El portugués Miguel Oliveira (KTM RC 16) salió decidido a ser "profeta en su tierra" y lideró el Gran Premio de Portugal que se disputó en el circuito de Portimao de principio a fin y con pasmosa autoridad, por delante del australiano Jack Miller (Ducati Desmosedici GP20) y del italiano Franco Morbidelli (Yamaha YZR M 1).
Oliveira salió como una exhalación nada más apagarse el semáforo con el claro objetivo de intentar ser protagonista en la carrera de "su" casa, pero tras su estela había una serie de pilotos "ávidos" de cerrar la temporada con un buen resultado.
El campeón del mundo en título, el español Joan Mir (Suzuki GSX RR) que salía vigésimo -penúltimo-, cubrió la primera vuelta en la duodécima posición, mientras el italiano Francesco "Pecco" Bagnaia (Ducati Desmosedici GP20) tuvo que tomar el camino de talleres con problemas físicos tras darse un golpe con la moto de Joan Mir.
Mientras Oliveira conseguía ya más de un segundo de ventaja en su tercera vuelta, Joan Mir se tocaba por detrás con el francés Johann Zarco (Ducati Desmosedici GP20) y para evitar la caída levantó su moto y se fue recto, lo que le hizo perder más de cinco posiciones en su regreso al asfalto.
Además de Bagnaia, también tomó el camino de talleres el surafricano Brad Binder (KTM RC 16) por el mismo motivo, en tanto que por delante la ventaja de Miguel Oliveira era cada vez mayor, con un ritmo impresionante vuelta tras vuelta.
Con el portugués destacado, por detrás Franco Morbidelli (Yamaha YZR M 1) se "instaló" en la segunda posición, perseguido por el australiano Jack Miller (Ducati Desmosedici GP20) y con el británico Cal Crutchlow (Honda RC 213 V) un poco más atrás, en cabeza de un cuarteto en el que estaban Pol Espargaró (KTM RC 16), Stefan Bradl (Repsol Honda RC 213 V) y Johann Zarco.
Más atrás un grupo encabezado por el español Alex Rins (Suzuki GSX RR) en el que también estaban el japonés Takaaki Nakagami (Honda RC 213 V), el italiano Andrea Dovizioso (Ducati Desmosedici GP20), el francés Fabio Quartararo (Yamaha YZR M 1) y Alex Márquez (Repsol Honda RC 213 V) y Aleix Espargaró (Aprilia RS-GP).
A diez vueltas del final los problemas técnicos de Joan Mir se incrementaron y tuvo que tomar el camino de su taller para que sus ingenieros lo intentasen solucionar, sin éxito, y que no eran nuevos, pues ya en los entrenamientos oficiales la electrónica le jugó una mala pasada y lo relegó a la vigésimo posición.
En cabeza, Miguel Oliveira supo mantener las diferencias mientras Morbidelli intentó aguantar los ataques de Jack Miller, que le superó en la última vuelta a pesar de todos sus esfuerzos, en tanto que Pol Espargaró se encontraba entre ellos, cuarto, y el grupo perseguidor, encabezado por el japonés Nakagami y en el que nadie cedía un ápice de terreno al rival, pero sin que nadie pudiese quitar el quinto puesto al nipón.
Alex Espargaró (Aprilia RS-GP) consiguió una meritoria octava plaza tras una ardua pelea con Andrea Dovizioso y Srefan Bradl, por delante de Alex Márquez y de Johann Zarco, que fue décimo, con Maverick Viñales undécimo y Alex Rins decimoquinto