uando Ion Izagirre y Pello Bilbao hablan de la Itzulia se les enciende un brillo en la mirada. Se les acelera el pulso, entusiasmados con la carrera de casa, la que más aman aunque otras tal vez tengan más relumbrón. Ese fervor es extensible al resto de ciclistas vascos, a los que les impulsa la sensación de sentir la competición como propia. Una parte de ella. Hogar, dulce hogar. De algún modo todos son partícipes porque crecieron en esas carreteras, primero animando desde los márgenes a los ciclistas que anhelaban ser, después persiguiendo ese sueño y más tarde recorriendo las arterias de Euskal Herria con un dorsal de la Itzulia. Se nota la pasión en el discurso, pero también en el empeño y en el esfuerzo cuando se asoman a la carrera más importante del calendario vasco. Mas si cabe el año en el que la pandemia ha dejado un resquicio para respirar a la afición en la Itzulia, volcada en la etapa definitiva, un descorche.

En ese ecosistema, festoneado el paisaje con la marea naranja del Euskatel-Euskadi, otro de los signos de identidad de la prueba, los ciclistas vascos subrayaron su ascendente sobre la carrera. Difícilmente puede ser mejor la recolecta. Ion Izagirre, campeón en 2019, conquistó la segunda plaza del podio final de la prueba tras la lisérgica jornada final. Solo Daniel Martínez, campeón de la carrera, pudo con el de Ormaiztegi. Izagirre concluyó la Itzulia con una gran sonrisa pintada sobre su rostro. El pasado año finalizó con una mueca. “Estoy emocionado. Con la caída lo vi todo perdido, por lo que ganar aquí, en Arrate, es una forma inmejorable de terminar la Itzulia, además en presencia de mi familia y mis amigos, y como siempre, apoyado por la afición. Termino la carrera súper contento”, dijo Izagirre. El guipuzcoano emitió buenas señales desde el arranque en la crono Hondarribia y en el cierre de Arrate estalló de felicidad.

También disfrutó del dulzor de la felicidad Pello Bilbao. El gernikarra completó una magnífica Itzulia. No pudo acceder al podio, fue quinto en el recuento final, pero evidenció su calidad en Amurrio, donde consiguió una victoria formidable al derrotar a Julian Alaphilippe en el esprint de los elegidos. Además en la última etapa demostró arrojo y ambición. Nunca se desconectó Pello Bilbao. “Sí he intentado estar arriba con los mejores. Aunque ha habido cuatro que han sido mejores. Me quedó con la victoria de Amurrio y la buena vuelta que ha hecho el equipo. Hemos plantado cara y hemos jugado nuestras cartas”, estableció el gernikarra. Por su parte, Omar Fraile también fue partícipe de la victoria de su compañero, Daniel Martínez. También cabe recordad el desafío de Ibon Ruiz, que se quedó a 400 metros de festejar la victoria en Viana tras una fuga de más de 200 kilómetros junto a Okamika, Azurmendi y Amézqueta. La Itzulia de los vascos.