El Bayern Múnich se proclamó campeón de la Supercopa de Europa tras derrotar (2-1) a un Sevilla heróico que resistió hasta la prórroga, pero que terminó sucumbiendo a la máquina bávara, que gozó de multitud de ocasiones hasta que Javi Martínez decantó la balanza a los 104 minutos de un partido disputado en el Puskas Arena de Budapest.
No hay que frene a este Bayern, un equipo mayúsculo que lleva seis meses en estado de gracia. En concreto, 22 partidos consecutivos sin perder que le han dado la Bundesliga, la Copa, la 'Champions' y este jueves, la Supercopa de Europa pese a la capacidad de resistencia del Sevilla, que también tuvo sus opciones de cambiar el signo de la final.
La noche no pudo comenzar mejor para el seis veces campeón de la Europa League, que no esperó al primer cuarto de hora para tomar ventaja en el marcador. Una jugada del eterno Jesús Navas, el mejor del conjunto andaluz, terminó en el pecho de De Jong, que entregó a Rakitic en posición franca para el remate. El croata, que redebutaba como jugador sevillista, fue derribado por Alaba.
El árbitro dudó en su decisión, pero acabó señalando el punto de penalti. Lucas Ocampos no falló y adelantó a los suyos contra todo pronóstico. El gol enrabietó a un Bayern que desplegó todo su poderío minutos después y sometió al equipo de Julen Lopetegui. El dominio en el centro del campo pronto se tradujo en mucho trabajo para Bono.
El portero marroquí salvó al Sevilla en más de una ocasión, sobre todo en los 20 minutos posteriores al gol. El vendaval parecía no tener fin entre pases diabólicos, precisión en los envíos y el imán que tenían en sus botas los jugadores del Bayern, dueños de cada rechace y de todos los balones aéreos. El peligro era constante y más que evidente.
Primero fue Muller, que perdonó en el área pequeña, luego Pavard, que rozó la madera con un disparo violento y después Lewandowski completó el carrusel de ocasiones con una mala vaselina que no superó a Bono por muy poco. Dos minutos después del mano a mano del delantero polaco llegó el empate. El cántaro había ido demasiadas veces a la fuente.
Goretzka colocó el 1-1 en el luminoso del Puskas Arenas, que albergó casi un tercio de su aforo en una medida novedosa de la UEFA tras la pandemia por el coronavirus. Los abrazos entre seguidores no desaparecieron con los goles de los suyos. El Bayern había hecho justicia a su magnífico ejercicio de superioridad.
El Sevilla, por su parte, resistió con orgullo y mucho carácter. No fue fácil contener el juego de su rival, pero derrochó coraje en su área, con Diego Carlos y Koundé apagando todos los fuegos y Fernando incrustándose entre la posición de ambos como si fuese un zaguero más. Lopetegui había exprimido su pizarra para desesperar al campeón alemán.
Dos goles anulados
Los pupilos de Hansi Flick siguieron dominando en la segunda parte aunque Navas se empeñase en buscar las cosquillas a Lucas Hernández. Los centros del internacional español se convirtieron en el mejor recurso hasta que llegaron las primeras sustituciones. El partido seguía en poder de los bávaros.
Lewandowski reclamó su momento y encontró el camino del gol en una jugada de videojuego que hilvanó con Muller, pero el árbitro recurrió al VAR para decretar fuera de juego. Diez minutos después, el ariete polaco volvió a ser protagonista en otro gol sin validez por falta en el pase previo al remate. El Sevilla aguantaba con mucho oficio porque Gnabry tuvo el segundo en otra acción que Fernando sacó casi en la línea de gol.
Así fueron pasando los minutos y el campeón de Europa dominaba, pero no lo plasmaba en el luminoso hasta que En-Nesyri tuvo la mejor ocasión del partido en un mano a mano a cuatro minutos para el final. El ex del Leganés se topó con Neuer, que detuvo el zurdazo al palo corto frustrando un final épico y llevando el envite a la prórroga.
En la media hora final, En-Nesyri volvió a tener un mano a mano y otra vez se le hizo pequeña la portería. Esta vez maniobró mejor, pero el palo y Neuer dejaron sin premio al africano. El Sevilla sabía que no tendría muchas más y que su mejor carta eran los penaltis. El esfuerzo hizo mella en los de Lopetegui. Pero no hubo esa suerte. A un minuto del descanso de la prórroga apareció la cabeza de Javi Martínez para llevar el título a Alemania.
El centrocampista español, con un pie fuera del Bayern porque negocia su regreso al Athletic Club, metió la testa tras un despeje de Bono para poner el definitivo 2-1. Siete años después, Javi Martínez ha vuelto a ser el héroe de la final en la Supercopa de Europa. En 2013, su gol al Chelsea forzó los penaltis y acabó cayendo el título. El de este jueves fue definitivo para dejar sin premio al Sevilla.