¿Demasiadas prisas?
Lo que antes se hacía durante la época amateur ahora lo hacen los ciclistas desde juveniles o cadetes. “Queman las etapas antes porque el nivel de profesionalidad es mayor. Antes, en cadetes y en juveniles se corría por diversión y no existía esa mirada hacia el profesionalismo. Ahora se pueden medir todos los entrenamientos, los esfuerzos y pueden conocer los datos que dan. A eso se le ha de sumar el compromiso y preparación. Con 17 y 18 años tienen esa posibilidad a mano y la llevan a cabo. Eso ha provocado que el proceso de aprendizaje se haya acelerado”, desgrana Lazkano. “Nuestro objetivo es potenciar el talento. Les tenemos que ayudar a evolucionar, pero hay que tener claro que es una utopía que todos lleguen a profesionales”, subraya el director del Laboral Kutxa.
Manolo Azcona, director del Lizarte, -lanzadera del ciclismo navarro, del que han brotado numerosos profesionales, antes destinados al Movistar y ahora al Kern Pharma, su equipo hermanado- considera que se está siendo demasiado impaciente con los corredores jóvenes, a los que no se les deja madurar del todo. “Se ve a un juvenil que anda y ya le echan el ojo desde el WorldTour. Creo que se están haciendo las cosas con demasiadas prisas. La categoría aficionada es muy necesaria porque los chavales aprenden mucho. Es como pasar por la universidad antes de salir al mercado laboral. Ahora es más fácil que pasen desde el instituto, siendo juveniles”. Azcona mantiene que solo se cuenta la parte amable de ese tránsito fugaz. Nombres para titulares. “Vemos los casos de éxito como Ayuso, Carlos Rodríguez, Evenepoel... pero la mayoría no triunfa. Esa es la parte que no se ve y a mí me da mucha pena. De esos nadie se acuerda”.
Azcona observa con visión panorámica un fenómeno del que es difícil abstraerse. El caso de Igor Arrieta, que apenas pisó el campo amateur, antes de debutar con el Kern Pharma, ejemplifica ese vertiginoso proceso. “Para mí, los chavales tienen que estar más tiempo en aficionados para sentirse importantes en la categoría, para que sepan manejarse como líderes”. No solo piensa el director del Lizarte en lo individual. Ofrece una reflexión muy interesante en lo colectivo. “Lo bueno es que en aficionados haya varios corredores de calidad y que compitan entre ellos porque le da realce a la categoría. Cuando compiten entre ellos aprenden mucho. Esta categoría es para aprender a ser ciclista que no solo es dar buenos datos, solo con eso no sirve”. Cierra Azcona con una pregunta que flota espesa en el aire antes del comienzo de la nueva campaña. “Si el paso por amateur no sirve, porque se salta el proceso y los mejores no se quedans, ¿qué sentido tiene la categoría, qué futuro le espera?”.