La carrera mueve a casi 5.000 personas entre periodistas, miembros de la caravana, equipos con sus ciclistas y auxiliares y los aficionados que acompañan a la ronda. ¿Está Vitoria capacitada para acoger debidamente a tal volumen de personas?

-Vitoria-Gasteiz afrontará ese reto. Hay que tener en cuenta que el sector está respondiendo y ampliando su oferta. Hay varios proyectos que han abierto o que tienen previsto hacerlo. Me refiero a nuevas inversiones relacionadas con hoteles, como por ejemplo el apartahotel de Aranzabal, que abrirá este mes, o el hotel de Dato que abrirá en Semana Santa. Hay otro proyectado en Salburua que también está en obras. Y recientemente también reabrió otro en la calle Rioja y a finales de 2020 se inauguró el antiguo Barceló de la Avenida de Gastei. El sector se rearma y confío en que para 2023 estará a la altura.

¿Qué es lo que más les preocupa y más quebraderos de cabeza les está dando para que todo salga a la altura que exige una carrera glamurosa como el Tour?

-Confiamos plenamente en la coordinación interinstitucional y en todos los profesionales implicados en la carrera. No es la primera vez que acogemos una gran prueba deportiva y además estamos hablando de una carrera de primer nivel, con todo lo que eso implica. Lo único que espero es que no haya ningún imprevisto que impida que la carrera discurra con normalidad.

¿Exige tanto trabajo tener todo listo para una salida de etapa del Tour o todavía lo desconocen ya que aún no se han puesto a ello?

-Estamos en la fase preliminar y aunque queda tiempo para la etapa no estamos de brazos cruzados. Estamos en coordinación con la Ertzaintza y con otras policías locales que participarán en el Tour para trabajar en materia de organización. Lógicamente, también colaboramos con la propia organización del Tour.