Diego Pablo Simeone, el entrenador del Atlético de Madrid, reforzó este jueves su proyecto y su compromiso con el club rojiblanco con la renovación de su contrato por dos años más, hasta el 30 de junio de 2024, junto a su actual cuerpo técnico, firmado en el estadio Wanda Metropolitano y anunciado esta tarde por el club.
Al segundo día de la pretemporada, después de meses de conversaciones que desembocaron en el acuerdo entre ambas partes, ya es un hecho la ampliación de su vínculo con la entidad madrileña, a la que dirige desde hace nueve años y medio como un técnico de récord, para la historia, cuya continuidad queda sellada aún más, con la Liga de Campeones como desafío pendiente. El último límite.
Su anterior contrato concluía en 2022; el nuevo se alarga hasta 2024, al igual que el núcleo de su cuerpo técnico, según comunicó el club madrileño en su página web: también han renovado Óscar Ortega, preparador físico; Pablo Vercellone, preparador de porteros; Nelson Vivas, segundo técnico, y Hernán Bonvicini, tercer entrenador.
A su servicio, un equipo diseñado y consensuado por él, que le transmite energía y crecimiento, al que preparó en el curso 2019-20, siempre sin salirse de la premisa ineludible de la clasificación para la Liga de Campeones, para dar el salto que dio la pasada temporada para ser el dominador de la Liga. El campeón irrebatible.
"La gente se cansa, seguro, no tengo duda. Se aburre, se cansa. Pero soy cabeza dura, muy cabeza dura. Sé que el club todavía puede seguir creciendo y ojalá podamos ayudarle a que siga creciendo", avanzó el pasado 22 de mayo, nada más ganar la Liga en Valladolid, con la victoria por 1-2 en el estadio Nuevo José Zorrilla, cuando fue preguntado por la prórroga de contrato que es un hecho ahora.
Fue el octavo trofeo en nueve años de una era memorable para el Atlético, reflotado de la nada, de una posición menor, en diciembre de 2011, cuando la destitución de Gregorio Manzano aceleró un reencuentro previsible, quizá no tan pronto, pero sí visualizado por Simeone, que se preparó desde 2006 para ser el técnico rojiblanco, para ser la leyenda que es ahora de la entidad de forma indudable. De entonces a ahora, sólo el centrocampista Koke Resurrección sostiene su ritmo. Es el único jugador que sigue desde su llegada.
Sus ocho títulos (las Ligas 2013-14 y 2020-21; la Copa del Rey 2012-13; las Ligas Europa 2011-12 y 2017-18; las Supercopas de Europa de 2012 y 2018 y la Supercopa de España de 2014) no los iguala nadie a lo largo de los 117 años de historia de la entidad, como tantos otros récords que lo han lanzado hacia cotas que no hace mucho, hace una década, se percibían más que imposibles.
Nadie ha ganado más que él en el conjunto rojiblanco (el pasado 10 de marzo superó las 308 victorias que logró Luis Aragonés y las rebajó en el tiempo, con 98 partidos menos que el 'Sabio de Hortaleza'), desde su debut el 7 de enero de 2012 con un 0-0 en La Rosaleda de Málaga, el origen de todo lo que ha venido después.
Son ya 317 victorias en los 527 encuentros (un 60 por ciento) entre todas las competiciones que ha entrenado al Atlético, con 124 empates, 86 derrotas, 875 goles a favor de su equipo y 388 en contra, adornados todos ellos por una cantidad de marcas que describen a un técnico incontestable en la historia de la entidad, clasificado para la Liga de Campeones sin pausa durante nueve años, con el récord de partidos dirigidos de Luis al alcance. Son 612.
En un cálculo a una media de 50 partidos por curso, con su renovación hasta 2024, con las tres temporadas que se le proponen por delante, Diego Simeone superará también ese legendario registro, siempre que el recorrido del equipo siga como hasta ahora, consciente como es el entrenador de que se vive de los resultados.
El único técnico capaz de ganarle la Liga al Real Madrid y al Barcelona en las últimas diecisiete temporadas, además en dos ocasiones, también ha registrado la mejor primera vuelta de la historia del Atlético (2013-14 y 2020-21), la mayor puntuación del club en la Liga (los 90 puntos con los que fue campeón en 2013-14), la mejor racha sin perder (23 partidos seguidos) o la de más victorias como local, con catorce en 2013. El récord databa de 1940.
"Sabemos cuál es el camino, aunque algunos todavía no nos crean, pero son los que nos hacen mejores", dijo cuando se proclamó campeón de su última Liga, dentro de ese estilo en el que se mueve el equipo con él, revolucionado el último curso con una vertiente más ofensiva frente a la prioridad defensiva por la que se movió habitualmente los años anteriores, criticado por algún borrón por tales planteamientos, sobre todo en la Liga de Campeones, que es su asignatura pendiente. Ha llegado a dos finales, pero no la ha ganado. Tampoco el Atlético en toda su historia, como una obsesión.
La final de 2016, cuando el Atlético igualó al Real Madrid con el 1-1, pero cayó en los penaltis; la derrota 3-0 en ese mismo torneo en el Santiago Bernabéu al curso siguiente, en las semifinales; la goleada sufrida contra el Juventus, por 3-0, en los octavos de final de 2018-19; o el 0-1 en contra con el Chelsea, el campeón de Europa, en la ida de esa misma ronda el pasado marzo, son los exponentes de algún fiasco, dentro de la altísima exigencia en la que se mueve el Atlético y el técnico, pero no admiten comparación con sus éxitos.
Simeone refuerza otra vez su apuesta por el Atlético. Y el Atlético, por él. A la estabilidad deportiva de la continuidad del técnico y de un proyecto sólido, encarrilada desde hace meses, se añade la económica a la que apuntó el club con la ampliación de capital aprobada el pasado mes de junio de 181,8 millones para mitigar los efectos de la pandemia en los ingresos de la entidad.
Simeone también es un valor económico, porque ha dimensionado deportivamente el club hasta una altura y una globalidad impensables hace diez años con la clasificación constante para la Liga de Campeones y porque el Atlético ha aumentado su presupuesto en un 297 por ciento con el técnico argentino, de los 129,8 millones cuando llegó a los 515 de 2020-21.