ste año sí, a la segunda va la vencida. Después de no poder celebrar esta mítica prueba de ultra fondo de montaña en 2020 por culpa de la pandemia y más de tres años después de que la meta de Araia viera, en 2018, la llegada de los corredores, en este año 2021 volvemos a poder ponernos el dorsal para participar en la Hiru Haundiak.

Por delante nada más y nada menos que 101 kilómetros con 5.126 metros de desnivel positivo para un total de más de 10.000 acumulados. Con salida en Murguía, además de recorrer esos kilómetros pasaremos por 3 de las cimas más emblemáticas del País vasco, como son Gorbea, Anboto y Aitzgorri.

La verdad es que, con esos números, la cita -prevista para esta noche de viernes 8 a sábado 9 de octubre a las doce de la noche- da un poco de vértigo y sobre todo causa mucho respeto. Pero aun así, 1.000 personas -200 de ellas mujeres- serán de la partida en Murguía. Creo que es bastante obvio decir que para poder tomar parte en una prueba de esta envergadura hay que estar muy bien preparado, tanto física como mentalmente. En mi modesta experiencia en este tipo de carreras, creo que incluso más preparado de mente, porque durante el transcurso de la misma, va a haber varios momentos que solo con las piernas no vale. Son esos momentos de duda, de miedo, de dolores, etc. que, con una cabeza fuerte y dura, se pueden afrontar hasta el punto de darles la vuelta completamente.

Alcanzar la cima del Gorbea

También es cierto que esta ultra de montaña tiene muchas cosas que la hacen especial ya que además de los paisajes que se podrán disfrutar, la aventura y el compañerismo la hace incomparable a otras carreras similares. Así, saldremos a medianoche del viernes para casi sin darnos cuenta en doce kilómetros, una hilera de linternas frontales, alcanzar la cima del Gorbea, con su cruz y su virgen velando por todos los participantes. Veremos cómo se presenta el tiempo, aunque casi con seguridad la cumbre nos recibirá con su característico viento, esperemos que no muy frio.

A continuación, llega una de las partes divertidas. Bueno, para algunos no tanto. En el descenso hacia Ubidea afrontaremos dos tipos de terrenos. Un primer tramo muy vertical, con zonas muy herbosas, pero seguramente húmedas, y un segundo sector ya por pista muy cómoda que hacen muy rápida sobre todo la parte final. Una vez en el pueblo, tendremos el primer avituallamiento para encarar una corta subida por un sendero muy bonito y desde allí otro descenso rápido y pista hasta Otxandio.

Allí, antes de llegar al siguiente avituallamiento se pasa por el centro del pueblo. Es un momento muy bonito porque, al igual que en Ubidea -incluso a esas horas de la madrugada-, suele estar lleno de gente para animar a los corredores.

Llega el momento más impredecible de la carrera. A pesar de que no llueva, el siguiente tramo hasta Urkiola es muy probable que esté bastante embarrado. Las características de la pista así lo presentarán. Hay bastante diferencia de pasar con barro a sin él, ya que la carga en las piernas se notará a posteriori. Así que es mejor guardar fuerzas en este tramo. Ya nos acercamos tras pasar por la basílica de Urkiola al segundo grande, el Anboto. Después de una bonita aproximación por pista y sendero, nos quedaran los últimos 800 metros antes de pasar por el control situado casi en la cima. Son metros muy duros de subida incómoda y sobre todo de bajada con precaución, más aún si la roca está húmeda.

Monte Orixol

Tras pasar por el collado Zabalandi y rodear el peñón de Izpizte, tocará, por lo menos en mi caso, apagar el frontal y recibir un precioso amanecer -eso espero- en la subida a uno de mis montes preferidos, el Orixol. Parece sacada de un cuento mágico por la mezcla de colores, tierra y verde en toda la ascensión. Coronado Orixol, una rápida bajada nos deja en el puerto de Kruzeta, justo en la mitad de la carrera. A continuación, una subida a Jarindo -cuidado con algunas de sus rampas- y una pista en descenso, excepto el tramo a Isuskitza, nos deja en Landa, la bien denominada base de vida.

Se trata de un momento crítico. Si vas bien sales reforzado ya que el cambio de ropa, el ver a amigos y la comida caliente te hacen venirte arriba, pero como llegues con dudas, el parar más de lo normal y ver la salida fácil hacia la retirada puede ser determinante. Por algo es el lugar donde mayores abandonos se producen. Por delante ya nos quedan los últimos 40 kilómetros de la prueba. Una subida dura hasta la cima de Usako Atxa tan solo es el aperitivo de lo que tenemos a continuación. Una bajada muy vertical por cortafuegos y otra subida algo más amable nos deja a pies del Albiturri. Tras un sube y baja continuo con otra fortísima rampa por sendero muy incómodo hasta llegar a una torre de televisión, nos encontramos con un tramo más llano justo antes de ascender al primer molino. Es en este momento donde empieza el tramo más psicológico de toda la Hiru Haundiak. Tenemos diez kilómetros donde iremos pasando uno a uno, por un terreno a veces cómodo y a veces no tanto, los 78 molinos del parque eólico de la sierra de Elgea. Eso sí, cuando terminemos con ellos ya habremos completado más del 80 por ciento de la carrera.

Encaramos otro terreno muy bonito pero cansado, sobre todo por los kilómetros acumulados, donde vamos encadenando buzones y, tras pasar por unos de los hayedos más espectaculares de la zona ,llega otro momento para el recuerdo: asoman enfrente nuestras las imponentes campas de Urbia con el majestuoso Aitzgorri a su derecha. Es el tercer grande.

La subida de este coloso se hace desde la majada del arbelar de Urbia, donde estará el anteúltimo avituallamiento antes de meta. Tras 3 kilómetros de durísima subida -no en vano la cumbre está situada en el kilómetro 91-, seguramente a algunos nos tocará ponernos de nuevo el frontal. Eso sí, seguro que disfrutamos, si las previsiones meteorológicas no se equivocan, de un atardecer colosal.

Una prueba dura

La bajada del Aitzgorri, para mi es unos de los peores momentos de toda la prueba, tanto porque las piernas ya dan para poco, como por el tener que afrontarla con oscuridad nuevamente. Será importante ser duro además de cuerpo de mente. Hay que pensar que la recompensa que nos espera nueve kilómetros abajo supera cualquiera de las penas que hayamos podido padecer. Porque eso es lo bonito de esta carrera, que en el fondo tiene más de aventura que de competición, que tiene un trato por parte de participantes, de público y de aficionados al monte en general, que la hacen única

Ya estoy contando las horas que faltan para arrancar este momentazo que es la Hiru Haundiak. ¿Y vosotros? ¿Corréis conmigo?

Viernes, 8 de octubre

Sábado, 9 de octubre

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