Un año de decepciones
La plantilla no ha logrado cumplir con las expectativas generadas en verano
El Baskonia abordó el pasado verano una reconstrucción casi completa de su plantilla, incitada en parte por la marcha de jugadores que habían sido fundamentales en las dos campañas anteriores como Luca Vildoza, Pierria Henry o Achille Polonara y en parte por la necesidad de darle un soplo de aire fresco a puestos como el de pívot (salieron Jekiri, Diop y Fall) o el de escolta (no se renovó a Dragic ni a Massenat). En total, el conjunto gasteiztarra cerró siete incorporaciones con la llegada de Baldwin, Granger, Marinkovic, Fontecchio, Costello, Enoch y Nnoko, siendo Giedraitis, Peters y los tres canteranos –Tadas, Kurucs y Raieste– los únicos que se mantuvieron en nómina.
Se confeccionó un equipo en teoría al gusto de Ivanovic, aunque contratiempos como las lesiones de Raieste y de Peters o que Giedraitis decidiera quedarse en Vitoria en el último momento derivaron en que la plantilla estuviera descompensada y se tuvieran que ir realizando ajustes sobre la marcha. El primero fue contratar a Alex Barrera para poder contar con un hombre más para entrenar y completar las convocatorias, pero ha sido intrascendente en los partidos oficiales. Después se trajo a Lamar Peters, aprovechando la plaza de extracomunitario liberada por Alec Peters y con el objetivo de compensar una cuerda exterior corta de efectivos y con Vanja Marinkovic como único escolta puro.
El base estadounidense contó con una dosis importante de minutos durante su paso por el Baskonia, pero, a pesar de su entrega y compromiso, demostró tener carencias ofensivas, especialmente en el lanzamiento. Fue cortado en febrero tras una lesión, con Peters ya de vuelta y, por tanto, sin opciones para participar en la liga doméstica.
Con la destitución de Ivanovic y la llegada de Spahija los roles de los jugadores cambiaron, se desplazó a Giedraitis al puesto de escolta, Baldwin volvió a jugar como base con mayor responsabilidad en ataque y otros como Granger, Marinkovic, Nnoko y, sobre todo, Sedekerskis, perdieron protagonismo en favor de un quinteto titular muy definido formado por Baldwin, Giedraitis, Fontecchio, Peters y Enoch.
CAMBIOS EN EL ‘CINCO’
A causa de su escaso rendimiento, Nnoko, pívot titular en el arranque del curso, fue eclipsado paulatinamente por Enoch y Costello y prácticamente desapareció de la rotación. El camerunés, descontento con su rol, llegó a negarse a entrenar y a tener roces con el resto del equipo, lo que derivó primero en que se le abriera un expediente disciplinario y después en su marcha del club a principios de enero, dejando un agujero en la pintura gasteiztarra.
Su marcha, a pesar de las repetidas ocasiones en las que Spahija se quejó de la necesidad de fichar un pívot, no se cubrió hasta mediados de abril con la llegada de Yannick Wetzell. El neozelandés llegó con contrato para el tramo final de esta temporada más la siguiente y no ha dado indicios de que pueda ser un jugador con el nivel suficiente para competir en la Euroliga, a pesar de que Spahija ha contado con él como cinco suplente, haciendo que Costello dispute más minutos en el puesto de ala-pívot.
DE MENOS A MÁS
Tras el bajo rendimiento de inicio de campaña y una vez superado el brote de covid-19 que azotó al equipo entre finales de diciembre y enero, Spahija encontró una fórmula con la que piezas como Baldwin y Fontecchio, los más destacados en el tramo final de la campaña, se encontraran cómodos, y el rendimiento mejoró. Con una rotación corta, el equipo logró resultados e incluso llegó a pelear por estar entre los ocho mejores de la Euroliga tras la descalificación de los tres equipos rusos. El mayor logro fue eliminar al Valencia Basket en cuartos de final, aunque el Real Madrid fue muy superior en el duelo de semifinales, evidenciando las carencias de una plantilla frágil en la defensa interior y demasiado dependiente de su acierto exterior y de la inspiración de sus principales bazas ofensivas.
Lo que está claro es que, a pesar de la mejoría en el tramo final, el equipo no ha cumplido con las expectativas que se generaron con fichajes ilusionantes como el de Fontecchio, Granger, Costello y sobre todo Baldwin, que fue una de las bombas del verano. La directiva deberá realizar cambios durante este mercado estival para poder volver a ser competitivo tras una temporada en la que no se ha logrado enganchar a la afición.