- No hay triunfo sin sufrimiento. Las grandes conquistas, las más celebradas, requieren de una importante cuota de angustia que hace de la capacidad de superación una herramienta indispensable para mantenerse en pie al término de la batalla. El éxito no fue diseñado para los dubitativos. Tampoco para quienes aflojan en los momentos determinantes. La presión, enemiga a la cual tener bajo control a fin de no verse aplastado por ella, amenazaba ayer con lastrar a un lanzado Erik Jaka, quien se encontraba ante su primera gran final en medio de un escenario del todo inusual. Nada de eso importó al de Lizartza. Volvió a estar por encima de las circunstancias, del contexto, en la cita más esperada.
Su crecimiento continúa su curso. Gigante en el Bizkaia, el guipuzcoano no hizo sino reforzar su figura hasta límites insospechados. "Pocos creían en mí", lanzó de hecho en la rueda de prensa posterior a su gran victoria. La más deseada. La más cotizada. Sufrió, pero venció. Como lo hizo ante Bakaikoa en octavos de final, cuando se impuso por un 22-20 que repitió ayer. Entonces pudo caer y morder el polvo, pero sobrevivió y se plantó en cuartos de final para hacer descarrilar a Urrutikoetxea (13-22). En semifinales no dio opción alguna a Elezkano II, a quien arrolló 6-22 para dar continuidad a un progresivo crecimiento que quedó de manifiesto en la tarde de ayer para desgracia de Altuna III.
A pesar de que el cartel de favorito correspondía al delantero de Amezketa, la realidad es que Jaka fue más y mejor. Nacido en marzo de 1994, ya puede decirse sin temor a nada que pasa a ser una referencia de cara al futuro próximo. Se lo ha ganado a pulso. Debutante en 2013 en el templo del Astelena de Eibar, en su palmarés lucen desde ayer cuatro conquistas, una de las cuales, la última, le sacará una sonrisa de por vida. Campeón del Cuatro y Medio de Promoción en 2016 y del Parejas correspondiente a la misma categoría en 2014 y 2015, el de Lizartza puede presumir a partir de ahora de ser un justo campeón del Manomanista de Primera. Casi nada. La alegría, cómo no, no tardó en invadir su cuerpo y mente al alcanzar en pie el cartón 22, si bien confesó tras la victoria que "no soy consciente de lo que he hecho, pero tendré que creérmelo".
El triunfo ante su amigo Altuna III, para más inri, lo firmó mermado por una dolencia en el muslo izquierdo que le acompañó durante la segunda mitad de una final tras la que quiso pasar del asunto. "A mitad del partido he empezado a sentir la molestia, pero podía seguir. En la parte final se me ha agarrotado el pie y parte de los saques que me ha hecho Jokin ha sido por eso, porque no podía hacer la fuerza suficiente con el pie, pero es lo que hay en el deporte y no por eso tengo más mérito ni nada", apuntó Jaka, quien agregó que "son cosas que pasan en el juego y esperemos que no haya rotura y se quede solo en una contractura bastante fuerte".
A la espera de conocer el alcance exacto del contratiempo, el guipuzcoano puso en valor que "poco a poco he ido haciéndome mi lugar sin que nadie me haya regalado nada y siempre no podré tener este tipo de logros, pero esto me da una gran motivación para seguir adelante". "Si ganando a Urruti estaba flotando y tras vencer a Danel estaba en el cielo, todavía no asimilo esto, pero he conseguido una txapela en el mano a mano de Primera y estoy muy orgulloso de mí mismo y de toda mi gente, la que me sigue y me apoya, además de mi entrenador y de Jokin, una persona maravillosa que si estoy aquí es también gracias a él", indicó asimismo el nuevo campeón del Manomanista, que como buen amante de la NBA puso de ejemplo las remontadas que pueden darse en la mejor liga de baloncesto del mundo, así como en el fútbol o en cualquier otro deporte para restar importancia a su sufrimiento para cerrar la final ante Altuna III. Tras perder a su ama el año pasado, Jaka mostró ayer toda su grandeza en la cita más esperada, en la que "he sabido hacer bien lo mío desde el principio para meter a Jokin en mi terreno y creo que he logrado ser más que él durante todo el partido". Así fue.
"He ido haciéndome mi lugar sin que nadie me haya regalado nada; me da una gran motivación"
Campeón del Manomanista