- Unai Laso (Bizkarreta-Gerendiain, 1997) tiene una sonrisa en el semblante. Es normal. Está en su primera final en el Olimpo manista. El domingo, a partir de las 17.00 horas, disputará la cita por la txapela del Cuatro y Medio en el frontón Bizkaia de Bilbao. Jokin Altuna, seis veces finalista de forma consecutiva, será su adversario en tamaña prueba. En el retrovisor, un año complicado, en el que no se llegó a un acuerdo por la renovación con Baiko y se vio fuera del profesionalismo. Se recompuso. Entretanto, la mayoría de sus compañeros fueron a la huelga para solicitar, entre otras cuestiones, su regreso. En junio volvió como un huracán. Redivivo.
Con la victoria aplastante ante Peio Etxeberria en el Labrit de Iruñea (22-8) alcanzó su primera final en Primera. ¿Cómo se encuentra?
—Estoy ilusionado por todo lo que conlleva. Estoy muy contento y con muchas ganas de jugar la final contra Jokin Altuna. Estoy preparándome.
¿Cuántas veces había imaginado llegar a este punto de su carrera?
—Desde pequeño. Toda la vida sueñas con alcanzar una final en la élite. Ha llegado y es un premio al esfuerzo y a todo lo vivido desde que era pequeño. También ha habido mucha gente que me ha ayudado a llegar aquí; mis padres, sobre todo.
Es decir, es el fruto al trabajo.
—Eso es. Por detrás hay un trabajo muy grande. Se trata del día a día. Todos los días entrenamos para esto.
Ha vivido un año duro, pues Baiko Pilota y usted no llegaron a un acuerdo de renovación de su contrato en septiembre de 2020 y se vio fuera del profesionalismo. La mayoría de sus compañeros en la empresa realizaron una huelga para solicitar su readmisión, al igual que la de Eskiroz, Mariezkurrena y Víctor, y lograron un acuerdo por el que volvió a la empresa en junio. ¿Llegar a esta final del Cuatro y Medio le llena de razones?
—Puede ser, pero no me gusta pensar en ello por todo lo mal que lo he pasado durante este tiempo. También he entrenado mucho y muy duro. Es un premio a eso.
Alude continuamente al trabajo realizado en las últimas campañas. Un curro que muchas veces queda fuera de los focos.
—Desde el primer día que estuve fuera de la empresa volví a entrenar. No fui de víctima. No es mi estilo. No me gusta. Trabajé día a día de la misma manera que si hubiera estado en la Liga de Empresas. Todo lo que he vivido me ha ayudado para valorar el trabajo diario en profesionales. Todos los que están aficionados quieren llegar arriba y vivir de lo que les gusta, la pelota. Cuando estás dentro no lo valoras mucho. Estar fuera te ayuda a valorar y crecer más.
Da el salto a Baiko con 19 años. Ha vuelto a disfrutar del campo aficionado: veteranos, compañeros con otras realidades...
—Sin duda. Aunque sí que es cierto que antes de debutar tuve la oportunidad de jugar y ganar en aficionados a pelotaris, como por ejemplo, Eneko Yoldi, que ha sido el mejor.
Desde la final del Cuatro y Medio de San Fermín de esta campaña, donde tanto usted como Altuna III dieron un gran espectáculo (22-20), parece que sus duelos se han convertido en los polos de atracción de las empresas.
—Así es. Ha vuelto a coincidir que llegamos a otra final juntos. Los dos hemos dado buen nivel y hemos hecho un buen campeonato. Creía que la gente estaba aburrida de ver un Altuna contra Laso después de los desafíos de todo el verano, pero parece que no. Me hace mucha ilusión enfrentarme a él, es un grandísimo pelotari. Jugar contra el mejor te da más moral y aporta más ganas.
¿Hay que ponerle la etiqueta de favorito?
—Es obvio. Lleva años ganando txapelas. Es su sexta final consecutiva de la jaula y es el favorito. A un partido puede pasar cualquier cosa, la verdad. En una final hay tensión y nervios.
¿Ya ha visualizado el partido?
—Aún no. Me gusta seguir el día a día como si no existiera esa final. Esta semana comenzaremos a pensar en ello.
Es su primera final grande, con lo que ello conlleva: entradas, entrevistas, ánimos, tensión... ¿Se ve preparado?
—Tengo la experiencia de todo el verano, que ha sido increíble para mí. He crecido mucho, porque he estado con los mejores, y llegué a la final de San Fermín. Sé que no tiene la misma trascendencia, pero se parece. La gente va a ir a animarme igual igual. Eso lo agradezco mucho. Ver en las gradas a todos los de mi familia, amigos y cercanos desde la cancha lo valoro mucho. Parece algo normal, pero supone un esfuerzo muy grande.
Es joven, apenas tiene 24 años, y lleva desde 2016 en el profesionalismo. ¿Se siente querido por los pelotazales?
