El Sevilla superó con mucha autoridad al Roma (2-0) en el partido disputado este jueves en Duisburgo (Alemania) ante el Roma y se planta en los cuartos de final de la Liga Europa, torneo en el que mostró ante el rival italiano que quiere ganar y lograr su sexto trofeo de campeón.
El lateral izquierdo Sergio Reguilón (m.22) y el delantero marroquí Youssef En-Nesyri (m.44) pusieron los goles del equipo de Julen Lopetegui en una primera parte en la que el conjunto español se mostró muy superior, para después en la segunda estar mas contemplativo pero siempre con el control de la situación y hasta con varias ocasiones para aumentar el marcador.
Llegaron los dos equipos con las buenas sensaciones que dejaron en la recta final de sus respectivos campeonatos domésticos y en el caso de los sevillistas con la participación asegurada en la próxima edición de la Liga de Campeones al quedar cuartos en el campeonato.
La escuadra romana, quinta clasificada en su liga, también se garantizó jugar un torneo continental, la Liga Europa, y solo si ganaba esta competición podría estar el venidero ejercicio en la 'Champions'. El partido fue catalogado como una 'final' en los dos clubes, al jugarse la eliminatoria con un único encuentro y en campo neutral, y pareció en su arranque que el Sevilla quería ser el dominador del balón.
A los siete minutos el argentino Lucas Ocampos reflejó esta supremacía con un gran remate desde lejos que hizo lucirse al meta exbético Pau López, mientras que el rival esperó agazapado para sorprender a la contra. La insistencia del equipo que entrena Julen Lopetegui tampoco tuvo premio a los doce minutos, cuando el central francés Jules Koundé se encontró con el larguero en un cabezazo a la salida de un córner.
En cualquier caso, la formación española estuvo muy bien plantada en el centro del campo con el trabajo del brasileño Fernando Reges y de Joan Jordán y la creación del argentino Éver Banega. A los hombres que dirige el portugués Paulo Fonseca les costó salir de la presión que le ejerció el adversario y su trío de atacantes, el armenio Henrikh Mhkitaryan, el italiano Nicolo Zaniolo y el bielorruso Edin Dzeko, entraron muy poco en juego.
Así llegó el merecido premio para los sevillistas, con una incursión rápida de Sergio Reguilón, quien remató fuerte y por bajo sin que Pau López estuviera muy acertado a la hora de evitar el gol. El tanto llegó unos minutos antes de la pausa de hidratación, en la que Paulo Fonseca intentó corregir las muchas carencias que ofreció su equipo frente a la movilidad y rapidez en el desplazamiento del balón del Sevilla, que en las botas de Jesús Navas tuvo cerca a la media hora el segundo tanto.
Sólo en la última fase de la primera parte el Sevilla bajó algo en su intensidad en la misma medida que el Roma quiso irse hacia la portería que defendió el marroquí Yassine Bono, pero el también marroquí Youssef En-Nesyri se ganó su camiseta de titular y puso el segundo poco antes del descanso tras una buena jugada de Ocampos.
En la segunda parte, el equipo de la capital italiana salió con mas ímpetu, pues no le quedó mas remedio con el 2-0 adverso, y así Mkhitaryan ensayó el primer remate con peligro de los suyos en todo el partido.
Fonseca sacó al terreno pronto a dos jugadores para darle mas potencia al equipo, Lorenzo Pellegrini, éste con una máscara protectora de su dañada nariz, y el español Carles Pérez. Con ellos el Roma se mantuvo mas protagonista ante un Sevilla contemplativo y que esperó al rival para salir en alguna contra que pudiera ser definitiva.
Dzeko, a los setenta minutos, tuvo una oportunidad para acortar distancias para un Roma al que le empezó a faltar tiempo en busca de la remontada y mas pudo ser si el VAR no le anula un gol a Koundé por fuera de juego.
Pese a ello, los de Lopetegui controlaron sin grandes sobresaltos y los minutos pasaron a su favor, hasta el punto que pudo acabar con algún gol más, como en la oportunidad de Éver Banega, que estrelló un libre directo en el larguero en el minuto noventa, u otra de Koundé en la prolongación.
El Roma, ya con los brazos bajados y fruto de su impotencia, se quedó con diez jugadores en el último lance al ser expulsado Gianluca Mancini, tras consulta con el VAR, por un codazo al neerlandés Luuk de Jong.