En Ormaiztegi, en casa de los Izagirre, nunca temieron al invierno. La lluvia, el frío y el barro deletreaban las charlas sobre el mantel del ciclocross, donde José Ramón, el padre, fue campeón de España en 1991 y 1992. Ion y Gorka crecieron con el sonajero del ciclocross despertándoles la infancia. En el hogar de los Izagirre las bicicletas también son para el invierno. Así, en la alfarería del barro se tallaron Ion y Gorka antes de asfaltarse.
El ciclocross, tan pegado a lo epidérmico, es un deleite atávico, el plan cuando iban a casa de su amama y ojeaban los vídeos de las carreras de su aita. Inoculada la afición en el tuétano de la retina, la habilidad y la destreza la adquirieron en el caserío de Iñaki Maiora. Ese caudal de sabiduría continúa. El legado de José Ramón permanece intacto. Ion Izagirre (Astana) y su hermano Gorka (Astana) son los guardianes del tesoro familiar, de la huella profunda del ciclocross.
Aunque no hubo barro, Ion conquistó en Aiara el Campeonato de Euskadi de la especialidad. Gorka, que se hizo con el segundo lugar en el esprint que le midió a Jonathan Lastra (Caja Rural), subrayó el título de su hermano pequeño, que obtuvo una renta cercana al medio minuto en meta. Los dos corrieron unidos por el cordón umbilical de la saga familiar hasta que las averías cortaron la conexión de Gorka, peleado con la bici. En ese momento ambos separaron su destino. Ion continuó, veloz, descontando metros para abrazar la gloria sin que nadie le sombreara la sonrisa. “Nunca se sabe. En el ciclocross cualquier problema hace que acumules retraso. Siempre estás pendiente de algo”, dijo Ion.
Gorka se rearmó a tiempo y se ató a Lastra para batir al bilbaino en el esprint. Doblete. Olentzero continúa sentado al lado de la lumbre en la casa de los Izagirre. Otro regalo para la dinastía. “Esta es una especialidad muy querida en nuestra casa. Nosotros empezamos en esto viendo vídeos de mi aita y luego yendo a las carreras”, estableció Ion, feliz por la consecución del título. “Me hace ilusión ganar este título”.
Izagirre devoró el circuito de Aiara, una alfombra para los ciclistas que se mecen durante la campaña en el asfalto. Con la habilidad técnica más que probada, se impusieron los motores de largo aliento en la matinal donde sonó sin descanso parte del cancionero popular vasco bajo un friso gris y el suelo seco. Los Izagirre tararearon las melodías del cd de siempre en su frenesí. “Mi idea era seguir su ritmo y después ya se vería que podía pasar”, analizó Ion, que se unió a la cordada de su hermano mediada la carrera.
Las averías mordieron al mayor de los Izagirre, que se desprendió de la piel de su hermano cuando se le salió la cadena. Lastra, que rodaba tercero, alcanzó a Gorka. Para entonces, Ion era un hombre libre en busca del laurel en Aiara en una prueba patrocinada por este periódico. La emoción se concentró en el debate entre Gorka y Lastra, que resolvió finalmente el mayor de los Izagirre para elevar el honor de la familia.
Solo Aitor Hernández (Specialized), un especialista puro, pudo asomar entre los mejores en una carrera dominada por los ruteros, que no solo ocuparon el podio. Igor Arrieta, que se estrenará en el Kern Pharma la próxima semana, cuando gire el calendario y se adentre en 2022, fue cuarto. El navarro logró el título sub’23 Hernández certificó la quinta plaza. En su retrovisor se colgaron Omar Fraile (Astana) y Peio Goikoetxea (Euskatel-Euskadi). Iñaki Guaresti (Eiser) y Diego Ruiz de Arkaute (Iridoi), octavo y noveno, obtuvieron la dos plazas restantes del podio sub’23.
PAULA SÚAREZ NO PERDONA
No deja de ganar Paula Suárez. La alavesa tricotó su octavo triunfo de la campaña para conquistar el título de Euskadi con autoridad. Igual que en el resto del curso, Suárez evidenció su superioridad en el trazado seco de Aiara. En realidad da la sensación de que compite contra sí misma. La ciclista del Laboral Kutxa pudo con Olatz Odriozola (Bizikleta.com) y Amaia Lartitegi (Bizkaia-Durango), mejor sub’23 de la prueba. Idoia Eraso (Laboral Kutxa) y Lur Zufiria (Limousin) cerraron el podio en esta categoría y Zaloa Trevilla (Caravanas Erandio) fue la tercera élite.