e cero a diez, mi nivel de confianza está en 11. Perdón, en 21". Novak Djokovic contestó con ese tono suyo entre desafiante y irónico cuando se le preguntó en qué momento llegaba al US Open tras no competir desde los Juegos de Tokio. Todos los ojos van a estar puestos sobre el número 1 del mundo y también la presión porque está a las puertas de hacer historia en el tenis, de alcanzar dos hitos que hace apenas un par de años parecían imposible. Si gana el último Grand Slam del año, Djokovic logrará algo que en la Era Open solo han conseguido Rod Laver y Steffi Graf: llevarse los cuatro grandes en el mismo año. Pero, sobre todo, con un triunfo el serbio romperá el desempate con Rafa Nadal y Roger Federer con esa mágica cifra de 21 Grand Slams conquistados, quién sabe si de forma definitiva habida cuenta de los problemas físicos que afectan a sus dos más encarnizados rivales que son junto a Dominik Thiem, el campeón del año pasado, los grandes ausentes este año en Flushing Meadows.
Djokovic dice llegar en un óptimo estado físico y mental y sabe, por tanto, de sobra lo que le espera en Nueva York. "Estoy tremendamente motivado. Sé que tengo cerca la opción de convertir un sueño en realidad, estoy ante una oportunidad histórica y quiero aprovecharla. Me reafirmo en que la presión es un privilegio porque esto es para lo que trabajo. Soy consciente de que tendré que manejar toda la presión y expectación que habrá en torno a mis partidos", reconoce el tenista de Belgrado. También asumió que "puede ser ahora o nunca, aunque creo que aún podría ganar algún Grand Slam más, pero cada año será más complicado", comenta.
Fuera las otras dos partes del Big Three, a los demás les queda la esperanza de romper el pronóstico desde un segundo plano que les puede venir bien. Djokovic, que debutará el martes ante el joven noruego Holger Rune, citó a los mismos que todos tienen en la cabeza: "Medvedev, Tsitsipas y Zverev". Los tres tienen una trayectoria reciente que les hace candidatos, pero eso ya ha pasado otras veces y siguen sin ganar un Grand Slam. "Estamos aquí para intentar que no lo consiga", proclamó el ruso.
En el torneo femenino, también hay dos grandes ausencias. Las dos hermanas Williams no jugarán por distintos problemas físicos y con ambas ya en los 40 años, parece que el presente ya no les pertenece, aunque Serena siga insistiendo en que no descarta alcanzar los 24 Grand Slams de Margaret Court. También faltará Sofia Kenin, que en los últimos meses no levanta cabeza y será baja tras haber dado positivo por covid-19 pese a estar vacunada. Así, las miradas apuntan a Ashleigh Barty, la número 1 del mundo y la jugadora más consistente, con cinco títulos este año, en el imprevisible circuito de la WTA, que hasta ahora no ha repetido semifinalistas en los tres Grand Slams y los Juegos.
Garbiñe Muguruza llega con la incógnita de cuál va a ser su ritmo de juego y con la necesidad de dar lo máximo desde el inicio porque su primera ronda es muy complicada. Su rival será la croata Donna Vekic, que ya ha sido cuartofinalista en el US Open, aunque este año sus prestaciones han bajado un poco. Otras dos jugadoras centrarán la atención en Nueva York por distintas razones. Naomi Osaka defiende título con el trasfondo aún de sus problemas para lidiar con la presión. El torneo, por si acaso, ya le ha advertido de que las ruedas de prensa postpartido son obligatorias. Por otro lado, este torneo será el último de Carla Suárez. El día que se despida del US Open la canaria colgará la raqueta para siempre.
El año pasado el torneo fue el primer Grand Slam tras el confinamiento por la pandemia y se disputó dentro de una rígida burbuja y sin espectadores. El covid-19 aún sigue presente, pero el deporte ya se ha abierto al público y el US Open no es una excepción. De todas formas, la organización ha decidido que todos los espectadores mayores de 12 años que asistan a los partidos deben presentar un certificado de haber recibido al menos una dosis de la vacuna y aconseja el uso de mascarilla en todos los recintos. Para los jugadores habrá medidas más laxas que en 2020, aunque se les realizarán pruebas de control cada cuatro días.
Muguruza tiene un complicado debut mañana ante Donna Vekic, por lo que tendrá que sacar su mejor nivel desde el primer día