiencias únicas y sé que cuando sea más mayor las voy a recordar con muchísima añoranza. Lo voy a recordar como una etapa muy feliz de mi vida. Estoy viviendo un sueño, lo que siempre he querido desde pequeña entonces merece la pena estos sacrificios.

Además, se le ve muy compenetrada con sus compañeras de selección. Dan la sensación de ser una piña, que además de formar parte de un equipo, son amigas.

Sí, sí. En los entrenamientos nos llevamos muy bien, pero fuera también. Al final somos como hermanas. Hemos hecho una gran amistad entre todas, nos llevamos genial y nos ayudamos mucho las unas a las otras.

Casualidades del destino, está brillando en conjunto cuando hace años parecía destinada a hacerlo a nivel individual. Sin embargo, una operación de rodilla cambió todo. ¿Quién se lo iba a decir?

Sí. A raíz de mi lesión de rodilla pensé un poco que quería hacer con mi carrera deportiva. Siempre había tenido esa ilusión por probar en el conjunto y dije ‘este es el momento, si no ya va a ser demasiado tarde’. Lo hablé con la seleccionadora y sí que nos daba un poco de pena perderme como individual, pero me dijo pues tú lo pruebas a ver qué tal. Así que estuve un periodo de prueba, me gustó y me quedé.

¿Fue difícil asimilar el cambio?

No, no. La verdad es que fue fácil y mis compañeras y los técnicos me lo pusieron más fácil aún. Me apoyaron en todo momento.

¿Dudó en algún momento cuándo se lesionó?

Sí. Me daba un poco de miedo que mi rodilla al final no volviese a ser como antes y que me limitase de hacer muchas de las cosas. Pero gracias a los fisios de Madrid, sobre todo a mi fisioterapeuta María Llamazares, que es una crack y consiguió que me recuperara rapidísimamente y estoy muy contenta por ello.

Dicen que situaciones así le hacen a uno más fuerte. ¿Ha sido su caso?

Sí. Fue una piedra en el camino. Yo estoy muy orgullosa de haber podido superarme a mí misma. Fui capaz de volver incluso aún más fuerte que antes.

“Quería ser como ‘Las Niñas de Oro’; para mí han sido un referente”

Cuando hace tres años, con tan solo 14, ganó su primera medalla tras hacerse con el bronce en el Mundial júnior de Moscú, comentó que nunca pensó “que podría ganar una medalla, nadie en casa se lo creerá”. ¿Ahora ya lo van asumiendo como algo más normal?

Sí. Bueno, de todos modos yo esa medalla creo que nunca la llegue a asimilar del todo tampoco. Iba ahí a disfrutar, a hacer mi trabajo. No sabía ni lo que era una medalla en un Mundial, fue algo muy inesperado, bueno como esta, pero al ser más pequeña no fui muy consciente de lo que había conseguido.

Ese bronce supuso un hito para la rítmica en España. Tras 26 años sin podio alguno, la selección española conseguía el primer metal desde 1993 gracias a su brillante actuación. ¿Fue consciente de ello?

No sabía que habían pasado tantos años y veía que me estaban llegando tantos mensajes, felicitaciones y estaba un poco en shock porque no sabía bien qué es lo que había conseguido.

Desde entonces ha estado señalada como una de las grandes esperanzas de la gimnasia española. ¿Pesa esta responsabilidad?

No. Yo sigo trabajando igual. Me centro en hacer mi trabajo lo mejor posible y lo que tenga que venir vendrá. No pienso en lo que diga el resto de la gente, sino en quedarme satisfecha conmigo misma.

Lo que ya no podrá evitar es que las consideren favoritas...

Bueno, ahora lo que queremos es formar un equipo que sea igual o más fuerte para seguir luchando con los principales países por los primeros puestos y creo que lo podemos conseguir.

Al menos, lo que queda claro es que se perpetúa la tradición de buenas gimnastas en Álava. ¿A qué cree que se debe este éxito?

En Álava siempre ha habido muy buenas gimnastas en la rítmica y espero que siga siendo así. Los técnicos de aquí hacen muy buen trabajo y luego unas gimnastas se ven reflejadas en las otras y eso te motiva para continuar.

No vio competir en directo a las ‘Niñas de Oro’: Tania Lamarca, Lorena Guréndez o Estíbaliz Martínez, campeonas en los Juegos de Atlanta’96, pero a buen seguro que ha oído hablar de su gesta. ¿Han sido un referente?

Siempre veía sus vídeos y decía que quería ser como ellas y lograr los éxitos que lograron ellas. Además, he tenido la suerte de conocerlas y sí que han sido unas referentes.

Más cerca en el tiempo está Almudena Cid. ¿Ha coincidido alguna vez con ella?

Sí, en galas y exhibiciones.

¿Le ha dado algún consejo?

Sí, como cualquier deportista, que sigas trabajando y luchando por tus sueños.

Muchos habrá tenido también de la que fue una de sus primeras entrenadoras aquí en el Beti Aurrera, Marga Armas. ¿Qué le diría ahora que disfruta de las mieles del éxito?

Que este logro es de las dos. También suyo. Ella fue la que desde pequeña me acompañó en este camino y aunque en 2020 yo me fuera a Madrid, ella hasta ese momento fue mi entrenadora, fue la que me guió en todo esto y fue la que hizo que yo fuera la gimnasta que soy hoy en día. Es mérito suyo y tengo mucho que agradecerle en ese sentido.