Ayer hace 25 años -el 2 de enero de 1997, a la 1 de la tarde-, Miguel Indurain cerró su trayectoria profesional de 12 años, que le llevó a ser uno de los mejores ciclistas de todos los tiempos.

Indurain, que tenía entonces 32 años, dejaba atrás una temporada 1996 clave en su decisión: pese a su excelente preparación para intentar ganar su sexto Tour consecutivo, en la que ganaba las cuatro vueltas que disputaba -Alentejo, Asturias, Bicicleta Vasca y Dauphiné Libéré-, en la ronda francesa se tenía que conformar con el 11º puesto.

Después llegaría su última victoria como profesional -el oro en la crono de los Juegos Olímpicos de Atlanta- y la gran decepción final de su participación en la Vuelta a España, en la que se veía obligado a retirarse.

La esperanza de los aficionados de que siguiera en activo se había desvanecido en las semanas anteriores por el deterioro absoluto de la relación con su equipo, el Banesto, y por la flojísima oferta económica que le había hecho la única escuadra -el ONCE- que había mostrado su interés en contratarle.

En un salón del hotel Ciudad de Pamplona que, pese a su capacidad para 80 personas, se quedó pequeño ante la masiva afluencia de periodistas, Indurain leía este comunicado, redactado en la víspera:

“Hoy, 2 de enero de 1997, quiero anunciar públicamente mi retiradadel ciclismo profesional. Esta ha sido una decisión larga y profundamente meditada. Como bien es sabido, he necesitado tres meses para poder tomarla. Se ha hablado y se ha especulado mucho sobre el tema. Lo cierto es que me ha resultado tremendamente difícil decidirme puesto que físicamente estoy bien y pienso que todavía podría estar en condiciones de lograr el tan deseado sexto Tour.

Por otra parte, ya en los primeros meses de esta temporada empezó a rondarme la idea de que con el 96 había llegado la hora de dejarlo y de dedicarme a otras facetas de mi vida; de hecho, así lo tenía planeado.

Intenté ganar el Tour con todas mis fuerzas y no lo conseguí, pero gané la medalla de oro de Atlanta, me parecía el broche ideal para mi carrera deportiva. Corrí la Vuelta a España y, muy a pesar mío, tuve que abandonar debido a una infección rival.

Este hecho cambió mi visión de las cosas. No podía despedirme con un abandono. En mi entorno me animaban a seguir. Tenía que ganar el sexto Tour de Francia. Así las cosas, cada día que pasaba me resultaba más difícil ver con claridad cuál era el mejor camino a seguir.

Llevo 12 años en el ciclismo profesional, he corrido vueltas grandes, pequeñas, campeonatos nacionales, del mundo y hasta unos Juegos. En estos años he tenido grandes satisfacciones por los triunfos logrados, pero también me ha costado mucho esfuerzo y sacrificio el obtenerlos.

Estar al máximo nivel exige mucho de uno mismo y cada año que pasa resulta más difícil conseguirlo. Creo que ya le he dedicado el tiempo suficiente al ciclismo de competición y ahora deseo disfrutar de este deporte como afición.

En definitiva, y tras meditarlo minuciosamente, pienso que he tomado la mejor decisión para mí y para mi familia. Ellos también me están esperando.

Finalmente, quiero aprovechar la ocasión para expresar mi más sincero agradecimiento a todos los medios de comunicación que con tanto interés habéis seguido toda mi carrera; a Banesto, por su apoyo; y, muy especialmente, a toda la afición que sigue este deporte con tanto entusiasmo. Gracias por todo y hasta pronto”.

La noticia de la retirada de Miguel Indurain causó una gran conmoción en aquellos primeros días de 1997. El propio Jean Marie Leblanc, director del Tour de Francia, comentaba: “Su carisma ha sobrepasado el nivel de sus resultados deportivos. Guardaré el recuerdo de un hombre de una gran amabilidad, un perfecto servidor de su deporte”.

Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, decía: “El deporte español le debe tanto que lo menos que puede hacer es respetar su decisión”.

José Miguel Echávarri, director de Indurain en toda su carrera deportiva, explicaba: “Olvidaré pronto estos tres últimos meses y solo recordaré 12 años de felicidad. No podía imaginar al Banesto tirando en 1997 para intentar quitarle un triunfo”.

Y el gran Eddy Merckx se mostraba pragmático: “Cuando un deportista no está mentalmente al 100% es mejor dejarlo. Su abandono en la Vuelta ha sido decisivo en su retirada”.

25 años después de su retirada, Miguel Indurain continúa siendo el último ciclista que ha conseguido cinco victorias en el Tour -tras Jacques Anquetil, Eddy Merckx y Bernard Hinault- y el único que las logró de manera consecutiva. Lance Armstrong reventó todos esos récords con sus siete triunfos consecutivos en la ronda francesa (de 1999 a 2005), pero fue desposeído de todos ellos por dopaje.

A sus 5 Tours, Indurain unió dos victorias en el Giro (1992 y 1993) para estar en la lista de siete corredores que han ganado al menos siete grandes vueltas -Merckx (11), Hinault (10), Anquetill (8) y Coppi, Indurain, Contador y Froome (7)-.

Sus otros grandes hitos, además de diversas vueltas por etapas de una semana, fueron el oro en la crono del Mundial de 1995; el oro en la crono de los Juegos de 1996; y dos platas y un bronce en la prueba de fondo de los Mundiales.

La clave de sus éxitos radicó en su calidad como contrarrelojista, quizás el mejor de todos los tiempos a tenor de las ventajas que obtenía ante sus rivales en la modalidad individual contra el crono. Además, para ser capaz de ganar en las grandes vueltas, fue capaz de superar el hándicap de su gran corpulencia -sigue siendo el ciclista más corpulento que ha ganado el Tour (1,85 metros y 82 kilos de peso)- para defenderse en la alta montaña ante los grandes escaladores de su época.