ntre los más de 11.000 deportistas que participan en los Juegos Olímpico de Tokio, hay de todo, desde veteranos resistentes al paso del tiempo, incluso al aplazamiento de un año, hasta novatos que aparecen por primera vez y en edad muy temprana en una gran competición, probablemente para quedarse. Todos convivirán en la Villa Olímpica en igualdad de condiciones y buscarán su cuota de protagonismo en esta edición tan atípica y alterada por la pandemia.

La condición de deportista más joven en Tokio corresponde a Hend Zaza, jugadora siria de tenis de mesa, que tiene solo 12 años y supera por poco a Sky Brown, que con 13 será la más joven en la novedosa disciplina del skate. La deportista de más edad será la amazona australiana Mary Hanna, que con 66 años está en sus séptimos Juegos. También hay algunos casos de precocidad en la natación con la canadiense Summer McIntosh, de 14 años, que comparte equipo con Brent Hayden, el más veterano con 37 años, o con Katie Grimes, de 15 años, que es la nadadora olímpica más joven del equipo estadounidense desde 1996. En el atletismo emerge la figura del estadounidense Erriyon Knighton, de 17 años, que llega a Japón tras batir hace poco el récord del mundo junior de 200 metros que tenía Usain Bolt.

En Tokio también hay ejemplos de perdurabilidad olímpica, de deportistas que luchan contra la barrera de la edad. La tiradora georgiana Nino Salukvadze tomará parte en sus novenos Juegos con 52 años. Jesús Ángel García Bragado, un ejemplo casi indescifrable incluso para la ciencia deportiva, competirá en los 50 kilómetros marcha y en sus octavos Juegos con 51 años. La gimnasta uzbeka Oksana Chusovitina igualará esa cifra de participación con 46 años y serán los séptimos Juegos para el regatista argentino Santiago Lange, de 59 años. Beatriz Ferrer Salat, con 55 años, ha superado una importante lesión y participará en sus quintos Juegos a lomos de su caballo.

Hay otros deportes en los que la edad debería suponer una barrera mayor, pero varios cuarentones o casi, buscan su último baile olímpico, quién sabe. En el baloncesto competirán Pau Gasol, Luis Scola, Laia Palau y Sue Bird con 41 años; Ane Wauters, con 40; y Diana Taurasi, con 39. La futbolista brasileña Formiga, de 43 años, va por las siete participaciones olímpicas. En balonmano, Silvia Navarro resiste con 42 años y Alberto Entrerríos ha alargado su carrera para llegar a estos Juegos con 40 años. Julen Aginagalde, con 38 años, volverá a ser un pilar de la selección española. Alejandro Valverde, a sus 41 años, es uno de los favoritos para el oro en la prueba de ciclismo en ruta. Y destacable es el caso de la atleta alavesa Elena Loyo, en sus primeros Juegos con 38 años.

Tantos años de Juegos permiten estirar sagas o familias olímpicas o crear algunas nuevas. Por ejemplo, las hermanas estadounidenses Jessica y Nelly Korda son favoritas en golf. Su hermano Sebastian tenía su plaza en el tenis, pero al final renunció. Pau y Marc Gasol compartirán Juegos por tercera vez. Alberto y Tamara Abalde se estrenan como olímpicos, lo mismo que Willy y Juancho Hernangómez para igualar a su madre Wonny Geuer, que fue olímpica en Barcelona. La citada Summer McIntosh es hija de Jill Horstead, que estuvo en los Juegos de 1984. En esa misma cita compitió Julie Vollertsen, jugadora estadounidense de voleibol, y su hijo Nicolo Melli lo hará en Tokio con la selección italiana de baloncesto, y también Pamela McGee, una leyenda del baloncesto estadounidense, cuyo hijo Javale ha entrado a última hora en la selección masculina.

Los hermanos noruegos Filip y Jakob Ingebritsen darán que hablar en el tartán del Estadio Olímpico, Renaud y Valentin Lavillenie son la esperanza del salto con pértiga francés y Canadá presenta tres parejas de hermanos: las atletas Gabriela DeBues-Stafford y Lucia Stafford, los nadadores Halle y Cole Pratt y las waterpolistas Claire y Emma Wright. El colmo son Hanne y Kim, hijas de Philip Mestdagh, seleccionador belga de baloncesto. Jrue Holiday, flamante campeón de la NBA con los Bucks, es marido de Lauren Cheney, que ganó el oro olímpico de fútbol en 2008 y 2012. Y Tokio 2020 da hasta para una luna de miel atípica. La ucraniana Elina Svitolina y el galo Gael Monfils, tenistas, se casaron la semana pasada y competirán en busca de más oro que el de sus alianzas.

El aplazamiento de los Juegos ha destapado dos admirables historias de superación de dos deportistas que han vencido el cáncer y han recibido la recompensa de competir en estos Juegos. A la nadadora Rikako Ikee, una estrella en Japón, le fue diagnosticada una leucemia con 18 años y dos después, se ha ganado un hueco en su potente equipo. Carla Suárez había planeado para 2020 su retirada del tenis, pero un linfoma de Hodgkin truncó todo. La canaria no se rindió y aprovechó ese año de margen para que su despedida fuera sobre la pista.

Los que sigan las pruebas de hípica verán que con el equipo estadounidense de salto competirá Jessica Springsteen, que, sí, es la hija de Bruce, el Boss. Y este repaso a las curiosidades olímpicas de Tokio no puede dejar pasar a Pita Taufatofua, el abanderado tongano de torso desnudo en la ceremonia de inauguración de Río 2016. Entonces participó en taekwondo. Dos años después, lo hizo en esquí de fondo en los Juegos de Pyeongchang. Y en 2020 volverá a repetir en taekwondo. Quería participar también en kayak, pero no tuvo opción de clasificarse porque el covid redujo el número de pruebas.

La japonesa Rikako Ikee y la canaria Carla Suárez superaron el cáncer y han tenido la recompensa de competir en estos Juegos

La siria Hend Zaza, con solo 12 años, es la competidora más joven en Tokio; 66 tiene la australiana Mary Hanna, la más veterana