- Ha vivido gran parte de la temporada desde la sombra, hasta que su regularidad, sin las estridencias de las victorias, le alzó en lo más alto del Campeonato del Mundo de MotoGP. Cuando ocupó el liderato le vertieron exigencias, las de ganar carreras para ser merecedor de su condición, como si ser líder no fuera su derecho. En una competición que prima a quien más puntúa, Mir estaba envuelto por las críticas, que, centrando las miradas en el propio Mir y su ausencia de victorias, devaluaban la importancia de un título que se otorgará sin la oposición de Marc Márquez. Pero a Márquez, como apuntó Mir, "no lo han raptado", simplemente "asumió mucho riesgo".
La falta de una jerarquía clara en MotoGP -ayer se dio el noveno ganador distinto después de doce carreras (se igualó el récord de 2016)- ha nutrido ese discurso, el del abaratamiento de la puntuación para ser campeón. Pero la lectura del contexto se puede invertir: se podría hablar de uno de los años en los que más ha costado repetir triunfos, uno de los cursos de mayor competencia. Y cuando cuesta ganar porque la pluralidad es máxima, entra en juego la virtud de Mir. "Lo importante es que cuando no hemos podido ganar hemos sido conscientes de ello". Es decir, ha sabido renunciar al riesgo en lugar de cegarse por las opciones de mejores resultados y victorias. Aunque, rodando con asiduidad en los puestos delanteros y con paciencia, el día de la victoria "tenía que llegar tarde o temprano". Ha llegado en el momento idóneo. Joan Mir, con los réditos de su primera conquista, acaricia su primer título de MotoGP. A falta de 50 puntos por repartirse, aventaja en 37 a sus dos más inmediatos rivales.
Mir vive su quinto año en el Mundial. Afronta su segundo curso en la categoría reina. Sin embargo, ha impartido una lección de interpretación de las situaciones. A sus 23 años ha obrado como un veterano. "Haber llegado aquí tan rápido me ha hecho madurar más rápido", justificaba ayer. La carrera del Gran Premio de Europa fue una representación de su actuación a lo largo de la campaña. En Valencia no se impacientó ante el protagonismo de otros, en este caso de su compañero en Suzuki, Álex Rins, para crecer desde la sombra, sin la presión y la responsabilidad de abrir camino.
Mir partió desde la quinta pintura. En la cuarta vuelta alcanzó la segunda posición; Rins rodaba ya en cabeza tras adelantar al poleman, Pol Espargaró. Mir, a rebufo de la otra Suzuki, montó la tienda de campaña. Y aguardó a su momento, cobrando la ventaja del análisis de las facultades de su rival. "En la curva 11 me equivoqué con la marcha, me fui largo", relató Rins. A 11 vueltas del final se abrían de par en par las puertas de la victoria para Mir. Pasó sin pedir permiso. Esparció en pista las décimas que tenía escondidas, reprimidas en calidad de amenaza. "Me he puesto tranquilo, he puesto flow (fluidez, cadencia, plena atención en el disfrute de la actividad) y he empezado a avanzar". Rins claudicó de inmediato, porque delante se desató una bestia con ruedas. Con un ritmo tres décimas más rápido por vuelta, pronto sentenció la prueba. "Ganar era algo que estaba pululando por mi cabeza, y era algo que tenía que quitármelo de encima". Mir escogió su movimiento como un metódico ajedrecista. Aguardó al fallo, a la fisura para mover ficha. Ganó la guerra sin entrar en batalla. Mir sabe elegir. Es listo.
En este momento crucial del campeonato, si a la impecable actuación de Mir se le suma el bochorno de su competencia, el título queda en bandeja. Del multitudinario elenco de candidatos a campéón, el que más cerca estaba de Mir en el Mundial, peor clasificó: Quartararo, que se fue al suelo en la primera vuelta, acabó 14º; Viñales, que salió desde el pit-lane por montar su sexto motor y excederse del límite de cinco, fue 13º; Morbidelli, 11º; Dovizioso, 8º. Todos ellos pueden aludir al escaso margen para la puesta a punto -viernes y sábado se rodó en mojado y ayer se corrió en seco-; para Mir o Rins no hubo excusas. Y eso que los otros aspirantes se beneficiaron de la cantidad de abandonos (Aleix Espargaró, Crutchlow, Bagnaia, Álex Márquez y Salvadori por caídas; Rossi y Rabat por problemas mecánicos). Rins fue el único que debatió con Mir, pero terminó segundo. Así, tanto Quartararo como Rins quedaron a 37 puntos del líder. En la penúltima cita, el Gran Premio de la Comunitat Valenciana, Mir podrá coronarse si cede un máximo de 11 puntos con sus rivales más próximos.
Pol Espargaró completó el podio, honrando a una KTM que metió a sus tres pilotos en el Top 7. Oliveira fue quinto y Binder, séptimo. Honda selló un cuarto puesto con Nakagami. Otras marcas referentes se hundieron. El mejor resultado de Ducati fue la sexta plaza Miller, con una moto satélite; la Yamaha más destacada fue undécima, con Morbidelli, piloto de otro equipo filial.
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