- Cuando aún restaba un mundo, a 7 kilómetros de la cumbre de Jebel Hafeet, un puerto de 10,8 km al 5,4%, se desconchó Valverde, un ciclista de otra era. Un kilómetro después, se cuarteó Froome, un campeón que persevera pero al que no le alcanza desde que se astilló. A ambos les pusieron la soga de la caducidad los verdugos que vestían el maillot del UAE, la armada de Tadej Pogacar, el exuberante y joven líder, que certificó su estatus en el duelo al sol con Adam Yates. En una montaña desnuda, con el aspecto lunar que le concede el desierto, no había donde esconderse y de ahí emergió poderoso Pogacar, un campeón de cuerpo entero que liquidó al Ineos y al Jumbo para hacerse más grande aún.
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