—La gente se ha volcado conmigo desde que he vuelto a profesionales. No solo por lo mal que lo he pasado, sino que creo que es por mi juego y por el espectáculo que estoy dando en los frontones. A muchos les gustaré y a otros, no tanto, como es normal; pero siempre me siento querido. Desde el frontón siempre hay un grito que me anima. Eso da moral.
¿Se acordó de todos los compañeros que le apoyaron en la huelga al alcanzar el cartón 22 en la semifinal ante Peio Etxeberria?
—Sí. Me acordé de toda la gente que me ha apoyado y la que ha estado en los momentos malos. Es a la que valoras. Ahora es fácil llamarme y decirme que estoy jugando muy bien, pero tengo los pies en la tierra. Lo que creo es que los que han estado cuando más lo necesitaba se merecen que tenga también detalles con ellos y agradecérselo.
¿Se va a trasladar mucha gente al frontón Bizkaia de Bilbao?
—Bastante gente, la verdad. Sé que la cuadrilla del pueblo, los amigos de Iruñea, familiares y conocidos ya han sacado entradas. Es de agradecer.
¿Está preparado para jugar una final en el frontón Bizkaia en plena ebullición, con 3.000 personas en las gradas?
—Hasta que no lo vives nunca sabes si estás preparado. Personalmente, los chillidos me gustan, me transmiten energía. Obviamente, por otro lado, esos partidos también implican nerviosismo. ¡El frontón lleno, que te animen, aunque sea el Bizkaia un poco más frío porque las gradas están más lejos de la cancha, tiene que ser la leche!
¿Le pone ese ambiente?
—Me gusta que el público anime, que chille, que esté encima. En definitiva, que se note que está ahí, que no parezca un partido de tenis, que me gusta mucho. Me encanta el murmullo y que la gente anime a tope. Cuando muchas veces me dice un amigo que viene al frontón, le comento que eche un chillido, que se note esa energía.
¿Cómo cree que puede desarrollarse el partido? ¿Dónde estarán las claves?
—Lo fundamental en el Cuatro y Medio, como siempre, es sacar bien y después acabar el tanto. Todo apunta a que vamos a vivir un partido físicamente duro y que vamos a tener que demostrar que estamos bien preparados en ese aspecto.
¿Cómo vio a Altuna III en la semifinal contra Ezkurdia, al que superó por 22-10 en el Ogueta de Gasteiz?
—Fue el mejor duelo de Jokin en todo el campeonato. La verdad es que hizo un partido espectacular. No se le puede sacar ningún fallo en la eliminatoria contra Ezkurdia, porque estuvo a un nivel increíble. Joseba no jugó mal, pero Altuna III no le dejó hacer su juego.
¿Ha vuelto a ver su partido contra Peio Etxeberria?
—Sí. Y la verdad es que me vi bien.
Con el saque quizás no pudo hacer daño.
—Fue en lo que peor anduve durante la semifinal. Son momentos de mucha tensión e hice una falta de saque al principio. A partir de ese momento, pierdes un poco de confianza. Después, al menos, pude meter el saque a buena y cuando Peio venía a restar de aire, pude verle por el retrovisor y meterle en la pared. Creo que hice un partido serio. Llevaba pensado desde casa que tenía que buscarle la derecha, porque comete algún que otro error con ella. Me salió bien. Le di velocidad y busqué bien los ángulos. No hay misterios.
Quizás sea por la importancia del encuentro, que había un título en juego y contra el campeón del Manomanista, Altuna III, pero ¿considera que el mejor Laso dentro de la modalidad fue el de la final del Cuatro y Medio de San Fermín?
—No lo sé. A decir verdad no me acuerdo mucho del partido (risas). De lo que vives en la cancha a lo que se ve luego por la televisión hay una diferencia enorme. Aun así, diría que sí, que es uno de los mejores que he tenido dentro del acotado: saqué bien, físicamente aguanté bien...
En este Cuatro y Medio cayó en el primer partido de la liguilla de cuartos de final ante Ezkurdia por 22-9. ¿Ha hecho balance de la derrota?
—No jugué muy bien, aunque Joseba me anuló.
¿Ha soñado con la txapela?
—Aún no. Por poner un ejemplo, si empiezas a dar vueltas a la cabeza y tienes que descansar, igual ni acabas descansando lo que necesitas (risas). Mejor no pensar en ello hasta que llegue el día.
“Me hace mucha ilusión enfrentarme a Altuna. Jugar contra el mejor te da más moral y aporta más ganas”
“Me gusta que el público anime, que chille, que esté encima, que no parezca un partido de tenis”
“Desde el primer día que estuve fuera de Baiko volví a entrenar. No fui de víctima. Trabajé del mismo modo”
“Toda la vida sueñas con alcanzar una final en la élite. Ha llegado y es un premio al esfuerzo y a todo lo vivido”
“Altuna III lleva años ganando txapelas. Es su sexta final consecutiva de la ‘jaula’ y es el favorito”
“Todo apunta a que va a ser un partido físicamente duro, tendremos que mostrar que estamos preparados”