Lo de Julen Forniés en Reino Unido ha sido llegar y besar el santo. El técnico vitoriano se proclamó el pasado domingo campeón de la Liga británica con los Riders de Leicester Riders, una ciudad eminentemente de fútbol donde desempeña desde el pasado verano la función de asistente de su equipo de baloncesto. El aplastante triunfo ante Cheshire Phoenix (97-65) le permitió al club más antiguo del país británico sumar la vigésimo cuarta victoria en 30 jornadas, abrir la brecha suficiente respecto a London Lions y alcanzar la cúspide del torneo por quinta vez en su historia.

Este sonado éxito ha sido la recompensa al arduo trabajo de uno de los entrenadores más reputados del baloncesto alavés desde hace casi dos décadas. A sus 34 años, y tras pasar entre otros por el Araski, el Araberri e incluso el propio Baskonia, Forniés decidió hace meses probar fortuna por primera vez en el extranjero. El club de Liga Femenina le abrió la puerta sin problemas pese a que acababa de renovar una campaña más como preparador físico. Salir fuera de Gasteiz era algo que había merodeado su cabeza durante bastante tiempo. Una vez pudieron reanudarse las competiciones profesionales tras la pandemia, el joven técnico no dudó en emigrar a un lugar con poca tradición baloncestítica como Reino Unido, uno de los mercados en los que Jordi Bertomeu pretende entrar desde hace años para expandir más si cabe su negocio en la Euroliga.

El nivel de la Liga británica no se acerca ni por asomo al de, por ejemplo, la Liga ACB pese a los más de 30.000 jugadores federados o la firme voluntad de las instituciones por fomentar el baloncesto. Se diría incluso que el vigente campeón -plagado de jugadores británicos y estadounidenses en su plantilla- podría sufrir problemas para imponer su jerarquía en la LEB Oro.

Los Riders llamaron a la puerta de Forniés para que ejerciera una doble función de ser la mano derecha del laureado Rob Paternostro -14 títulos ligueros adornan su palmarés- en el primer equipo y también puliera a las promesas del conjunto sub-18. A esto último se dedica de forma intensiva básicamente por las mañanas, tramo del día en el que también trata de pulir a nivel técnico y táctico a las jóvenes promesas.

Tras sumar 14 victorias en los últimos 15 encuentros, los Riders han sellado un éxito en el que Forniés ha tenido su cuota de responsabilidad aportando todos los conocimientos adquiridos en Vitoria en los tres últimos lustros. Geno Crandall, con promedios de 16 puntos y 8 asistencias, y Mustapha Heron, fichado a mitad de temporada, han sido los héroes de un club que el pasado verano renunció a tomar parte en la Basketball Champions League de la FIBA.

Dado que ya se siente preparado para subir de escalafón en el banquillo, el siguiente paso en la carrera del vitoriano podría pasar por ser el primer entrenador de algún equipo de la BBL. Su prestigio ha subido de forma exponencial y, si llega una oferta interesante, quizá decida echar raíces en un país donde acaba de añadir un notable hito a su trayectoria profesional.